Domingo, 21 de junio del 2015. 11:00 pm
Estamos en un restaurante donde pedimos cervezas sin parar. La celebración apenas está empezando y probablemente yo soy la única que se siente un poco culpable por estar aquí.
Porque estamos celebrando que nuestra horrible maestra de inglés al fin ha sido despedida y una maestra mucho más simpática ya es su reemplazo oficial, por lo que todo el salón está metido en este bar lujoso mientras bebemos y contamos anécdotas de la horrible maestra y las quejas que dimos de ella ante el consejo escolar.
—¿Recuerdan esa vez que le arrancó una hoja al libro de Dave y fingió usarla como papel de baño?
—¿Se acuerdan cuando Julie fue llorando con el rector a pedirle que la echaran?
—¿Y esa vez cuando hizo llorar a la maestra de cálculo?
Antes de que alguien se lo pregunte, sí, todas esas anécdotas son ciertas. Me doy cuenta de que en realidad no debería sentirme culpable y me empino mi cerveza. Lo cierto es que no estoy acostumbrada a beber y después de un par de cervezas siento una euforia extraña y unas ganas alocadas de bailar.
Se escucha "Shadowplay", la versión de TheKillers, y sin dudarlo me levanto a bailar frente a todos. Cuando llega esa parte instrumental del final de la canción estoy bailando como loca, saltando, pegándole a la gente con mi pelo y moviendo la cabeza sin parar.
¿Quién dijo que está mal alocarse un poco? Cuando acaba la canción estallo en risitas histéricas y me siento junto a los demás. Mis amigas me palmean la espalda y unos chicos gritan.
—¡Isa! ¡Isa!
Me rio de nuevo y estoy a punto de tomar otra cerveza cuando mis amigas gritan y me dan con el codo en el estómago.
—¡Ay!
—¡Isa! ¡Mira a ese muchacho, por Dios! ¡Es guapísimo!
Volteo hacia donde están viendo ellas y casi me atraganto con mi propia saliva, oh sí, ese chico sí que es guapo, más que guapo en realidad. Juraría que debe ser modelo o actor, ese tipo de belleza nunca pasa desapercibida.
—¡Está mirando hacia acá!
Pero sé que está fuera de mi alcance, si está mirando a alguien debe ser a Esther, la chica más guapa y, ejem, zorra del salón, así que no me interesa.
Me levanto a bailar otra vez y en esta ocasión casi todas las chicas se disponen a hacerlo también. Ahora está "Problem" de Ariana Grande, una canción que en realidad no tengo idea de cómo bailar (sé que si no estuviera un poco borracha jamás haría esto), pero lo único que me importa es moverme, así que me limito a brincar, a copiar a mis amigas y a reír a carcajadas aprovechando el ruido de la música.
En mitad de la canción siento unas manos en mis caderas, me giro y veo que es Jordan, el chico más patán de toda la preparatoria y que me mira con fingida inocencia y dice algo que no puedo oír por la música, pero alcanzo a leer sus labios:
—Eres muy guapa.
Una vocecita en mi cabeza me dice que debo estar más borracha de lo que creía como para hacer esto, pero la ignoro y llevo a Jordan de la mano hasta el otro extremo del bar. No espero a que diga nada, agarro su nuca y lo beso.
Él responde con entusiasmo, demasiado en realidad, y mientras tanto yo rememoro lo que me está llevando a hacer esto:
Mi madre, que lleva una semana sin presentarse en la casa y sin siquiera enviarme un mísero mensaje de texto, y James, el chico que me rechazó ayer mismo porque... porque resulta que ¡odia a las chicas gordas como yo! Sí, eso fue justo lo que dijo.
Me doy cuenta de que estoy llorando y de lo estúpido que es estarme besando con el tarado de Jordan para empezar, así que lo empujo y giro para alejarme de él.
—¿Pero qué rayos te pasa?
—Déjame Jordan, estaba muy borracha, sólo olvídalo ¿sí?
Pero él está molesto y no lo culparía sino fuera porque no deja de apretarme el brazo.
—¡Que me dejes!
Cuando estoy a punto de empujarlo otra vez, un chico se interpone entre él y yo.
—¿En qué idioma necesitas que te lo digan? —Esa es una voz sorprendentemente masculina, que sé muy bien que no es de Jordan.
Jordan me suelta, parece impresionado y noto por qué cuando veo al chico que me ha ayudado. Es ese que parece modelo o actor de Hollywood.
—Te llamare un taxi —me dice.
—No hace falta, estoy con mis amigos —los señalo, están bailando en el otro extremo del bar.
Él hace una mueca. —No creo que debas seguir bebiendo, no en tu estado.
¡¿Pero qué...?! —¿De qué hablas? ¡No estoy embarazada!
Él mantiene la calma, mientras me lleva a la salida del bar.
—No, pero estás llorando y después de eso siempre viene una llamada histérica al ex donde lloras a gritos en su oído o cosas peores —me mira de reojo,— créeme, sé lo que es eso.
—Oh. —Seguramente es cierto.
Dejo que me lleve a un taxi y que pague por mí en cuanto digo mi domicilio y que se despida de mí con un apretón de manos, (¿de dónde ha salido este chico?) y finalmente cierra la puerta del taxi y estoy camino a casa.
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Operation Greece
FantasiaDos bandos. Dos mentes. Un objetivo común. Cuál es el objetivo? Solo ellos lo saben. ¡Olvida lo que sabes de los dioses griegos! No creo que te sirva de mucho. Ésta no es la simple historia que sueles leer en libros acerca de ellos, sino la de cóm...