¡A la mierda tú y tu opinión! ¿Cómo puedes ser tan ciego?... ¡No sabes una mierda sobre mí! ¡No sabes ni una maldita cosa sobre mí!... Cortaras profundo pero no sangrare, así que patéame, patéame cuando este abajo
15 de Octubre 2015
-¡Basta!- gritaba, pero obviamente nunca iban a escucharme porque lo gritaba para mis adentros. Quería salvarlo pero no debía, no si quería mantener mi reputación intacta.
El chico de cabello azabache estaba tirado en el piso con sus manos en su estómago amortiguando los golpes que recibía por parte de mis compañeros. Su rostro pálido ahora estaba combinado con el color de la sangre, sus ojos cerrados con fuerza pero no había quejas ni gritos pidiendo ayuda.
-Vamos Frank ayúdanos con este inadaptado- Bob grito mientras una patada caía en la espalda de aquel chico.
-No Bob hoy no estoy de humor- dije dándome la vuelta mientras me rascaba la nuca demostrando desinterés pero ¡Mierda! Eso me interesaba tanto, pero no podía defenderlo como quería o como el esperaba.
-No enano tú lo haces porque lo haces- grito Bob y corrió hasta tomarme por los hombros para llevarme de vuelta hacia su víctima.
-¡No idiota, no quiero que no entiendes estúpido!- grite con el tono de voz más fuerte y violento que pude sacar en ese momento.
-Frank si no lo haces creeré que eres un marica y no te gustaría ser conocido como el marica del establecimiento ¿o sí?- Bob soltó una pequeña risa maliciosa luego de eso.
Claro que no lo quería desde que vine aqui había sido el inadaptado en todos los lugares, antes yo era esa victima a quien golpeaban en los recesos. No se en que momento había adquirido amigos pero eran los amigos más estúpidos de todo el mundo, esos acosadores que tanto odiaba. Después de ser la victima fui el agresor y ya nadie podía lastimarme más, ya mucho me había costado adquirir esta reputación como para perderla por un "chico" pero el problema es que ese no era solo un "chico" para mí.
-Lo lamento Gee- dije en mi mente antes de atreverme a golpearlo.
Gerard levanto sus ojos morados y su nariz sangrada para verme, su mirada tan triste al borde de las lágrimas -Lo lamento de verdad- y sin pensarlo más mi pie golpeo su vientre.
Gerard cerró de nuevo los ojos por el dolor y en el suelo en forma fetal comenzó a llorar.
-Maldita rata asquerosa- dijo Bob riendo al igual que mi otro compañero Ray y escupieron en su rostro antes de comenzar a alejarse.
Me quede un rato más de pie a su lado esperando a que Gerard se levantara y me viera, pero no lo hizo. Llegue a preocuparme incluso pensé en levantarlo y llevarlo a la enfermería.
-¡Frank vámonos ya!- dedique una última mirada al cuerpo delgado y pálido de Gerard una vez más antes de correr de nuevo hasta estar al lado de Bob y Ray, mis "amigos" No, ya no había tiempo de ir a la enfermería.
-Ese es un ser tan repugnante espero y no se pueda mover nunca más para no volver a ver su asqueroso rostro- dijo Bob a Ray
-Pobre idiota ¿Verdad Frank?- dijo Ray
-Si...- Malditos no saben ni una mierda de lo que realmente pienso de el
-¿Solo si?- Bob apretó fuerte mi hombro
-Si... me da asco- dije seriamente.
Me coloque la capucha de mi sudadera negra y seguí caminando en silencio mientras escuchaba a Ray y Bob hablar de él, de Gerard.
Las clases pasaron más lentas de lo normal, esto era asqueroso. Solo quería regresar a casa y quizás... Agh.
Cuando la campana que indicaba la hora de salida al fin se escuchó, corrí lo más rápido que pude a traer mis cosas al casillero. Era común en mí nunca despedirme de mis amigos y correr sin importar a cuantos golpeara en mi paso, tomar mis cosas y correr de nuevo hasta el lugar donde iba todas las tardes.
-¡Frank!- Un grito femenino se escuchó a mis espaldas.
Me di la vuelta para encontrarme con una joven.
-Frank, necesito hablar contigo-
-No tengo tiempo señora debo irme ¡Adiós!- dije dándome la vuelta para escapar, pero sus largas uñas estaban clavadas en mi brazo trayéndome de vuelta
-Necesitas venir conmigo si quieres mejorar, vamos- me molestaba tanto el tono de su voz como si estuviera preocupada por mi ¡Lo odiaba tanto! Sus preocupaciones nunca son sinceras, solo lo hacen para hacerte sentir culpable de tu conducta y a mí me valía una mierda mi conducta
-Disculpe pero con todo el respeto que se merece ¡NO MALDITA SEA, NO QUIERO MEJORAR!- bruscamente saque mi brazo de su agarre y esta vez corrí mas rápido para que no pudiera seguirme.
Después de tantos minutos caminando mientras jugaba con una lata de cerveza llegue a mi lugar favorito en el mundo. -Respira Frank y solo pide tus más sinceras disculpas- repetí en mi cabeza antes de entrar por la puerta trasera de aquella casa. No había nadie en la sala principal, ni en la cocina así que corrí las escaleras hasta el segundo piso hasta quedar de pie en esa puerta de madera decorada por un pequeño cartel con la imagen de una persona leyendo (en el estilo de una señal de alto) y con letras debajo que decían "No distraigas al lector"
Abrí la puerta de la habitación en silencio encontrándome con ese chico recostado en la cama de lado viendo hacia la pared contraria.
Camine despacio con una pequeña sonrisa en mi rostro hacia ese hermoso ser humano, me hacía muy feliz verlo. Toque su espalda con mi mano y me acerque a su oído, besando su sien.
-Gee, Gee, Gee, Gee-
-Basta- su voz salió ronca, escondió su rostro más en su almohada
-Gerard, lo lamento tanto sabes porque lo hice- estaba realmente triste porque quería que me creyera pero parecía que ni siquiera quisiera verme
-¿Por qué no quieres que sepan que eres mi novio?- Gerard se sentó dándome la cara, está demasiado lastimada incluso aun tenia restos de sangre ya seca en ella -¿Tanta vergüenza te doy? ¿Es más importante tu reputación que yo?
Gerard tenía sus ojos rojos, se notaba que había estado llorando y ahora sus ojos clamaban por hacerlo de nuevo.
-Gerard...-
-Sí, sí, si ya lo he oído antes CUANDO ME SIENTA FUERTE VOY A GRITARLE AL MUNDO QUE TE AMO- Gerard agito sus manos de un lado a otro mientras hacia un fallido intento de imitar mi voz -¿Pero crees que yo aún puedo seguir siendo fuerte?
Eso me había dado fuerte en la parte más débil de mi corazón, como un balde de agua helada por las mañanas.
-Gerard yo...-
-Sabes que, cállate no eres bueno con las palabras- Gerard se levantó de su cama encaminándose a la puerta -Ven a ayudarme a limpiarme, no quiero que mamá se dé cuenta-
Me levante de la cama de Gerard, me sentía muy mal por la manera en la que él estaba pero me lo merezco porque esto no se compara con el dolor que Gerard sentía al ser golpeado. Si Gerard patea todo mi corazón cuando puedas me lo merezco por ser un imbécil.
Estando en su cocina saque el botiquín de un gabinete colocándolo sobre la mesa
-Ven siéntate aquí- Palmee una de las sillas a mi lado indicándole que se sentara
Gerard camino con pesadez como siempre hasta la silla y se sentó, saque todo lo que necesitaba y comencé a limpiar cada una de sus heridas. Gerard tenía los ojos cerrados y de vez en cuando se quejaba de dolor y yo solo trataba de ser delicado.
-Sabes que me vendría bien ahora- dijo Gerard al fin de tantos minutos sin hablar y abrió los ojos topándose con los míos.
-¿Qué cosa?- pregunte dejando mi trabajo de lado y prestándole atención.
Gerard se enderezo en la silla sin apartar su mirada de mí, en su cabeza estaban pasando tantas ideas y por su expresión juro que hasta había un terremoto en ella, se sonrojo un poco y agacho la mirada.
-Ay vamos Gee, sabes que puedo ir a donde quieras para traerlo que no te de pena- dije riendo con ternura. Lo tome del mentón y nuevamente conecte nuestras miradas. Gerard estaba sonriendo tontamente pero sé que yo también lo hacía, verlo tanto tiempo hacia que mi corazón latiera cada vez más rápido y sintiera miles de hormigas caminar por todo mi cuerpo.
Gerard acaricio mi cabello que llegaba a la altura de mis hombros desde la raíz hasta las puntas, pero no se detuvo ahí, su mano siguió su recorrido pasando por mi pecho y mi vientre (que se contrajo por el contacto) rodeo mi cintura y paso sus dedos suavemente por mi espalda. Del mentón lo atraje más hacia mi hasta que la distancia entre nosotros se extinguió y nos unimos en un muy romántico beso, sus labios jugando dulcemente con los míos sintiendo su suavidad borrando cualquier hecho de culpa entre nosotros solo haciéndonos saber cuánto nos amábamos el uno al otro. Cosas como esas hacían que me dieran ganas de dejar todo a un lado y gritar a los cuatro vientos cuanto amaba a ese chico retraído con cabellos negros y largos que nunca hablaba con nadie. Pero exactamente hacerlo daba lugar a que volviera a ser una víctima de acoso y no quería serlo de nuevo porque ya había tenido mucho de ello.
Nos separamos cuando la respiración de ambos hizo falta pero aun estábamos unidos por nuestras frentes, mis ojos cerrados sintiendo la respiración cálida de mi novio sobre mis labios.
-Gerard ya llegue- el grito proveniente de la sala principal nos hizo separarnos de repente con mi corazón palpitando a mil por hora por el susto.
Una cabeza rubia se asomó por la puerta de la cocina.
-Hola Gerard, hola Frank- saludo la madre de Gerard entrando a la cocina mientras se servía un vaso de refresco.
-Hola señora ¿Cómo estuvo su día?- pregunte mientras traba de tranquilizar mis nervios
-Bueno hoy casi me mata mi jefe por la falta de papel higiénico en las oficinas ¿Puedes creerlo? Como si fuera mi...- la mamá de Gerard corto su frase al notar el botiquín sobre la mesa y a Gerard con leves heridas en el rostro -¿Qué te paso Gerard?
-Aaaah... es... iba... cuando veníamos con Frank un perro comenzó a seguirnos pero ya sabes... yo... mis piernas-
-Te caíste- dijo Donna rodando los ojos -¡Ay Gerard, deberías de subir un poco más de peso para dejar de caerte con esas patas aguadas!
-Si mama, ya lo sé- dijo Gerard bajando su mirada tristemente al piso
-Bueno me voy a mi habitación, gracias Frank por cuidar de este pequeño- Donna camino hacia mí y beso mi mejilla en forma de agradecimiento y se fue. Si supiera realmente la mierda que soy.
Luego de unos minutos de silencio y en realidad ni cuenta me di cuando mi vista se había perdido en algún punto inexistente, voltee a ver a Gerard quien aún seguía viendo hacia el suelo.
-Gerard, déjame decirle quienes son los que...-
-No, cállate, ni se te ocurra- su voz era tranquila pero notaba la tristeza en ella, me sentía tan culpable y bueno de verdad lo era.
-Está bien, lo lamento, lo lamento tanto- en serio lo lamentaba, lamentaba que estuviera con alguien tan cobarde como yo, casi medio año de relación y seguía siendo un egoísta.
-Frank abrázame por favor- y así lo hice lo abrace muy fuerte mientras los sollozos de Gerard se quedaban atrapados en mi pecho y bese su cabello - deja que sigan poniéndome cerca del infierno porque solo se encontraran con su peor enemigo.
Las palabras se habían amortiguado en mi pecho, habían sonado opacas pero era de seguro que habían sonado tan fuerte para los dos, si nos seguían lastimando de esta manera solo iban a construir su propio infierno. Si, hablaba de mis "amigos" pero los odiaba tanto por hacernos esto es que yo no solo era un acosador también era una víctima siendo manipulado por ellos, por un estereotipo creado por ellos, por amoldarme a un estúpido lugar en el que me daba miedo salir por el hecho de ser golpeado de nuevo. Gerard era fuerte por los dos, yo solo era un cobarde. Yo sé que vamos a salir de esto, de ser pateados por los estereotipos pero por el momento, hasta que nos sintiéramos listos, nos íbamos a dejar golpear.
Y con este día de mierda era que justamente hoy cumplíamos 6 meses y apenas si podía celebrarlo con el como quería.
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MADNESS *Frerard*
FanfictionFrank un chico quien no siempre fue valiente Gerard un chico quien se había prohibido sonreír Hasta que se conocen y todo cambia a su alrededor Inspirado en el nuevo album de Sleeping With Sirens- Madness Cada cancion es un capitulo y tienen mucha...