Recuerdo mis sueños y lo divertido que parecen, no puedo creer lo lejos que hemos llegado... Cometimos nuestros errores, no es demasiado tarde pero tuvimos que aprender por las malas
El día de ayer había sido normal, salimos por ahí con Gerard a caminar y divertirnos un poco después de haber pedido nuestro pase de salida, esa noche no dormimos juntos porque no era algo que los "amigos" debían de hacer diario así que llegada la noche habíamos tomado cada quien nuestro largo camino a casa.
La canción que anunciaba que era hora de levantarme estaba cumpliendo su trabajo, otro día más que levantarme de esta cómoda cama para ir al establecimiento, daría todo lo más preciado que hay en mi vida por nunca más volver a ir pero no podía dejar a Gerard ir solo después de lo que paso ayer.
Me levante con pereza a darme un baño, una vez ya fuera me coloque mi ropa y cuando estaba por atarme los zapatos escuche el sonido de algo golpear mi ventana. Lo ignore por completo creyendo que era parte de mi imaginación pero el ruido se dejó escuchar una segunda vez, una tercera, una cuarta y una quinta vez más. Era lógico que no era parte de mi imaginación así que me asome a ella viendo hacia la calle que estaba vacía quizás las duchas en la mañana me hacían imaginar cosas, tenía una excusa más para ya no volverme a duchar en las mañanas, para ya no volverme a duchar nunca más. Cerré los ojos recostando mi frente en el cristal de la ventana que estaba algo frio y así me quede por unos minutos disfrutando de ello.
-Ni siquiera se te ocurra dormirte ahí porque vamos a llegar tarde- la voz provenía de mis espaldas, la divertida voz de Gerard. Me gire rápidamente algo asustado topándome con esos hermosos ojos esmeraldas de Gerard Way.
-¡Gerard me vas a dar un infarto!, ¿Qué haces aquí?- Dije llevándome una mano al pecho deteniendo un poco el susto
-Tranquilo Frank solo vine a recogerte- Gerard hablaba con esa sonrisa como la de los pequeños de 10 años que están contando algo gracioso, Gerard era la persona más adorable a pesar de cuantas veces la vida lo haya obligado a ser diferente.
-No te esperaba, al menos pudiste avisar- Dije riendo también y dando un pequeño golpe en su hombro
-Pero fue una suerte que viniera, vas demasiado lento ¡Apresúrate!- Gerard se cruzó de brazos como si me diera una orden pero su sonrisa hacia todo lo contrario
-No- dije alargando la "o" y haciendo un puchero
-¡Frank, no es tan malo! Vamos- dijo Gerard ahora si sonando un poco más serio
-No quiero Gerard- dije de nuevo con un puchero lanzándome a la cama de cara
-Frank no seas haragán- Gerard salto a un lado mío de la cama y comenzó a brincar como niño pequeño, mi cuerpo saltaba de arriba abajo por su culpa.
-Gerard me voy a caer- mi voz sonaba amortiguada contra el colchón al igual que mi risa. La risa de Gerard era la única que hacía eco en toda la habitación, esa risa particular de chico sin madurar.
-¡Gerard!- grite pero había sido demasiado tarde mi trasero ya había quedado plasmado en el piso.
Gerard comenzó a reír en unas fuertes carcajadas llevando sus manos a su estómago –Me.... Duele- era lo único que alcanzaba a decir entre bocanadas de aire que trataba de devolver a sus pulmones
-Aaaah ¿Te duele? yo sé que puede aliviarte- dije con un tono de voz retadora y me levante del suelo acercándome a él.
-¡No Frank, Ni se te ocurra!- Gerard trato de ponerse de pie y alejarse de mi pero en un rápido movimiento me posicione sobre él.
Con mis manos comencé a hacer cosquillas en los costados de su abdomen
-¡Frank no!- Gerard gritaba y reía, de sus ojos salían lágrimas de risa, a veces no salía ruido de su garganta pero su rostro se ponía tan rojo que sabía que aún seguía riendo.
-Eso te pasa por burlarte de mí- dije también entre risas mientras seguía haciéndole cosquillas
-¡Fran... Fran...!- Si Gerard era pálido ahora todo eso había quedado atrás, su rostro era de un rojo intenso y sus ojos estaban igual. Le tuve compasión y me quite de encima.
Gerard se levantó de golpe y comenzó a reír (más relajado) y toser al mismo tiempo mientras que con la manga de su camisa limpiaba sus lágrimas.
-Te odio- dijo Gerard riendo mientras restregaba su rostro borrando toda entumición en el
-Te quiero- dije sentándome a su lado.
Gerard volteo a verme y me dedico una dulce sonrisa. Lo vi directo a sus ojos y poco a poco fui acercándome más a él, fue increíble como mi corazón cambio en un segundo su velocidad y como cosquillas comenzaron a sentirse en mi interior, mi respiración comenzaba a entrecortarse en algunas veces, todo esto ya estaba pasando dentro de mí y apenas si había tocado sus labios. Corte la distancia entre nosotros dos y roce mis labios con los suyos, la colisión hacia todo aumentar de velocidad pero a la vez detener el tiempo. Otro roce más y nuestros labios encajaron como piezas de rompecabezas, uno sobre otro probando un poco más de los labios ajenos. Imprevistamente mi mano se dirigió a tomar su mejilla y comencé a acariciarla con mi pulgar. Tan lento pero a la misma vez tan exquisito, no había necesidad de nada más que de esto para darme miles, millones de razones para afrontar cualquier cosa sobre la tierra, la sensación de mi cuerpo al besarlo era único, lo que nunca había sentido con nadie más, nunca.
Nos separamos luego de un momento, las mejillas de Gerard habían adquirido un color carmín único y sus labios luego de un beso, rojos y brillantes valían todo para mí. Momentos únicos que nunca deben ser olvidados.
Me puse de pie luego de estar seguro que podría mantenerme sobre mis dos pies después de como mi cuerpo se había debilitado con ese corto pero especial beso.
-Último año, vamos a lograrlo- alce mi mano hacia Gerard y este con una sonrisa más tímida la tomo poniéndose de pie junto a mí.***
Luego de caminar unas cuadras más estábamos frente al establecimiento, ya no importaba si me veían junto a Gerard después de todo ayer lo había defendido, había demostrado que me importaba y así se iba a quedar, no iba a tratar de ocultarlo de nuevo.
-¿Estás seguro de esto?- la voz de Gerard sonaba un poco apagada
-¿De entrar junto a ti? No pierdas la fe en mi así, mejor vamos- dije empujándolo junto a mi hasta estar dentro del lugar.
Nadie nos veía, a nadie le importábamos... a veces más es lo que nos empeñamos en vernos bien para las personas que en lo que ellos se toman el tiempo de vernos. Por eso no me arrepentía de nada de ayer, es más junto a Gerard sentía que ya no había de que preocuparse más.
Durante las primeras horas de la mañana Gerard iba a otras clases y yo en otras así que no nos vimos sino hasta la primera hora de receso.-Hace tanto que ya no veníamos aquí- Gerard rio al estar frente a aquella roca que parecía ser un sofá para dos personas en el que nos hablamos por primera vez, este lugar estaba escondido de todos los demás lugares del establecimiento y cuando aún éramos amigos nos reuníamos aquí cada receso para hablar.
-Creo que desde que comenzamos a salir- dije rascándome la nuca recordando la vez que Gerard me había dicho su "declaración de amor" en este mismo lugar, ya hace seis meses de ello.
Gerard pasó junto a mí y se sentó sobre aquella roca, yo también lo hice.
-¿Cómo van tus clases hoy?- pregunto Gerard luego de un rato en silencio
-Algo así como un barquito de papel entre en inmenso mar ¿Y los tuyos?- Gerard rio ante mi comentario.
-Las mías también, los adultos a veces suelen salirse de su rol- Los dos reímos, un risa corta.
Gerard se agacho y levanto una pequeña roca del suelo, comenzó a jugar con ella lanzándola de arriba abajo una y otra vez, al parecer era muy entretenido para él.
-Ten cuidado, no te quieres sacar los dientes con tu nueva amiga ¿Qué le vez tan interesante a esa roca que quita tu atención de mí?- dije burlándome un poco de Gerard
-No es una roca- Gerard hizo una pausa pensando muy bien lo que iba a decir –Es... Oro-
Lo vi extrañado ¿Qué clase de bicho le había picado hoy?
-¡No me veas así! Cuando te vi por primera vez- Gerard volvió a tomar otra pausa –Eras como esta roca, gris y demasiado rasposa ¿Entiendes?-
No sé a qué punto quiere llegar pero sonreí para que continuara
-Cuando fui conociéndote poco a poco me di cuenta que no eras para nada gris es más tu brillabas más que cualquiera, no eras rasposa o áspera, eras demasiado dulce, eras... eras Oro- Gerard rio después de haber dicho aquello, entendía muy bien su punto aun que me había dejado atónita la manera en que lo había interpretado y tenía mucha razón.
-¿Desayunaste a William Shakespeare?- pregunte para luego reírme
-Si, pero alguien me hizo vomitarlo haciéndome cosquillas hoy por la mañana así que todo eso salió de mi- Gerard rio también y me lanzo la pequeña roca al estómago
Me queje del dolor que había causado el golpe pero seguí riendo
-¡Ves es una roca pequeña pero golpea fuerte como el oro, es fuerte! Como tú- Gerard se sonrojo después de haber dicho aquello
-La roca es capaz de golpear porque tiene quien la lance, tu eres mi lanzador- dije y me acerque para abrazarlo, un abrazo dulce mostrándole cuanto había apreciado todas sus palabras.
-Así que aparte de que lo defiendes ahora lo abrazas- Esa estúpida he irritante voz de Bob llego desde mis espaldas. Me aparte de Gerard y me gire para encararlo.
-Nadie te está llamando a vernos ¡Lárgate de aquí!- lo último lo había gritado mientras chasqueaba los dedos a Bob
-Escucha Frank puedes creerte el hombrecito ahora pero espera a que sepa cómo hacerlo y los dos la van a pagar muy caro-
-Oooh mira como tiemblo ¡Dios mío Bob acaba de amenazarme! Debo esconderme, nunca más saldré de mi casa- todo esto lo había dicho con un tono exagerado de sarcasmo
-Búrlate Iero pero pronto vas a ver que esto no era solo una amenaza-
-¡Lárgate imbécil!-
Bob y Ray se dieron media vuelta alejándose del lugar, dejándonos solos de nuevo a Gerard y a mí
-Frank...-
-Ignóralo Gerard, solo le gusta asustar- tome dulcemente la mano de Gerard y le brinde una sonrisa tranquilizadora que se me fue devuelta.
Sabía muy bien que Bob era capaz de todo pero Gerard acababa de darme una lección y era que mientras estuviéramos los dos juntos Bob era lo más insignificante en este mundo, hoy más que ningún otro día lo tenía en claro.
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MADNESS *Frerard*
FanfictionFrank un chico quien no siempre fue valiente Gerard un chico quien se había prohibido sonreír Hasta que se conocen y todo cambia a su alrededor Inspirado en el nuevo album de Sleeping With Sirens- Madness Cada cancion es un capitulo y tienen mucha...