Prefacio

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Elmwood Springs, Missouri

1948

A finales de los años cuarenta, Elmwood Springs, municipio del sur de Missouri, es como otros miles de pueblos de Estados Unidos.

 El centro comercial está formado por una sola y larga manzana, delimitada por una farmacia Rexall en una esquina y por el salón masónico de Elmwood Springs en la otra. Si se va del salón masónico a la farmacia, se pasa por la tintorería La Cinta Azul, por una tienda de reparación de calzado de la cadena La Zarpa del Gato, en cuyo escaparate hay un zapato de neón rosa, por el almacén de los hermanos Morgan, el banco y por un pequeño callejón con una escalera que sale del lateral de un edificio y lleva al primer piso, donde está la escuela de baile de Dixie Cahill. Los sábados por la mañana se oye el fuerte zapateo y los golpes de los bastones de las Tappettes, una colección de deslumbrantes bellezas del lugar, al menos así las ven sus padres. Después del callejón se encuentra la cafetería El Tranvía, donde sirven las mejores salchichas picantes y un refresco de naranja por quince centavos. Al lado, está el cine Nueva Emperatriz, ante el que se congrega una multitud de niños haciendo cola los sábados por la tarde para ver una película del Oeste, unos dibujos animados y un capítulo de la serie semanal de Buck Rogers. A continuación, se halla la peluquería y, finalmente, en la esquina, la farmacia Rexall. En el otro lado de la calle tenemos la Primera Iglesia Metodista y, después, la panadería sueca de Nordstrom, que aún exhibe la estrella dorada en el escaparate, en honor al hijo de la familia. Mas allá, se halla el salón de té de la señora Alma, el estudio fotográfico de Haygood, el local de la Western Union y correos; la oficina de la compañía telefónica y la floristería de Víctor. Por una escalera estrecha se sube al consultorio odontológico <<indoloro>> del doctor Orr. Al otro lado aparece la ferretería de Warren e hijo. El hijo es Macky Warren, de dieciocho años, que se encuentra a punto de casarse con su novia, Norma, y por eso está muy nervioso. Luego viene la tienda de comestibles A&P y, en la esquina, el Centro de los Veteranos de Guerra. 

Elmwood Springs tiene aire de barrio, y casi todos los habitantes se llevan bien con Bottle Top, el gato blanco con una mancha negra que duerme en el escaparate de la zapatería. El borracho del pueblo es James Whooten, a cuya desdichada esposa, Tot Whooten, siempre la llaman <<la pobre Tot>>. Pese a que volvió a casarse con un abstemio y ahora parece muy feliz, la mayoría sigue llamándola <<la pobre Tot>>, por costumbre.

El aire es puro, y cada uno cuida de su jardín. Si alguien se pone enfermo y no puede, otro hombre del pueblo acude a cuidárselo. El cementerio está muy arreglado y el día del homenaje a los Caídos, los veteranos de guerra ponen flores en las tumbas de todos los soldados.  Hay tres iglesias: la luterana, la metodista y la unitaria, y las cenas y ferias benéficas que organizan son muy concurridas. La mayoría de los habitantes asiste a la ceremonia de graduación del instituto y a la exhibición anual de baile de Dixie Cahill. En esencia, es un pueblo típico de clase media, y en casi todas las salas de estar se encuentra al menos un par de zapatos infantiles de bronce y la foto de un niño subido en el mismo pony marrón y blanco que monta el niño del vecino. No hay ricos, pero Elmwood Springs es un pueblo satisfecho de sí mismo. Se advierte por la reluciente pintura de las casas y por las cotrinas blancas y limpias de las ventanas. Al tranvía que lleva al lago Elmwood acaban de darle una mano de pintura granate y beige, y a los asientos les han puesto tanto barniz que es difícil no resbalar al sentarse. La gente se siente satisfecha. Se ve en el brillo del cemento que cubre la fachada del cine, iluminado por el parpadeo del semáforo. Casi todos sus habitantes viven satisfechos. Se nota en los gatos y perros bien alimentados que se ven paseando por las aceras del pueblo; y hasta los ciegos lo perciben en las risas que provienen del patio de las escuelas y en el suave golpe que produce el periódico al caer todas las tardes en los porches.

Pero la mejor manera de saber cómo es un pueblo, cualquier pueblo, es escuchar atentamente por la noche... cuando se han cerrado por última vez las puertas, se han apagado las luces y los niños se han metido en la cama. Quien escucha se da cuenta de que todos, incluso los pollos, que son las criaturas mas nerviosas del mundo,  duermen apaciblemente la noche entera. 

Elmwood Springs, Missouri, no alcanza en absoluto la perfección, pero en comparación con los demás pueblos podría decirse, sin ponerse sentimentales ni inventar mentiras, que se aproxima a ella.



Bienvenida A Este Mundo, Pequeña - Fannie FlaggDonde viven las historias. Descúbrelo ahora