La Noticia

21 1 0
                                    

25 años más tarde

Elmwood Springs, Missouri (1 de abril de 1973)

Norma Warren esperaba hecha un manojo de nervios a que Macky volviera a casa para desayunar. Iba a estallar si seguía guardando la noticia. Macky había ido a llevar una bolsa de alpiste a la tía Elner, que vivía solo a dos manzanas, pues esta había llamado al amanecer para decirles que sus pájaros estaban tirando la casa abajo porque se había quedado sin comida para ellos. Norma quería muchísimo a la tía Elner, que estaba sorda como una tapia, pero ¿por qué había tenido que elegir precisamente aquella mañana para quedarse sin alpiste? Sabía que la gente iba a parar a Macky por la calle para charlar con el. En general, no le molestaba, pero aquel día sí. ¡Dios sabe donde estaría Macky! Conociéndolo, era probable que ya hubiera recorrido la mitad del condado,  estuviera en la terraza de alguien, o se hubiera subido al coche de un desconocido para hablar de cualquier cosa. Esperó sentada unos minutos más y luego se dio por vencida. Puso el desayuno de Macky en el horno para mantenerlo caliente; cogió la escoba, salió al porche delantero y se puso abarrer, sin dejar de buscarlo con la vista, pensando que un día compraría uno de aquellos nuevos aparatos, un buscapersonas, y obligaría a Macky a llevarlo encima. Pasados unos minutos no aguantó más. Entró en la cocina y telefoneó. El aparato sonó varias veces hasta que contestaron.

-Tía Elner, ¿estás bien?

-Perfectamente, cariño -contestó la anciana, con voz alegre-. ¿Cómo estás tú?

-Muy bien. Me preocupaba que tardases tanto en contestar. 

-Ah, sí, es que estaba en el jardín. Macky está ayudándome a plantar unas minutisas al final del huerto.

Norma hizo una mueca de fastidio, pero dijo con delicadeza:

-Qué bien. No hay prisa, pero ¿puedes decirle a Macky que cuando termine venga directamente a casa y no se detenga en ningún sitio? Se le está enfriando el desayuno. ¿Me haces ese favor?

-Por supuesto, cariño. Se lo diré. Norma, ¿sigues ahí?

-Sí, tía Elner.

-Mis pájaros te lo agradecen mucho. Hasta luego.

Norma, una hermosa mujer de cuarenta y tres años, de pelo castaño, se miró en el espejo del lavabo y vio que tenía la cara enrojecida por la agitación.

Unos veinte minutos después, cuando casi había arrancado la pintura del porche de tanto limpiar y también había barrido media manzana, divisó a su marido en el horizonte, acercándose a la casa con paso tranquilo e imperturbable, saludando a todo el mundo, incluidos dos perros y un gato. Le gritó y le hizo señas, desesperada.

-¡Macky, ven, rápido!

Macky, bajo y fornido, rubio y de carácter amable, sonrió con satisfacción y también agitó un brazo. Norma entró corriendo en la casa, sacó el plato del horno, lo puso en la mesa y cogió la cafetera cuando él entraba dando un portazo.

-Entra y siéntate antes de que me dé un ataque.

El se sentó.

-¿Qué pasa, cielo?

Le sirvió el café y, antes de que pudiese probar siquiera un bocado de los huevos revueltos, se sentó a su lado y lo miró fijamente.

-Adivina -le dijo.

-¿Qué?

-No vas a creer lo que ha pasado.

-¿Qué?

-Nunca adivinarías quién ha llamado.

-¿Quién?

-Tres minutos después de salir tú, o tal vez menos...

Bienvenida A Este Mundo, Pequeña - Fannie FlaggDonde viven las historias. Descúbrelo ahora