[Meses atrás]
Nathaniel se encontraba en la Sala de Delegados, archivando los últimos papeles que había clasificado. Miró hacia el reloj que colgaba alto en la pared, ya casi era hora de irse. Empezó a recoger sus cosas con una sonrisa inconsciente, pues hoy Castiel le prometió una cena; aún no le había dicho dónde, pero Nathaniel estaba seguro de que saldría con algo o muy extravagante o muy sencillo. Él estaba a gusto con un paquete de chucherías, pues lo que importa ―al menos para Nathaniel― es la intención, pero con Castiel como pareja se puede esperar cualquier cosa.
Justo en ese momento entró Sucrette al salón, apenas deteniéndose en el marco de la puerta y tocando para anunciar su llegada, mas no para pedir permiso como uno creería.
― ¿Qué haces aquí, Sucrette? ―preguntó Nathaniel, tratando de no sonar agresivo.
― Pasaba a saludarte, siento si te molesté ―dijo la recién llegada.
― No hay problema, sólo que estoy algo apurado. ―Se volvió hacia el reloj nuevamente y luego hacia la chica―. Si tienes algo que decirme...
― De hecho, sí hay algo ―interrumpió ella―. Me preguntaba si podrías darme tutorías otra vez. Tengo algunos problemas con matemáticas.
― ¿Por qué no se lo pides a Melody? Ella es mejor que yo en matemáticas.
― Ha estado ocupada últimamente con sus propios exámenes como para explicarme a mí.
― Bueno, yo también estoy ocupado con los exámenes al igual que todos.
― Eso no te detuvo la vez pasada ―le reprochó Sucrette.
― La verdad no tengo tiempo ―se volvió a excusar el rubio, reanudando su tarea de ordenar su mochila―, y justo ahora tengo que salir o llegaré tarde a casa.
― ¿Por qué? ¿Tus padres se enojarán contigo?
― Eh, sí ―vaciló como el mal mentiroso que era.
― ¿O será que irás a verte con Castiel? ―pronunció cada palabra con un rencor casi palpable y Nathaniel se quedó petrificado.
¿Acaso ella sabía? No, no era posible. No se lo habían dicho y no había forma de que las pocas personas que estaban enteradas se lo contaran. Eran sus amigos y confiaba plenamente en ellos. Quizás ella se refería a si debía ver a Castiel para pedirle las firmas de su inasistencia o algo por el estilo, que era lo usual. Seguro que era eso. Optó por hacerse el desentendido.
― No sé de qué estás...
― ¡Deja de mentir! ―dijo la chica casi en un grito.
― Yo no...
― ¡Eres un mentiroso! ¡Todos ustedes! ―le volvió a cortar, con una voz igual o más fuerte que antes. El chico sólo permanecía allí, estupefacto―. ¿Qué, acaso me vas a negar en la cara que te revuelcas con Castiel?
En algún momento, Nathaniel había dejado de respirar. Sus ojos estaban abiertos hasta tal punto que ardían y a duras penas se obligaba a parpadear, su mandíbula caída, y su mente hecha un desastre con decenas de preguntas que costaba organizar.
― De seguro te preguntarás cómo fue que me enteré ―intuyó la chica por la cara que ponía el chico―. Empezó cuando terminaron las vacaciones. Habías vuelto al instituto con una cara de preocupación imposible de ocultar, y cada vez que trataba de preguntarte me evadías, tampoco era como si alguien más me fuera a responder. Más tarde me vine a enterar de que no era como si los demás no supieran lo que te pasaba, lo estaban ocultando.
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Adiós al Instituto [Corazón de Melón]
Fanfic[Fanfic del juego Corazón de Melón/Amour Sucré] SINOPSIS Al fin ha llegado la graduación. Incontables problemas han acontecido para traerlos hasta aquí; se formaron y se rompieron lazos, besos y golpes que dejaron buenos y malos recuerdos. Muchas co...