CAP 2: YUUKI ASUNA

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Pov Asuna

Me monto en el auto con Rouga. Él sigue hablando por teléfono mientras que yo intento ver, por última vez, el rostro de mi nuevo compañero de orquesta: Kirigaya Kazuto.

Mientras que su visión se pierde, yo volteo mi rostro para mirar por la calle, un poco húmeda, y recordar la forma de sus ojos, negros como el ónix, de mirada intensa. Un negro que se me hace familiar.

Rouga cuelga y coge mi mano derecha entre las suyas. Yo lo miro fijamente y él,en acto seguido, quita mi gorro y frota con suavidad un morado que está en mi frente:

¿Cómo seguiste de esto?- sigue frotando el morado. Yo le miro y veo como sus ojos me miran con preocupación

-Bien- con un pequeño susurro respondo y volteo mi cara al vidrio. Minike Takashi nos mira a través del retrovisor, callado, pero con expresión de disgusto.

-Asuna- las manos de Ruoga atrapan mi rostro y me obligan a que le mire. Sus labios besan un poco la comisura de los míos y al instante pega su frente contra la mía-¿si ves Asuna?- su voz es de preocupación- ¿Si ves como me coloca hacerte esto? ¿Cuando vas a dejar de provocarme?... Sí dejaras de acercarte tanto a quién no debes, nos evitaríamos esto... ¿si ves todo lo que me provocas si alguien se te acerca?... -cierro los ojos y evito su mirada- ¿acaso no ves que el hecho de pegarte me es también perjudicial? ¿Te parece justo Asuna?

Una lágrima intenta salir de mis ojos pero yo la freno. "Permitete cualquier cosa, pero no te permitas llorar". Niego con la cabeza y me desago de su agarre. Vuelvo a mirar por la ventana, y para su tranquilidad, digo algunas palabras:

-No Rouga... tienes razón... no es justo...- él calla y yo también

-¿Me perdonarás, verdad?- asiento y sigo sin mirarlo. Mi mano derecha está de nuevo entre las suyas-¿Me amas?- callo y asiento-¿Me amas Asuna, cierto?- siento que su voz ha cambiado y que ahora revela ese cierto tono de voz que me causa tanto pánico.

Cómo puedo, hago salir una sonrisa fingida, que aunque convincente ni por asomo logra llegar hasta mis ojos, y respondo:

-Sí Rouga, te amo- y él, satisfecho con la respuesta, responde con un "yo también" y se concentra en su celular, que de nuevo, está sonando.

Miro hacia el frente y veo como mi mirada es atrapada por la mirada de los ojos verdes de Minike-san, que me muestran compasión y complicidad. Una pequeña lágrima sale y hace presencia en mi mejilla cosa que resulta notoria para Minike. Cómo puedo, la limpio y vuelvo a mirar por la ventana. Me coloco de nuevo mi gorro azul naval, y cierro los ojos. "Sí Rouga, te amo". Las palabras que acabo de pronunciar resuenan en mi mente, de la misma forma, tan vacía y mecánica, como las millones de veces anteriores en las que las he repetido. " Si supieras Rouga... si supieras hace cuanto dejé de amarte". Limpio una segunda lágrima y trato de no escuchar la conversación de Rouga.

El camino se vuelve conocido y veo cómo vamos llegando a la gran portería que hace parte de la casa Rouga. Cuando llegamos, él me da un beso y sale del auto. No se despide ni de mi ni de Minike, sino que agarra su violín y sale con el mismo aire frívolo y amargo que siempre le acompaña. Minike arranca, y a medida que nos vamos alejando de allí, siento como un peso demasiado grande se retira de mis hombros y me va liberando, hasta el momento en que caigo bocarriba en el asiento trasero.

Como esperaba, las palabras de Minike no se hacen esperar:

-¿Señorita Yuuki?

-¿Ah?

-Señorita Yuuki, ¿esta bien?

-Sí, Minike-san

-Takashi por favor

MÚSICA Y TÚ, ASUNADonde viven las historias. Descúbrelo ahora