Capítulo 1: Pirata

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Un barco se hundía con lentitud en las frías corrientes del país del hielo. Algunos pescadores trataron de rescatar a los supervivientes antes de que se congelasen. El cuerpo de una elegante mujer de cabello azul apareció entre los fallecidos, la reina del país del agua.

El Rey del país del agua comprendió la traición de su esposa cuando decidió abandonarle por aquel elegante Rey del país del hielo. Su fallecimiento dejaba atrás a una pequeña niña de apenas medio año de vida que lloraba en la cuna cuando su padre la cogió en brazos. Le susurró dulces palabras intentando calmar la ausencia que arrastraría el resto de su vida, la ausencia de su madre.

En el Reino del Hielo, Silver mandaba a unos criados llevarse aquellas mantas donde estaba envuelto aquel chico de apenas año y medio de edad que dormía profundamente. Los sirvientes lo sacaron a escondidas en aquella tenebrosa noche. Silver sabía que descubierto el cuerpo de aquella mujer, la reina del agua, toda la ira caería sobre su reino, no sólo la ira del Reino del agua, sino también la de su esposa que creía que ambos eran amantes.

Silver trató de explicar que no sabía por qué aquella mujer venía en el barco, nadie le creyó y todos susurraron y difundieron que el Rey tenía como amante a la Reina del precioso país del agua. Su hijo primogénito fue entregado en secreto a unos pescadores y jamás se volvió a saber de él aunque Silver todos los días, miraba el horizonte pensando en su hijo, ese niño al que tuvo que sacar del palacio para salvarle la vida. Desde aquel momento, el reino del hielo y el reino del agua... se juraron y se perjuraron como enemigos, sus relaciones comerciales se cortaron y no volvieron a reunirse nunca más.

Veinte años después:

El viento movía el abrigo azul de la joven, la tormenta se acercaba a la costa de la Atlántida, el país más próspero al lado Este del mundo, el país del agua. Juvia miró hacia el horizonte. Sus pies descalzos tocaban la sedosa arena y las olas que iban y venían mojaban ligeramente los pies refrescándolos.

Sus ojos azules se desviaron hacia el puerto, hacía mucho tiempo que los barcos ya no partían, el reino del hielo había cortado toda comunicación con el resto de países y el país del agua se resentía sin poder acceder al comercio. Necesitaban una alianza con ellos pero pese a que todos los políticos durante meses habían tratado de reabrir las rutas comerciales con ellos, no había forma de lograrlo.

La tormenta llegó media hora después hasta la costa. Las palmeras se movían con violencia, las olas arrastraban troncos hacia la costa y traían maderas del horizonte arrojándolas en la arena. Las tormentas nunca habían asustado a Juvia, era la princesa del país del agua, podía controlar las mareas, el agua se movía a su voluntad. Una ola rompió contra la escollera pero ni una gota tocó a la princesa, el agua le obedecía.

Estaba absorta en aquellas nubes negras cuando vio cómo una ola arrastraba algo hacia la orilla. Con su poder de agua, obligó a la ola a acudir con rapidez a la orilla remolcando hasta la arena a aquel chico moreno de extraña vestimenta.

Juvia preocupada al pensar que podría ser algún náufrago se apresuró a bajar a la arena y correr hacia donde estaba el cuerpo tirado en aquella blanca arena. Se arrodilló junto a él dándole la vuelta para poder ver su rostro. Durante unos escasos segundos se quedó atónita al ver al joven, tendría poco más de su edad y nunca había visto a alguien tan atractivo.

Movió su flequillo para despejar más sus rasgos y vio una cicatriz encima de su ceja derecha. Se sorprendió, a su país apenas llegaba ya nada, debía ser algún mercante o algún pescador, pero no conocía pescadores tan guapos en su reino, tampoco es que pudiera salir mucho, su padre era muy protector y apenas la dejaba ir del palacio a la playa privada donde ahora se encontraba.

El pirata de hielo (Fairy Tail, Gruvia)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora