El alma de su amigo estaba rara últimamente, lo evadía, no lo veía como solía hacerlo antes y...
Hazz de repente sentía que estaba siendo rechazado.
Y se sentía mal, dolía, pero no sabía la verdad de las verdades.
No estaba siendo rechazado, Fred estaba pensando en una estrategia, cosa que no tenía.
Y a este punto tenía miedo. ¿Acaso Hazz debía de arrepentirse y ambos ir al infierno?
O ¿El alma de Fred se perdería en la tierra, hasta que Hazz muriera...naturalmente?
Era un acertijo, y no contaba con la ayuda del castaño para resolverlo, si lo llenaba de estos pensamientos, Hazz rápidamente se arrepentiría y pues...todo se iría al carajo.
Pero y si...
-¡P-profesor! .-gritó un estudiante agitado entrando en el salón-. ¡Es Hazz!¡Va a saltar!
Y Fred, aún siendo un alma, sintió miedo.
- ¿Saltar...de dónde? .-el profesor a penas prestaba atención.
-¡Apurese!¡Va a saltar del precipicio!
Y si Fred hubiera tenido corazón, en ese momento se hubiese recogido, o tal vez sufrido un paro.
Hazz...
El espíritu corrió, levitó, hasta llegar al borde del acantilado, tirando cosas en el camino, sin importarle nada.
-¡Hazz!
Gritó a los cuatro vientos, el de cabello negro sólo miró y sonrió. Como si algo lo hiciera feliz.
Toda su maldita vida había sido incomprendido, ni siquiera Fred pudo comprenderlo, ni los psicólogos, ni sus padres.
Y los medicamentos psiquiátricos no eran suficiente.
Pensó en la "felicidad" del ser que amaba al matarlo. Sin dejar rastro siguió sin arrepentirse hasta ese momento.
Sólo, hasta ese momento.
En el que ya no entendía porque lo hizo, pudo haber sido feliz junto con su amigo, pero su estúpida forma de pensar se entrometió.
-Fred...lo siento.
No le importó que la gente al rededor pensara en loco que estaba al hablar, supuestamente, sólo.
-¡Hazz no lo hagas!
-Ya no vale la pena...sin ti, no se porque lo hice, no hago valer mis argumentos previos, todo apesta.
Dejaba caer lágrimas que eran rápidamente secadas por el feroz viento que agitaba su cabello en aquel barranco.
En tan sólo los días de aquellas vacaciones de verano, cosas increíbles habían pasado.
Una muerte. Nueva vida. Lágrimas. Sonrisas. Odio. Amor. Y una gran cantidad de cosas sin sentido.
-¡No Saltes!
Dudó, el pelinegro dudó, que pasaría si tan sólo...
Fred comenzó a acercarse más, y al encontrarse a penas a unos centímetros del rostro de su amigo, lo besó, como un beso de amor verdadero.
Pero que Hazz tomó como uno de despedida.
-El verdadero amor no conoce géneros, tiempo, espacio, vida o muerte... El verdadero amor sólo conoce eternidad...
-Hazz no...
Intentó tomar su mano, evitando su caída, pero algo lo detuvo, y sintió que su mundo se venía abajo, al ver el cuerpo de su amado cayendo...
No había podido tocarlo...¿Por qué?
Simple y sencillamente, por pura voluntad no podemos interferir en los deseos de otros.
Y Hazz quería morir.
-¡No! .-gritó saltando también con Hazz.
Y ambos cuerpos se sumergieron, bajo el agua helada, los cabellos de ambos se elevaron creando magníficas ondas que expresaban belleza.
Pero uno de ellos no podía morir, y el otro, estaba muriendo.
Una mano translúcida acarició el rostro del azabache, que en sus últimos momentos lo miraba como a lo más impresionante visto y por ver.
-Te amo .-susurró dejando escapar sus últimas burbujas de aire-...nos volveremos a ver, Fred.
Y tampoco se había dado cuenta de las lágrimas, ya que eso pasa en el agua, todo se pierde, se confunde y se desvanece, y se dice que jamás regresará.
-Esto esta mal.
Pensaba el alma viendo el cuerpo inerte de Hazz hundirse, al parecer ya no había nada que hacer.
En silencio, también descendió a las profundidades, y cuando no veía más que oscuridad.
Lloró.
Como se supone que las almas no lloran. Como se supone que no debía de hacerlo.
Llorar por quien te quitó la vida, llorar por el amor de tu...vida.
La lógica era extraña e incomprensible, pero valía la pena pensarlo bien, así como todo es, nada lo es. Siempre encontramos caos, donde queremos que lo haya. Todo es diferente, según los ojos que lo observan.
Sintió algo cálido sobre su mejilla.
Y levantó la vista para buscar de donde venía, encontrando sólo más oscuridad, pero volvió a sentir algo cálido sobre sus labios, y reconoció un aroma.
Como se supone que los muertos no de deben de oler.
Y rompió en llanto, esta vez de felicidad.
-¡Hazz! ¡Hazz!
Nadie respondía, pero sentía su presencia entre sus brazos, y su aroma, y su cercanía.
-Te amo tanto Hazz, nunca me dejes, tu lo dijiste, el verdadero amor sólo conoce eternidad...
-Fred.
-Seamos eternidad.
Y ambos se unieron bajo aquella densa capa de luz y espuma, y nada importó, sólo ellos.
Entre besos, cariño, y gemidos ahogados, como se supone que las almas no deben de estar vinculadas.
Pero al menos esa vez existió una excepción...dentro de la demencia de algunos y la depresión de otros.
Un Fred Frederiksberg y un muchacho con problemas mentales.
Ambos en sociedades distintas y a la vez a misma, el amor nace entre cualquiera, pero sólo los verdaderos sentimientos llegan a crear lo que conocemos como eternidad.
Y una pequeña cantidad de caos y desorden. Trastornos y emociones confundidas.
Lo había dicho ya, así como en el agua todo se pierde y se confunde. En las profundidades...todo lo que se ha ido regresará.
"Es muy temprano para pensar en un mañana, tal vez no exista ningún mañana, sólo un ahora, por toda la eternidad..."
Fin.
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Short StoryEn el verano pasado, durante un viaje escolar, mientras nadie veía lo que sucedía en las húmedas costas, Fred murió ahogado. No se trata de un accidente, es asesinado. Y por cuestiones que dejaremos al destino, no descansa en paz. Se ve obligado a e...