Un visitante.

12 1 0
                                    

  Me enjuagué el exfoliante corporal de vainilla y azúcar moreno mientraslos últimos compases de Your Heart to Haunt se desvanecían. Perfecto.Me había tomado exactamente dos canciones para ducharme. No habíatiempo para secarme; le di una mirada de reojo de disculpa a la bañeramientras me acercaba cautelosamente, mojada y desnuda, a mihabitación. Perdida en mis pensamientos, me había olvidado de la toalla.Volví a colocar la lista de reproducción mientras revisaba mi cesta deropa, limpia pero sin doblar, confiando en la música para mantenermeen movimiento incluso si mis pensamientos deambulaban. Mi oscurocabello aún estaba húmedo, gotas se acumulaban en los extremos de mishombros, delgados y finos, que se secarían por sí solos antes del trabajo. 

La nombrada, con poca imaginación, cafetería Whitfield no tenía ununiforme. Delantales de color marrón y beige con el logotipo de laempresa estampado justo a través del pecho, nos distinguían de losclientes. Mientras estuviéramos limpios y relativamente cubiertos,podíamos vestir lo que quisiéramos. Saqué mi segundo mejor par depantalones y mi camiseta de Feral Fire. El clima estaba cambiando, lasmangas cortas no serían una opción por mucho tiempo. 

Amberlyn estaba medio sentada, medio montada, en una de las sillasesponjosas que flanqueaban el sofá cuando salí de mi habitación.Delgadas hojas de metal brillantes descansaban cuidadosamente en una  de sus piernas, con los ojos entrecerrados y la lengua rosada colocadafirmemente en su lugar con sus dientes, se concentraba en los últimospliegues del origami de una grulla de metal, como si el destino delmundo dependiera de terminarla; su bolso de la escuela y su carteraestaban colocados en un montón ordenado sobre el suelo, y suszapatillas negras de ballet lo rodeaban con una precisión casi militar.Logan no se había movido desde que lo cubrí con la manta. Con elorigami completado, Amberlyn señaló un vaso de cartón con tapa deplástico sobre la mesa sin decir palabra, echándole una mirada a Logan,le ofreció la delicada gruya de plata a Abigail, quien la observó coninterés, pero no se rindió a ella.

  —¿No se ha movido en absoluto? —pregunté mientras tomaba unrápido trago. 

Oh por Dios, delicioso y todavía tan caliente que me quemaba lalengua, el café con leche y extra de caramelo era una de mis propiasinvenciones. Inventaba casi todas las bebidas de la cafetería; mi jefe, elSr. Markov, era ruso, viejo y tenía la imaginación de un nabo; el café conleche con extra de caramelo y especias de canela era nuestro sabor de lasemana, en honor al cambio de estaciones. Aunque sabía mejor porqueyo no lo había preparado. Cerré mis ojos mientras tomaba otro sorbo eintentaba adivinar cuál de mis compañeros de trabajo gemelos, Amelieo Nicolas, lo había hecho. Suponía que Nicolas, Amelie siempre utilizabamucha canela. Me acerqué al cuerpo tendido de Logan y me debatí sobresi despertarlo o no.   

  Amberlyn negó con la cabeza, ella miró mis segundos mejorespantalones y mi cara recién lavada.  

  —Voy a quedarme con él. —Señaló una taza solitaria colocada entremontones de papeles y platos sobre la mesa de la cocina. Su gesto logrótransmitir elegante desaprobación a mi desaseo—. Así que supongo quehay uno extra, llévatelo contigo, en caso de que te encuentres conalguien que la necesite. 

 —No tienes que hacer eso —protesté tan intensamente que podía sindespertar a mi hermano—. Además, ¿qué pasa si se levanta y quiereuno?

  Colocó sus ojos dorados con verde sobre mí. 

 —Entonces solo correré dos puertas más abajo y hago que me preparesotro. —Sonrió—. O dos. —Amberlyn se sentó más cómodamente en lasilla e hizo movimientos como espantándome—. Mira, Caspia. Quieroquedarme. No hay cable en mi casa y tu criada parece haber renunciadoo algo. —Le hice una mueca, ella me ignoró. Sus ojos tenían una señal dedesesperación que no lograba entender del todo, hasta queprácticamente gruñó—. Voy a cocinar algo y hacer que se lo coma, asítenga que atarlo y obligarle. 

Gifts of the blood.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora