Una cena indeseada.

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Buenasss quería pasar para decirles que no he seguido la novela porque wattpad me ha borrado los borradores. Y me enojé. Jajajaja
Acuérdese de que tengo una nueva novela propia Who's Hanna Beckett... acuérdese de votar y dejar sus comentarios para saber si les gusta!

Me encuentro arrinconada en un pasillo. Noto la cantidad de sudor expulsado de mi cuerpo y redirijo mi mirada hacia el canino. Aprieto los ojos bien fuertes y los abro, debo enfrentarme a él aún si salgo lastimada. Este comienza a correr en mi dirección y el miedo me paraliza, ya no puedo moverme, y tan solo me limito a cerrar los ojos.

-Mugroso, ¡tranquilo!

Una voz familiar se hace presente.

-Eh, tranquila, no te hará daño.

Una voz que deseaba escuchar desde ya tiempo.

-Jasy, toma mi mano.

Abro los ojos y es quien yo creía, la voz que yo quería escuchar.
Draco.

Pego un salto y automáticamenteo lo abrazo, él me mira extrañado pero imita la acción.

-Te extrañé -susurró.- No tanto como yo- le contesté.

-Vamos abajo, nos están esperando.

En el camino comenzamos a cotillear, Draco o mejor dicho sus padres habían invitado a mi tía por cuestiones laborales y él insistió con que yo estuviera también. Le conté todo lo sucedido y antes de bajar me llevo a su habitación.

-Vale, el elfo te traerá un poco de ropa descente para que vistas. Jasy, quería hablar de algo contigo...

Sonreí levemente y sinceramente y me senté a su lado en la cama.

-Bueno, iba a mencionártelo en la cena- largó una risita -pero creo que es mejor ahora.

-Continúa -contesté cariñosamente.

-Pensé que gustarias de venir a pasar lo que quedan de vacaciones aquí, no es por nada especial pero se le ha asignado un cargo más alto en Rumania a tu tía y no creo que quiera rechazarlo, o dejarte la casa para ti sola.

Una fuerte pulsada exprimió mi pecho. ¿Pensaba marcharse sin consultarme nada? Luego me acordé como era ella, y se me pasó la angustia. Probablemente viviría más relajadamente sin ella.
Dí unos pasos hacia el otro extremo del cuarto, aquello era una mansión, (su habitación era probablemente más grande que todo el primer piso de mi hogar) y comencé a acariciar con mi mano izquierda las cortinas azuladas que flameaban gracias a la dulce brisa que recorría aquel momento en todo el lugar.
Tuerzo un poco mi cabeza hacia la derecha y el cabello libera mi cuello. No sé cómo decírselo. No sé que decirle.
No es como si no quisiera pasar con el lo que restaba de vacaciones pero lo sentía bastante incorrecto. No es como si fueramos grandes amigos...

-Dra...-me detengo en un instante. Comienzo a sentir unos fríos toques dobre mi piel, la respiración rápida y entre cortada galopa detrás de mi oreja.

-No es necesario que digas que sí. -dice suavemente y apoya sus labios en mi hombro. Mi corazón se agita y un calor infernal anuda mi pecho, un sentimiento muy raro.- Pero deberías decir que si.

Me aparto bruscamente. Él me clava la mirada, en cierto modo podría decir que me siento paralizada.
¿Qué quieres de mí? Me animo a preguntarle, pero antes de terminar la oración una mujer me interrumpe.

-Acá estais, me habían asustado... no quería pensar que os habrías ido.

Draco no se dió vuelta, en cambio clavo su mirada aún más, recorriéndome absolutamente todo el rostro. Me percaté que la mujer seguía ahí e intente correrme hacia ella. En el intento choque con Draco, el cual seguía estático en su lugar.
Estiré mi brazo y tomé la mano de la señora de enfrente mío.

-Narcissa Malfoy.-dijo ella fríamente, torciendo levemente su labio en señal de una sonrisa.

-Jasy Willough, mucho gusto.-contesté respetuosamente.

Bajamos las dos juntas hacia el living comedor, -si en algún momento te pierdes (dado que es una casa muy grande) alza tu varita y pronuncia "Ferrodio" y el sirviente asistirá enseguida hacia tu lugar- fue algún comentario de los pocos que hizo, cada tanto notaba como se paraba a observarme, de arriba a abajo y viceversa.
Al llegar vi a Tía Mary que liberó una mirada furtiva a mi dirección y luego frunció el seño hipócritamente intentando parecer gentil y cordial hacia los padres de Draco.

La mesa tendría unos diez metro de largo, ocupando un ínfimo lugar en relación del espacio que había, sin embargo, los asientos estaban bastante juntos.
La señora Malfoy estaba a la derecha de Lucius, a su izquierda había un asiento vacío (para Draco, seguramente) y enfrente de estos estabamos Tía Mary y yo, que podía notar lo ansiosa que estaba de regresar y pasarse una noche regañandome, además de lo que quería aflojar esa sonrisa forzada.
Seis elfos entraron a la habitación con carros llenos de exquisiteces, el estómago me gruñía a más no poder, pero no di el primer bocado hasta que Narcissa Malfoy lo hizo. En la mesa abundaron temas de negocios durante los primero diez minutos, entonces una gran puerta se abrió y de ella entro Draco, seguido por un elfo mal vestido que mantenía la cabeza baja.
Draco se sento en su asiento asiento bastante ruido, y el elfo que lo seguía (el cual estaba distraído mirando el piso) choco con él. Una mirada de repugnancia arrasó el rostro de Draco.

-Lo siento mucho amo, Kolym debe castigarse, Kolym lo siente mucho- sollozaba.

Pero Draco no se paró siquiera a escucharlo, tirándole la bandeja de comida encima.

-Limpia eso, y límpiate tú.- siguió él. Giro su cabeza mirando hacia la mesa y acercó el asiento a la misma, al levantar la mirada pareció como si huviera visto un fantasma en mi dirección.
Talves no se habría percatado de que yo estaba ahí, o talves era tan grande mi cara de disgusto y frustración que lo impresionó.

Mientras el elfo seguía sollozando Lucius rompió el silencio.

-Así que eres amiga de Draco...-dijo pausadamente- debió de ser un alivio para ti estar en Slytherin, dado a los asqueros sangre impura que abundan en las demás casas.

Tragué saliva, un retrocijón me apuñaló el abdomen.
Largué una sonrisa fingida, intentando contener el asco. Probablemente no lo haría muy bien, porque Tía Mary me patió con sus grandes zapatos por debajo de la mesa.

Draco, más pálido que nunca miraba fijamente a su padre, queriendo acotar algo.

Noté como la atención se desvío a la otra punta de la sala y comprobé como estaba el elfo, aún levantando la comoda del piso, con la cabeza lastimada. Tome mi pañuelo que tenía atado a la muñeca y se lo envolví discretamente en su oreja lastimada. Este me miró con los ojos desbordando lágrimas y salio corriendo a la cocina con las sobras del piso. Giré mi cabeza y note que Draco me miraba.
Mierda. Creí que estaba distraído.

-De por sí creí que tu familia tendría más clase Willough.-mencionó, dirigiendo la conversación a Tía Mary.-
Oh... no es eso señor Malfoy, tan solo se ha despistado y...

Parecía no saber que excusa dar, y yo no entendía de lo que hablaban. Hasta que miré mis rodillas. La bella vestimenta que llevaba puesta estaba totalmente enmugrecida.

-También carecen de modales.- disparó nuevamente.

Me helé. Y apostaría mil galleons a que Draco también lo hizo.

-Es inusual ver como familias de clase tratan con elfos- haciendo incapié a haberle dado mi pañuelo al sirviente.

-Bastante inusual diría, como relacionarse con los traidores de la sangre.

Me levante de la mesa abruptamente y salí caminando a la salida. No podía aguantar ni un minuto más las asquerosas palabras que este me dedicaba.

Mis ojos se humedecieron y un par de gotas saladas entraron por mis labios. Escuche un portazo y una voz que gritaba mi nombre. Hasta que cesó.
Me giré involuntariamente y una mano tomo mi cintura, la otra sostenia mi barbilla y por último unos labios besaban los míos.

Love Change (Draco Malfoy y tú) -Harry PotterDonde viven las historias. Descúbrelo ahora