CAPÍTULO 2

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Entro en la habitación y me encuentro con una cama, cuando fui a hacer la solicitud, me dijeron que lo más probable era que me tocase con alguien, parece que eso ha cambiado. La habitación no es ni de coña como en los folletos, en las fotos parecía más grande, con unos súper armarios y una cama enormes... Se han colado un poco con las fotos...

Voy directa a la cama y tumbo boca arriba, sin quererlo, me quedo dormida. Hasta la 13:00 no tengo la clase de presentación.

No duro ni media hora dormida cuando me despierta una luz y los quejidos de alguien.

-¿Qué coño haces tú aquí?

Es un chico, bastante más alto que yo, y muy fuerte, está claro que se tira bastantes horas en el gimnasio.

-¿Perdona? ¿Qué haces tú, en mi habitación?

-¡No! Aquí pone que la 27B es mi habitación.- Me dice enseñándome el folleto que nos dan al llegar.- y mira por donde, en la puerta pone que esta es la 27B.- Me da la sensación de que se está burlando de mí. Me levanto y cojo de encima de la maleta, mi folleto, busco mi número de habitación y...

-¡Ahí pone que tu habitación es la 17B, así que ya estas tardando en irte de aquí!

-Bueno, bueno... baja los humos, que ya me voy ¿Vale?- L e digo mientras salgo por la puerta.

-Peleona, eh.- Dice mientras se ríe.

-Imbécil... - Digo a lo bajini, pero lo suficientemente alto para que lo escuche.

Parece que hoy no es mi día, ¿Qué será lo próximo? Me cruzo otra vez parte del pasillo, y me sitúo enfrente de la puerta de la que sí es mi habitación. Abro la puerta y entro.

-¡Hola! ¿Eres mi nueva compañera de habitación?- Está tumbada en la cama, pero en cuanto me ve, viene corriendo a saludarme.

-Eso parece...

-Yo me llamo Ángela, pero me puedes llamar Angie, ¿Eres nueva verdad? ¿Es tu primer curso? ¿Cómo te llamas? Perdona... Es que estoy un poquillo nerviosa.- Me dice sonriendo. La verdad es que es una chica muy guapa, tiene el pelo oscuro, con el flequillo cortado en forma de cortinilla.

-Sí, soy nueva, sí, es mi primer curso y me llamo Alexandra, pero me puedes llamar Alex.

-¿Alex? ¡Perfecto! Para mí, este es mi segundo año, ¿Quieres que te enseñe las instalaciones? He quedado ahora con unos amigos y no creo que les importe que vengas. - Parece una chica muy simpática, así que, ¿Por qué no?

-¡Claro!

Junto a Alexandra, bajamos las escaleras hacia donde me ha dicho que es el salón de la televisión.

-¡Anda, mira quien está aquí!- Dice una voz a mi espalda.

- Anda, el pesado de Daryl. ¿Qué quieres ahora?

Me doy la vuelta y le veo, ¡Dios, no! ¡No puede ser...!

-¿Tú otra vez? - Dice al mismo tiempo que se ríe y se acerca a mí.

-¿Ya os conocéis?- Me mira Angie con cara de no entender nada.

-¡Pues claro! - Se ríe- Tu amiga tenía tantas ganas de conocerme, que se ha metido en mi habitación, a saber que quería hacer conmigo...- Vuelve a reírse y me giña el ojo.

-¡Eso no ha sido así!- Digo furiosa.

-Bueno, bueno, que se pone revoltona. ¿A quién has pegado ya? Porque parece que te hayas llevado un buen golpe en la cara.

Mierda... el balonazo me ha hecho un buen chichón. ¿Pero, quién se cree? Me doy media vuelta y me voy, olvidándome por completo de que Angie también estaba allí conmigo.

Voy corriendo a mi habitación, cojo mi habitación y me voy lejos de la residencia. No llevo ni tres horas aquí y creo que al final me voy a volver loca...

Cojo carrerilla y me encuentro con una panadería, así que decido entrar y desayunar antes de que sea la presentación. Es un sitio precioso, no es totalmente una panadería sino más bien una pastelería, hay mesas y un montón de estanterías con libros. Todo está decorado con tonos pastel y trasmite mucha tranquilidad. Me pongo a la cola y escucho:

-¿Perdona? ¿Eres la última?

Me doy la vuelta y me encuentro al chico de la pasta de dientes, bueno, al chico de la maleta, o también, el chico del balonazo que me ha dejado la cara hecha un cristo. ¿Qué pasa, que una no puede estar sola ni un segundo?

-¡La chica de la maleta! Vaya... parece que te he dado un buen golpe... Lo siento...- Ya era hora de que se disculpara...

Antes de poder responder, es mi turno para pedir, así que opto por una bolsita de cruasanes y un café. Cuando meto la mano en el bolsillo y saco un billete, el me lo impide.

-¡Invito yo! - No doy crédito.- Bueno... así arreglo un poco lo del balonazo ¿no? Ya que no empezamos bien...- Sigo sin dar crédito.- Ponme otro café con leche a mí, por favor.

-Gracias...

-Por cierto, me llamo Christian ¿Y tú eres...?

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182 DÍASDonde viven las historias. Descúbrelo ahora