Campamento Italiano Gioventu

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Mis encías comenzaron a cosquillear a causa de los nervios, quienes también estaban acelerando mi corazón a un rápido ritmo. Tome una fuerte bocanada de aire y trate de prestarle atención al programa de televisión que estaba sintonizando un canal pago en ese momento.

Mi ansiedad me había despertado a los gritos a las cinco de la mañana y no había podido volver a conciliar el sueño, ya que el miedo me entretuvo hasta que dieron las ocho y mi madre me llamo para desayunar.

Todos esos sentimientos que habían hecho un círculo alrededor mio tenían una explicación, hoy llegaría mi superior.

Volví a inquietarme sobre el asiento, no encontraba una pose cómoda sobre él, aunque nada sería cómodo si estuvieras a punto de irte a un país desconocido con miles de caza-vampiros y medio-vampiros.

Mire hacia la ventana, debido al frió de la ciudad, siempre permanecía así, cerrada. Pero desde que Zayn vivía en la casa de al lado, deseaba tenerla abierta todo el tiempo.


—¡Elena!— Sentí que la voz de mi madre me llamo desde el piso de abajo. Parecía estar emocionada por algo.

Curiosa, baje las escaleras apresuradamente para saber qué había pasado.

—¿Qué paso mamá? — Indague una vez que estuve frente a ella.

Me sorprendí cando note que no era la única que se encontraba en la cocina. Una mujer, de unos 36 años también estaba allí. Su pelo castaño brillaba desde la cabeza hasta el lacio que caía por sus hombros. Unas visibles pero disimuladas arrugas se marcaban en los costados de sus negros ojos, su nariz era ancha y bastante hundida, y sus labios se curvaron en una repugnante sonrisa en cuanto me vio.


—Elena—Anuncio mi madre. —Ella es Estefanía, es la dueña de un campamento de prestigio en Italia—.

—Un gusto—. Dijo "Estefanía" y me estiro su mano.

—Lo mismo digo—. Salude respondiendo el gesto.

A pesar de que no tartamudee ni titubee en ese momento realmente estaba más nerviosa que antes. Sabía que aquella era Elena Setter y que había venido por mí.

—He estado yendo por varias escuelas de esta ciudad, aprovechando que en su mayoría están de vacaciones, y pidiendo referencias de sus alumnos para darles una beca en el campamento Italiano Gioventù, y tú fuiste seleccionada entre 20 alumnos—. Volvió a sonreír luego de dar aquella falsa excusa.

Mi madre oía con atención y sonreía complacida.

—¿Por qué yo? — Acote queriendo sabotear su idea. —Es decir, soy pésima alumna y mi conducta no es la mejor... — "Estefanía" borro la sonrisa.

—Fue un sorteo al azar, no lo escogimos por nada en particular—. Saco un folleto de un cuaderno que traía en manos y me lo entrego.

Yo lo inspeccione apenas lo tuve en mis manos.

—Debo irme. — Anuncio. —Si es que estás de acuerdo en ingresar en esta divertida experiencia, llama al número que está en el folleto y vendremos por ti la próxima semana—. 'Vendrán por mí de cualquier forma' pensé.

Acompañamos a la mujer a la puerta, nos despedimos y ella subió a su auto.

—¡Estoy tan emocionada! ¡Iras a un campamento en Italia! — Anuncio emocionada mi madre.

Yo quite la vista del folleto, el cual leía con atención, y la fije en el auto. Allí Estefanía le sonreía a alguien de forma malévola por la ventanilla. Fije mi vista hacia donde ella miraba y me encontré con Zayn sentando en el porche de su casa, mirando fríamente a la mujer.

Un escalofrió me recorrió el cuerpo y volví a mirar hacia delante, recordando que no había traído ningún tipo de abrigo y el clima era de puro invierno.

—Entremos—. Ordeno mi aun emocionada madre.

Volví a mirar el folleto, como si allí encontrara una respuesta para la situación que acababa de vivir, me di vuelta para entrar a la casa pero alguien me llamo.

—¡Elena!— Mi mamá y yo nos dimos vuelta y notamos que Zayn venia apresurado hacia nosotras.

—Buenos días señora—. Saludo a mi madre.

—Buenos días Zayn.- — Devolvió está el saludo. —¿Y tu madre? —

—En casa, leyendo libros de Crochet—. Él le sonrió divertido y mi madre rió.

—Tal vez pase un rato más tarde. Ahora voy a prepararle la merienda a David, nos vemos Zayn—.

—Nos vemos—. Mi madre entro y el poso sus ojos en los míos.

—¿Quieres ir a merendar a mi casa? Veo que tienes algo que contarme—. Dijo mirando el folleto.

La invitación me tomo por sorpresa, pero de todas formas accedí y nos dirigimos a su condominio.

Allí me encontré con Abel leyendo libros de Crochet, tal como Zayn había dicho.

—¡Hola Elena!— Saludo en cuanto me vio.

—¡Hola! ¿Como esta? 

—Tratando de hacer cosas de humanos—. Respondió Zayn por ella, y esta lo miro con reproche.

—¡Zayn Posey!— Exclamo dejando de lado el libro.

El solo rió.

—Vamos a la cocina Elena—. Me guió.

Me quede pensando en que era la primera vez que escuchaba su apellido, y no sé porque, pero me imagine a mí misma con él, Elena Posey, sonaba cool.

—¿Posey era el apellido de tu padre? — Pregunte con cautela en cuanto puso una taza de chocolate caliente frente a mí.

—Sí, era el verdadero apellido, aunque siempre se llamó a si mismo Edward Jay, por Grady—. Respondió animado tomando un sorbo de su café.

—Supongo que mi padre me puso Elena por Setter—.

—Sí, probablemente sí. Hablando de ella... — Dijo mirando el folleto dentro de mi bolsillo.

Yo lo saque de allí y se lo mostré.

—Quiere convencerme de que vaya a un puta e inexistente campamento en Italia—. Él lo tomo.

—¡Que idea tan estúpida se le ocurrió para llevarte a Italia! — Se quejó molesto.

—Supongo pero ¿Por qué no vino con la verdad? — Pregunte.

—Para convencer a tu madre—. Suspire frustrada.

—Créeme que funciono, aun si yo decidiera no ir mi madre me empaquetaría y me llevaría en avión—. Me miro sobre el fino papel del folleto y me sonrió.

Me agradaba tanto que me sonriera así, que me hacía sonreír a mí.

—No te iras a ningún lado—. Anuncio.

Lo mire algo sorprendida.

—¿Qué? ¡Hasta ayer me decías que era lo que debía hacer! —

—Sí, pero ayer es otra historia, muy diferente a la de hoy. Ayer tú me querías y yo te detestaba, hoy yo te quiero y apenas te lo dije saliste huyendo.

Su sonrisa cambio de amable, a burlona, a medida que mis mejillas se teñían de rosado.

—Lamento eso, es que... se hacía tarde y yo... no me esperaba que dijeras eso... ¡además no estaba corriendo! Solo... camine apresurada escaleras abajo—. Me excuse apresurada y torpemente, poniendo mi concentración en el chocolate caliente.

—Bueno. — En su tono de voz se notaba que contenía una risa. 

—Como sea, solo sé que no te iras a ninguna parte.



Mi Vecino Es Un VampiroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora