Capítulo 2

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Una luz me ciega a través de los párpados cerrados. Los abro despacio pero los vuelvo a cerrar rápidamente.

-Mierda, la luz...

Por fin, alguien la aparta de mi cara. Ahora sí, los abro totalmente y lo primero que veo son sus ojos verdes. Suspira, aliviado y llama a la enfermera, Daiana, que entra y se dispone a hablar conmigo.

-¿Cómo estás, cariño? No ha pasado nada grave, solo ha sido un pequeño ataque de ansiedad. Ahora descansa un poco y en un rato estarás perfecto.

-G-gracias...

Daiana sale de la habitación y nos quedamos solos Marcos y yo. ¿Por qué está tan cerca? Contengo la respiración y de repente, oímos unos golpes apresurados en la puerta. Sin esperar respuesta, entra Nana con expresión preocupada y se lanza encima de mí. Cuando me giro, Marcos ya no está. Aún tumbado abrazo a mi amiga, que está encima mio y empiezo a notar el cuello húmedo.

-¿Nana estas llorando?

No responde y me abraza más fuerte.

-He... he pasado miedo por un momento... creía... creía que...

-No pasa nada mujer, estoy perfectamente. Bueno, sin contar las costillas que me acabas de romper...

-Calla, idiota.

Nos reímos juntos y ella se aparta, aunque no sale de la cama, se tumba a mi lado y empieza a reír más fuerte. Me sorprende, así que le pregunto.

-¿De qué te ríes tanto tu, ahora?

-Es que... ¡Tendrías que haber visto el espectáculo que ha montado Layla!

-¿Por qué? ¿Qué ha hecho?

Honestamente, me da mucho miedo lo que pueda haber hecho Layla. Es capaz de todo para llamar la atención y dejar claro que "Dani es mi chico y como alguna niñata lo toque, le vuelo la cabeza". Nana vuelve a reír y empieza a hablar.

-Cuando has empezado a hacer cosas raras con el cuerpo, ella se ha levantado de su silla, ha venido corriendo hacia ti i me ha apartado. Te ha empezado a besar mientras gritaba como una loca que ella sabía de primeros auxilios, porque había ido a un curso de socorrista en Mallorca durante el verano, con su yate. Entonces, Marcos, molesto y asustado, te ha cogido en brazos y al salir por la puerta, Layla lo ha empezado a perseguir gritando, y cito, como ha dicho ella "¡No toques a mi novio, maldito acosador!". Evidentemente él no le ha hecho caso y ha seguido andando, pero supongo que la va a castigar.

No puedo evitar la risa. Ahora que lo pienso... ¡Tengo la excusa perfecta para cortar con ella! Pongo una sonrisa malévola y siniestra. A lo que Nana responde con una pregunta.

-Oye, ¿y esa cara? Das miedo, tío. ¿Qué se te ha ocurrido?

-Me parece que ya sé como terminar con Layla... Voy a reprocharle lo sucedido y le voy a decir que me ha avergonzado delante de toda la clase.

-Dani eres muy malo. Pobrecilla, ella te quiere, ¿sabes? Aunque te comprendo, no sé como has aguantado tanto.

-Esta misma tarde lo hago.

Por fin me dejan salir de esa pequeña habitación de cuatro paredes con una camilla en medio. Abro la puerta y ahí está él.

-Hola Dani, ¿te encuentras mejor?

-...Hola Marcos, sí, sí, ya estoy perfecto.

Una brisa mueve el pelo de Marcos... Espera. ¿¡Una brisa?! ¡Si estamos dentro del instituto! Esto es preocupante, estoy empezando a delirar. Su voz me devuelve al presente de nuevo.

-Me gustaría hablar contigo. ¿Tienes algo que hacer ahora mismo?

-En principio no te...

¡Sí! ¡Sí tengo algo que hacer! ¿Dónde está Layla? Tengo que hablar con ella enseguida. Otra vez, su voz me trae a la realidad.

-Genial, entonces, ¿vienes conmigo?

-¡No, no! Perdona Marcos, me acabo de acordar de que tengo una cosa muy importante que hacer. ¿Podemos hablar mañana?

-Dani, es un poco urgente... además, mañana es sábado.

-¡No pasa nada! Por mi perfecto, mañana no tengo que hacer nada en especial. ¿Qué te parece? Aunque, ¿cómo contactaremos?

-Me podrías dar tu número de teléfono.

¿Qué? ¿Marcos me acaba de pedir mi número? Bueno, es normal, ¿no? Por algún lado tendremos que pactar la hora y el lugar... No puedo evitar sonrojarme un poco.

Dani, tío, reacciona, Marcos está esperando.

-Cl-claro...

Saco mi bolígrafo negro y me dispongo a arrancar un papel, pero me tiende la mano. No lo entiendo. ¿Se lo tengo que apuntar en la mano? ¿Qué está pasando?

-Soy despistado, perderé el papel. ¿Te molesta?

-No, no, para nada...

Me quema la cara. Le cojo la mano y le apunto mi número. La suelto rápido y me doy la vuelta para guardar el bolígrafo. En realidad es una excusa para que no me vea la cara. Qué vergüenza. Marcos se despide y lo oigo marcharse mientras me dice que me mandará un mensaje por la noche. Respiro hondo y salgo del instituto para encontrarme con Layla, que me estará esperando en el roble de la entrada, como siempre.

-¡Dani, cariño! ¿¡Cómo estás!? ¿Te encuentras mejor?

Veo como se acerca, me dejo abrazar. Lo que se avecina no será fácil para mí... Ni mucho menos para ella.

-¡Te tengo que contar lo que ha pasado en clase cuando te has desmayado! ¡El profesor te ha cogido como si fueras una princesita para llevarte a la enfermería! ¡Voy a matar a Marcos por cogerte de esa forma tan romántica! Nadie, nadie toca a mi novio.

Intento no ponerme nervioso.

-Layla, suéltame. Vamos a sentarnos.

Deshago el abrazo suavemente y la dejo en el suelo con cuidado. Le cojo la mano y la guío hasta el banco de color verde que hay cerca de la entrada. Me mira de forma curiosa, aunque no hay rastro de preocupación en su cara.

Según el plan, yo no sé nada de lo que ha pasado mientras yo no estaba consciente, así que dejo que me cuente lo ocurrido, mostrándome cada vez más molesto para acabar muy enfadado. Claro, estoy haciendo todo esto para que la excusa para cortar con ella sea creíble, realmente no estoy enfadado...

La función empieza.

-¿Que has hecho qué?

-Pues lo que te he dicho, he defendido y protegido a mi novio.

-Layla, ¿te das cuenta de que me has dejado en ridículo delante de toda la clase?

-¡Pero es lo que debía hacer! ¡No te puede tocar nadie! ¡Eres mío y sólo mío! Además, yo sé mucho más que la enfermera, te podría haber sanado yo.

-No puedo creerlo... Además, ¿¡cómo te atreves a llamar acosador al profesor!? ¡¿Acaso estás loca?! Mira, Layla, ya hace tiempo que te comportas de una forma demasiado protectora y posesiva conmigo. Eso puedo soportarlo, pero lo que has hecho hoy... Es inaceptable. No puedo estar más contigo.

-Dani... ¿Me estás dejando? ¿Es eso lo que quieres decir? Estás... ¿cortando conmigo?

-Eso me temo.

Layla abre mucho los ojos, parece una psicópata. Se levanta despacio sin apartar su mirada de la mía. Aún mantiene los ojos muy abiertos cuando empieza a reírse muy fuerte. Esto me está dando miedo.

-Esto no va a terminar así, cariño. No puedo permitir que nadie más te toque...Eres mío. Sólo mío.

Y se va corriendo. ¿Qué acaba de suceder?

Un escalofrío recorre mi espalda.

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El Asesino de MamáDonde viven las historias. Descúbrelo ahora