Capítulo 8:

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"Envuelta en brazos de la muerte"

Me acerqué a la bandeja de comida con pasos tambaleantes abrazándome a mi misma entre mis flacuchos brazos.
Recogí la bandeja y con ella una camiseta negra de manga larga y unos pantalones de chándal largos.
Volví a dejar la bandeja en el suelo y me vestí con aquellos regalos de mi querido secuestrador, tirando a la esquina más lejana la mugrienta ropa que me había acompañado en esta pesadilla hasta ese momento.

Me dispuse a comer aquella extraña papilla sin sabor alguno. No sabía el hambre que tenía hasta que la primera cucharada bajo por mi garganta, raspándola y haciendo rugir mis tripas como mil leones. En dos minutos, ya estaba el plato vacío y sólo quedaban los rastros de ésta.
Me senté en el colchón con las piernas abiertas y la cabeza entre ellas destrozada, igual que si me hubieran picado una veintena de abejas en el cerebro.

Poco tiempo después, me empecé a sentir realmente mal, mi estómago dolía tanto que sólo pude cogerme las piernas y envolverlo con ellas. El dolor no cesaba y un extraño hormigueo se expandió desde mi columna vertebral hacia todas las extremidades, haciendo sentir mi ritmo cardíaco en las puntas de los dedos, palpitando tan fuertemente que pensé que se saldría el corazón del pecho.
Intenté cambiar de posición pero mis músculos no ejercían ningún esfuerzo. Me era imposible mover cualquier parte de mi cuerpo. Sólo mis ojos se movían en sus cuencas, asustados.
En ese momento, la chirriante puerta se abrió pero yo no podía mover el cuello y ver quien era la persona que me había drogado, además de que me encontraba de espaldas a esta.

Unas manos fuertes y callosas de hombre me ataron delicadamente un pañuelo negro o azul oscuro en los ojos, tapándome visión alguna.
Mi secuestrador me cogió sin esfuerzo alguno por detrás de las rodillas y la espalda, quedando mis manos y el cuello colgando por fuerza gravitacional. A buen ritmo anduvo unos veinte pasos y subió cuarenta o más escaleras hasta que, después de unos diez pasos andando, me tumbó en una gran cama y se fue cerrando la puerta tras si.

¿Sería esta mi nueva habitación de aquel "lujoso hotel"?

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