"Aprendí que el coraje no era la ausencia de miedo, sino el triunfo sobre él. El valiente no es el que siente miedo, sino aquel que lo conquista." Nelson Mandela.
Esa puerta tenía que dar a alguna habitación ya que la otra puerta en un lateral era negra, muy pesada, igual que la de mi antigua habitación.
Por ello, me mantenía quieta en el sitio y giraba 360° captando cada mínimo detalle: una grieta en el marco del espejo, un cajón sobresaliente de la coqueta, una mancha en los bajos de las cortinas...
Minuciosa e incesante, como si de una cámara se tratase, intentaba memorizar cada uno de los detalles en aquella película casera real.El miedo me paralizó, dejándome en un punto muerto con mis ojos fijos en aquella ostentosa puerta. Rígida y oxidada, imponía un gran respeto como la mirada de un niño a un adulto. De medida estándar, hasta el pomo estaba sumamente decorado con un tigre de dientes afilados que sobresalía de este; y justo debajo, una pequeña hendidura resaltaba, siendo más pequeña que una llave normal además de su peculiar diseño.
Inconscientemente, me acerqué a la coqueta y de ahí al armario en busca de algo parecido a esta rareza de llave.Montones de ropa después, una pequeña caja de terciopelo de color berenjena, apareció al fondo del ropero.
Dentro, una fotografía antigua de una pareja en blanco y negro y un guardapelo, envolvían a la llave. Dorada y bastante larga pero estrecha, tenía un perfil serpenteante con varias muescas zigzagueantes similares a colmillos.Entre las palmas de mis dos manos llevé tambaleante los diez centímetros de llave hacia la suntuosa puerta.
Mis dientes castañeaban y una ráfaga atravesó mi columna vertebral disparando mi pulso. Horrorizada, cerré los ojos y me concentré en colocar la llave en la posición correcta sin dañarla.
Encajaba a la perfección. La giré hacia la izquierda, causando un pequeño "clic" que conllevó a un suspiro de mis labios. Mi mente se llenaba de diversos futuros paralelos que se encontraban detrás de la puerta.Empujé la puerta dejando un pequeño espacio por el que mirar.
La misma pintura de las paredes, la ventana al lado izquierdo de mi perspectiva y el espejo justo en frente de la puerta.
No podía ver mucho más, pero supuse que tendría los mismos muebles y decoración pero en una distinta organización.¿Se trataría de otra víctima? ¿Esperaban secuestrar a más personas? Preguntas incesantes me a martilleaban el cerebro, mayoritariamente sin respuesta y miles de notas se amontonaban caóticamente.
Me apoyé en la pared dejándome caer mientras me sujetaba mi cabeza con ambas manos.
¿Me estaba volviendo loca? Mi respiración agitada y mis ojos derrotados pero incesantes y sin mirada fija, apoyaban esta idea. Pero no puedo, no debo hacerlo. Debo ser cuerda si quiero volver a ver la luz del sol. Cerré mis ojos y volví a concentrarme en la puerta.Esta vez la abrí lo máximo posible pero silenciosamente. Miré al frente y mi espantosa imagen me dejó paralizada. Mi pelo enmarañado, mis piernas y mis brazos demasiado delgados y mis muñecas seguían moradas por las cicatrices. Mi cara era una composición de arañazos, moratones y cicatrices que envolvían mis ojos apagados sin vida, dejando a mis labios rajados y mi nariz morada en segundo plano.
Estaba horrible. No podía ser yo. Todos mis pensamientos se veían reflejados en aquella versión horrible de mí.Un ruido me hizo dar un salto hacia atrás sujetándome en la pared.
No me lo podía creer.Un chico de unos veinte años me miraba asustado pero intentaba parecer valiente formando de sus labios una fina línea. Vestido de negro igual que yo, tenía varios moratones en la cara y sus ojos negros me miraban escaneandome.
Supuse que se debatía si era la mala o la buena de esta película.
Ojalá yo lo supiera.- Esto... Hola- comencé a decir - Yo...
-¡Callate! No se quién eres ni que quieres de mí, sólo dejadme salir de aquí. ¡Prometo que no diré nada!- empezó a hablar atropelladamente y estaba asustado ya que le temblaban las manos fuertemente.Me extrañó que hablara mi idioma, su físico era una mezcla: rasgos alemanes, pero sus ojos y pelo eran de color negro muy intenso, similar al común de los japoneses.
A pesar de ser muy alto, se encontraba encorvado como un niño pequeño en una película de terror. Levante mis manos para que supiera que no era una amenaza y me acerqué varios pasos, quedando la cama entre ambos.
-Tranquilo - dije bajando el tono de mi voz y pausadamente - estoy en el mismo lado que tú. También me han secuestrado aunque sigo sin saber el porqué. - Me miraba las muñecas fijándose en las cicatrices y por primera vez, la incertidumbre cruzó su cara pasándose una mano por el cabello y tirando suavemente de él. En sus ojos se veía el mismo miedo que en los míos una vez lo hubo.-Mira, llevó meses encerrada en un pequeño cubículo, volviéndome loca, escuchando ruidos inexistentes y leyendo para distraerme. En estos meses sólo he podido escuchar varios golpes diarios y una mujer que me atormentó día y noche.- pasé mis manos por la cara para así secarme las lágrimas que habían caído casi sin darme cuenta - Estoy en tu bando, y juntos podemos intentar salir de aquí. Así que, ¿cómo es tu nombre?
-Yo... - aunque era mayor que yo no sabía que responder- Mejor no digamos nada de nosotros. No hasta que sea seguro que no seas una de ellos. No hasta que salgamos de esta pesadilla.
Asentí y justo en ese momento abrieron la puerta que daba al exterior. Las luces se apagaron quedando a oscuras y un fuerte golpe se escuchó, por lo que me escondí bajo la cama. Sólo pude ver unos zapatos puntiagudos y como mi nuevo compañero caía derrotado en el suelo. Un pañuelo con olor dulzón cayó al lado mía y, aunque intenté no respirar demasiado fuerte, sentía los párpados pesados hasta que cayeron hacia la inconsecuencia.
Maldito cloroformo...
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¡Hola! Gracias por sus votos y comentarios. Este capítulo es el más largo hasta la fecha y creo que uno de los más importantes.
¿Qué os parece el nuevo personaje?

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Secuestrada
Ficción General"La vida es sueño". En mi caso una pesadilla desde hace, exactamente, tres meses y dos días. Desde que me subí a ese avión privado de camino a la mansión de mi familia en uno de los barrios mas caros del mundo. Al subir cuatro hombres me ataron y me...