Capítulo 8 «Siempre hay que maquinar algo»

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Capítulo 8 «Siempre hay que maquinar algo»

Había pasado una semana desde la visita de Collins a mi habitación. Desde aquel día la enfermera Stephie había sido la encargada de mis cuidados médicos. Algo verdaderamente gratificante ya que no soportaba aquel gilipollas.

Sí, esa era a la conclusión que había llegado.

–¿Te encuentras bien?–Me sobresaltó la voz de Lisa despreocupada.

Removí los guisantes que componían mi comida y seguí pensando en cual seria el momento perfecto para acabar con la vida de aquel patético médico mental.

–¿Sigues tomándote la medicación?–Inquirió Lisa dubitativa mientras seguía comiendo aquella esponja amarilla denominada tortilla.

–Cada mañana viene Vázquez a darme el puto valium y cuatro pastillas más.–Respondí mediante un bufido.

Metí uno de los guisantes en la boca. Eran asquerosos. Parecían pequeños trozos redondos de vómito.

–No entiendo como después de pasar veintidós horas encerrada no quieras hablar.–Comentó Lisa mientras masticaba la esponja comestible.

Suspiré. Era cierto que seguía bajo arresto en una celda apartada de las de mis compañeras. Pero me alegraba de ello ya que eran un coñazo y no podrían meterse dónde no las llaman.

–Es un alivio no escuchar a estas palurdas.

Continué sin mirar a Lisa. Pero sabía que aquello le había ofendido ya que siempre se cree que es el ombligo del mundo. Y se equivoca, ya que soy yo.

–No sabía yo que necesitaras tanto tiempo a solas.

–Yo al menos sé invertirlo.–Levanté la vista y observé a Lisa y mis ex compañeras de habitación.–¿Os pensáis que no sé qué os metéis dedos entre vosotras?

–¡Eres una cerda!–Exclamó Melanie tirando el tenedor de plástico sobre la comida.–¿No tienes otro momento en el que sacar eso? Estamos comiendo.

–Cómo se nota que no tienes quién te lo toque.–Soltó una voz detrás de mí.

Giré mi cuello y allí me encontré a la estúpida de Anastasia Black con sus secuaces. Esta escena era la típica de una película americana adolescente, sólo que con una diferencia: aquí te jugabas vivir o no.

–Ya sabía yo que el vicio de coleccionar cucarachas te pasaría factura, Black.–Murmuré con una sonrisa irónica.–La cárcel te está afectando.

Black rió ante mi comentario. Eso no era normal.

–Yo seré zoofilica, pero al menos no voy matando a mis amigas.

Respiré hondo intentando seguir los consejos de la jefa. Aunque... ¿Para qué?

Me levanté a continuación de la mesa de un salto, y estampé la bandeja de plástico sobre el rostro de Black. Causándole que su cabeza diera contra el filo de una de las mesas de metal que componía el comedor de la cárcel.

Los brazos de dos funcionarios me agarraron violentamente y me echaron del comedor encerrándome en mi celda particular.

Me levanté del suelo ya que me habían tirado y me senté sobre la cama que dormía. Agarré el libro que tenía en mi mesita y empecé a leer dónde lo había dejado.

Alicia en el país de las maravillas era muy útil para alimentar mi mente enferma sedienta de sangre.
Quería mancharme las manos de aquel líquido que recorre nuestras venas.

Miré por unos instantes el punto de libro que había seleccionado.

«Un niño muere atropellado a la salida del colegio»

Tom Fischer eran las dos primeras palabras de la noticia. Mi hermano.
Él había muerto por mi culpa, y lo mejor de todo era que sabía quien era su asesino. Y por ello me vengaría.

Y Collins iba a ser mi próxima víctima...

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Hola,

Siento no haber publicado en casi tres meses. Lo siento, pero no sabía como continuar la historia. Aunque sea corto y aburrido es necesario, ya que a partir de ahora empezará la acción.
Ahora sí que hay Natascha Fischer para rato.
Próximamente colgaré el próximo capítulo, seguramente será semanalmente.

En cuanto llegue a 5 votos el capítulo continúo.

Att: Lucía.

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⏰ Última actualización: Nov 23, 2015 ⏰

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