Rendirse |Larry Stylinson|

Capítulo Uno

Libertad.

Louis Tomlinson tenía tan solo catorce años cuando decidió huir de casa.

Se sintió tan feliz en el momento en que salió por la puerta de su casa, con el sentimiento de libertad y la promesa firme de jamás volver a esa casa.

Sin embargo a unas cuadras de su casa se detuvo y se dio cuenta que no tenía a dónde ir o con quién acudir, todo había sucedido tan rápido.

Pero no, no podía volver, se dio la vuelta para ver el camino que lo llevaría a su casa nuevamente y se quedó pensando.

No, dijo, mientras veía con odio ese camino que lo conduciría a esa casa que lo único que hizo fue hacerlo sufrir y sentir mucho dolor.

Aunque recuerda que no siempre fue así, todo cambio hace 6 años cuando sus dos hermanas, gemelas, habían muerto a causa de un pedófilo que las había secuestrado.

Sus padres jamás lo superaron, así que al final se metieron en el mundo de las drogas y el alcohol. Pero él también sufrió, ya que falló en el único deber como hermano mayor que tenía, que era proteger a sus hermanas pequeñas.

Aún puedo recordar el último momento en que las vio.

Ese día su madre los había llevado, a los tres, al parque cerca de su casa por insistencia de sus hermanas. Él tenía ocho años y sus hermanas cinco. Recuerda que estaba enojado porque no quería estar ahí, sino en los videojuegos, pero su madre no quería dejarlo ir solo, así que lo llevo con ellas.

Se sentó en una banca con el ceño fruncido, la mirada enojada y los brazos cruzados.

-¡Columpio, columpio!- le gritaban sus hermanas para que él las empujará, pero él no quería, así que las ignoro.

Ahora me culpaba cada segundo de mi vida por lo infantil, inmaduro y estúpido que había sido.

-Niñas, niñas, que tal si van solo las dos, su hermano ahora está enojado.- habló su madre tratando de callarlas.

-¿Por qué estás enojado?- le preguntaron.

-Hmp. No les importa.- respondí mirando a otro lado.

-¡Hermano!- gritaron las dos jalándolo para que fuera con ellas, pero yo no iba a ir a ningún lado.

Ojalá lo hubiera hecho, ojalá hubiera ido con ellas, ojalá me hubiera levantado de ese asqueroso banco.

-Niñas, que tal si ustedes van primero, mientras yo hablo con su hermano para que las acompañe ¿de acuerdo?

-¡De acuerdo!- gritaron las dos, para después salir corriendo hacía los columpios.

-Deberías ir con tus hermanas.- me dijo una vez que ellas estaban lejos.

-No quiero. Quiero ir a los videojuegos.

Después de ese día jamás volví a una sala de videojuegos, ni pensé en volver a uno de ellos.

-Louis, deberías pasar más tiempo con ellas, eres su hermano mayor, debes protegerlas y cuidarlas aun cuando ellas lleguen a tener veinte o treinta años.- habló, reprendiéndome por mi comportamiento.

Lamentablemente ellas jamás pasaron de su cumpleaños número cinco.

-Quiero ir a los videojuegos.- hablé como todo un niño mimado y caprichoso.