Capítulo Diez

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Frustración.




—Pero deja de seguirme de una buena vez —reclame sin detener mi caminata.


—No te hagas del rogar y come con nosotros, los chicos ya nos están esperando en el patio —dijo Niall sin parar su seguimiento.


—No quiero —dije tajante.


—¡Entonces come solo! —oí que me gritaba desde lejos, suponía que ya se había detenido.


—¡Eso es lo que pensaba hacer desde un principio! —grité de vuelta girando en un pasillo para subir las escaleras hacia la terraza de la escuela.


Miré a algunas personas por los alrededores mientras yo comenzaba a caminar a un lugar más alejado de todos, quedando cerca de las rejas, al borde del establecimiento.


Saqué la comida que Louis había hecho para mí, dejando mi mochila sobre mis piernas cruzadas. La verdad, es que esos salvajes apenas ven la comida de Louis y ya quieren arrebatármela de las manos. Por eso prefiero comer solo.


Escuché la risa de Niall desde mi posición y al girar mi cabeza pude ver su mata rubia brincando, deje de observarlo para volver mi vista hacia mi comida, que no era mucha pero así lo prefería, ya que sus postres ocupaban la mayor parte de mi estómago.


Cuando era niño no paraba de pedirle pasteles a Louis, muchas veces me dijo que no porque podía enfermarme con el mal del azúcar, así le decía él a la diabetes para que yo entendiera y no comiera mucho dulce.


Lo contaba como una historia de terror y después le pedía que me cuente más historias de ese tipo. Era divertido, me gustaba cuando en la noche nos quedábamos hablando e inventando historias.


Extraño que lo hagamos, ya no hemos podido hacerlo por la diferencia de horarios y cuartos separados. Además, de las veces que he podido ir a su cuarto, Louis ya se encontraba dormido. Sin embargo, me encantaba verlo con la respiración calmada, pero también solía tener pesadillas y ahí me gustaba acariciar su cabello para que se tranquilice. Aunque terminaba despertando a Louis.


Cuando se despertaba se quedaba mirándome por unos instantes para después sonreír. Me decía «aquí estás», y yo le respondía «aquí estoy». También solía bromearle diciéndole que seguía durmiendo y eso era solo un sueño. Entonces, él me decía «ya quisiera que en mis sueños aparezcas tú».


Era en esos momentos que sentía deseos de agarrar su rostro y besarlo por horas. Sin embargo, seguía temiendo que me viera como un niño pequeño, o peor, como su "hermanito".


Ugh, me da coraje cada vez que lo pienso. Y por ello comencé a comer más rápido, no quería pensar en la forma que Louis me veía. Maldición, ni sabía si él seguía usando a su "amiguito", el señor dildo.


¿Pero eso no era mejor a verlo con algún otro chico?


¡No, claro que no! ¿Acaso no me ve? Ahí estoy yo para él y no me tira ni las indirectas para querer acostarse conmigo.


¿Pero yo lo he hecho?


Detuve mis movimientos al pensarlo mejor, tragando después lo que tenía en la boca.


Es cierto, yo tampoco le he tirado ninguna indirecta de que él me gusta. Es algo que debería hacer, ya que los únicos que lo saben son mis estúpidos compañeros. Pero ellos no tendrían porqué saberlo. Ninguno es más importante que Louis para saber lo que siento hacia él.


Rendirse |Larry Stylinson|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora