B.M.E → MAGCON

BULLYING, PELEA Y PUÑETAZO

-Jacob Edward Johnson vuélveme a despertar de esa forma y juro que te arrancaré esos cuatro pelos rubios que tienes de un solo tirón.

-Yyy Duff madrugando mode ON -burló Caro.

-Cállate, pitufa.

-¡Hey! Eso es bullying infantil -hizo un puchero.

-Bueno, tienes menos estatura pero Duff menos neuronas -rió solo Johnson. Duff hubiese reído aun sabiendo que era algo contra ella pero este era uno de sus días cabreada con él.

-Mira, Jack. Dos neuronas, el número de las que has logrado follarte a lo largo de tu patética vida -se defendió Duff-. Y no me llames así -adviritió.

-Al menos tengo vida, y si quiero llamarte así, ¿qué?

-Sí, es verdad, no debí nacer. Me habría ahorcado con el cordón umbilical de haber sabido que iba a tener que convivir con semejante... Cosa como tú. Si me vuelves a llamar así juro que te quedas esa gran boca que tienes más que para hablar para chupar...

-¡Duff, ya! -ordenó Mafer.

-Tú ve a darte besitos con Matt, ¿quieres? Que os jodan a todos de una puta vez, coño.

-Hazlo tú, que se te da genial.

Y en ese momento todo pareció a cámara lenta. Todas las chicas giraron sus cabezas para observar la reacción de Duff. Y sí, esta impactó su mano empuñada en la preciosa cara de Johnson. Este giró la cara debido a la fuerza y Nash se dirigió a preguntarle a Jack sobre su estado, no sin antes guiñar un ojo a Duff dándole a entender que, aunque Jack fuera su amigo, también la apoyaba a ella.

Ella solo se mantuvo con los ojos abiertos, solía ser así, pero le sentó muy mal que al gilipollas al que pegó fuera la persona que le gustaba. Porque sí, le gustaba.

-Jack, yo solo... Oh, mierda. Lo siento. De verdad, me he pasado.

-Se lo merecía, cielo.

-¡Sophia! -riñó (otra vez) Mafer a esta.

-¿Jack? -preguntó preocupada Duff esperando un insulto como respuesta. O peor, puede que otro intento de golpe de vuelta -intento ya que sabía que alguno de los chicos lo pararía antes-. Joder, Johnson, en serio, perdón.

Cuando vio a este erguirse un poco los pelos de su nuca se erizaron, tal vez al pensar que tendría que esperar el impacto de sus insultos. Pero no fue así.

Él, ya de pie del todo, le entregó media sonrisa-. Adoro que me llames Johnson. Y no te preocupes, me lo merecía por lo capullo que soy.