Ella dejó de caminar y entonces me giré a verla. A leguas se notaba que estaba realmente nerviosa por todo este motivo.
—¿Qué pasa mi amor? —le pregunté.
—Creo... creo que no es buena idea, Justin. Mejor llamo a mi madre y le digo que no venga. O quizás llame a papá y le diga a él que no venga —dijo y tomó su celular.
—Oye, oye —la detuve y le quité el pequeño aparatito —Todo va a estar bien. Ellos dos son personas grandes, van a comportarse.
Ella asintió y besé su frente. Volvimos a caminar y entramos al lujoso hotel para dirigirnos a la parte cómoda del restaurante. Un hombre calvo y de baja estatura se acercó a nosotros.
—Buenas tardes, ¿en que puedo ayudarlos? —nos preguntó.
—Buenas tardes —lo saludó ______ —Tenemos una reservación a nombre de ______ Levine.
El hombre miró la agenda que tenía en su mano y asintió.
—Si señorita, la mesa ya esta lista. Por aquí.
Comenzó a caminar y lo seguimos. Nos dio el paso para sentarnos en una adornada mesa con cuatro platos.
Como todo un caballero le corrí la silla a mi novia y ella se sentó. El mozo se alejó inclinando levemente la cabeza.
Vi como ______ miraba a su alrededor...
—Amor, tranquila —le dije. Me miró a los ojos.
—Cuando mis padres lleguen se va a desatar la tercera guerra mundial —aseguró.
—Quien sabe —dije y acaricie su mejilla —Quizás sea hora de la paz mundial.
—¡No saben lo contenta que me puse cuando supe que íbamos a almorzar los tres juntos! —escuchamos su aguda voz. Ambos nos giramos a verla. Me puse de pie y ella se acercó a abrazarme —Eres un desconsiderado. No fuiste a visitarme como lo prometiste.
—Lo siento —le dije y me alejé de ella —Pero las cosas no estaban bien en esos tiempos.
Ella miró a ______ y luego volvió a mirarme.
—¿Acaso ella te prohibió que me vieras? —me preguntó.
—No, no —dije divertido. ______ se puso de pie.
—¿Puedes hacerme el favor de saludar a tu hija como corresponde? —le dijo.
Gina sonrió y se acercó a ella para abrazarla y besar su rostro.
—Eres tan celosa —aseguró alejándose de ella.
—No son celos —cuestionó ella —Solo me molesta que siempre estés a favor de los demás. De cualquier extraño, menos de mí.
—Eso no es verdad —le dijo su madre mientras se sacaba el abrigo y todos tomábamos asiento. Gina miró bien la mesa y frunció el ceño —¿Por qué hay cuatro platos? Somos solo tres personas.
—Mmm, lo que pasa es que...
—Se confundieron —interrumpí a ______, que soltó un leve suspiro.
—Voy a pedir que lo quiten —dijo Gin se puso de pie.
—¡No! —dijo ______ elevando un poco más la voz. Gina la miró extrañada —No, no digas nada. La mesa se ve bien así... con cuatro platos.
Gina volvió a sentarse y pícaramente miró nuestra cercanía.
—¿Hay algo que deban decirme? —nos preguntó. Miré a ______ y sonreí.