15 - Final

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Me despierto en mitad de la noche por una pesadilla y enseguida sé por qué la he tenido, Peeta no está en la cama.

No está en el baño ni en ninguna habitación. Bajo asustada las escaleras. Al no verlo por allí tampoco me voy directa a la puerta. Cuando estoy cerca una voz me para.

- Katniss, tranquila – pero no es Peeta, sino Haymitch.

- ¿Qué ha pasado? ¿Dónde está Peeta? - le grito más que le pregunto.

- Calmate, ¿si? - dice mientras me obliga a sentarme en el sofá pero yo cada vez estoy más nerviosa - Peeta ha tenido una pesadilla muy mala y al despertarse se ha dado cuenta de que le estaba viniendo un ataque. Ha venido corriendo a mi casa a contármelo y se ha quedado allí. En mi casa puede destrozar todo lo que quiera, no lo notare mucho – intenta bromear – quieta – me dice cuando intento levantarme – me ha hecho prometerle que no te dejaría ir ¿por qué crees que estoy aquí? así que intentar calmarte y sube a dormir. Él estará bien. Si vas allí y te hace daño sabes que nunca se lo perdonará, ni a mi tampoco.

Sabe que no puedo dormir por lo que no insiste. Cuando empiezo a sollozar a su lado él me abraza e intenta tranquilizarme. Termino dormida de agotamiento, de tanto llorar, en sus brazos.

Supongo que el viaje en tren, la playa recordándonos tanto al Vasallaje, ver a Finn tan parecido a su padre, ... nos ha pasado factura a todos, pero a él especialmente.

Al amanecer, después de que Haymitch se asegure de que Peeta está completamente bien, me deja ir.

- Iré a avisar a Effie, estaba muy preocupada por él.

Entro y veo que todas las persianas están bajadas y hay varios platos rotos que Peeta está barriendo en estos momentos. Antes de verme u oírme me nota. Para y se gira a mirarme.

Veo vergüenza en sus ojos y miedo, pero miedo a mi rechazo. Yo sólo corro a abrazarlo. Voy con tanto ímpetu que terminamos cayendo al suelo. Viendo que no se ha hecho daño empiezo a reírme y él me sigue mientras nos abrazamos con fuerza.

- Lo siento ... - intenta decir.

- Shhh – le digo, y como sé que va a seguir hablando lo beso.

Él duda al principio, pero luego me besa con fuerza, cómo si lleváramos mucho tiempo sin vernos. Y a decir verdad, pasar la noche sin él se ha sentido así.

Nos separamos corriendo al oír la puerta. Ambos estamos sonrojados y despeinados.

- ¿Estabas metiendo el pan en el horno Peeta? - pregunta socarrón Haymitch.

- ¿Qué? No, no estoy haciendo pan, ¿quieres que haga? - contesta Peeta.

Yo me debato entre enfadarme con Haymitch por su comentario o reírme de Peeta por su inocencia. No ha entendido el verdadero sentido de sus palabras, y luego decía que la ingenua era yo ...

- ¿Qué quieres? - digo yo a la defensiva.

- Emmm ... ésta es mi casa ... - contesta nuestro antiguo mentor.

Yo me sonrojo aún más de lo que estaba.

- Gracias por todo Haymitch. Gracias por dejarme pasar aquí mi crisis y por cuidar de Katniss – le dice Peeta mientras lo abraza.

Terminamos de recoger todo y nos marchamos a casa.


Volvemos a nuestras rutinas. Él anda muy liado con la panadería, ya están por terminar las obras.

Yo llevo varios días pasando muchas horas en el bosque, para la inauguración quieren hacer una gran comida y Sae me ha pedido que le lleve toda la carne que pueda.

La noche de antes Peeta está inquieto, se remueve constantemente en la cama y no consigue dormir mucho rato seguido. Está nervioso por el evento, aunque cuando termina el día sigue igual. Y no entiendo el por qué.

De regreso a casa Effie y Haymitch nos acompañan hasta sus respectivas casas. Haymitch le guiña un ojo a Peeta y le da un paquete antes de meterse en la suya y Effie nos abraza emocionada antes de hacer lo mismo.

Una vez dentro, Peeta me para nada más entrar.

- Katniss – me dice todo serio y nervioso – Me amas, ¿real o no?

- Real – respondo sin dudarlo.

Entonces él abre el paquete y descubro la razón de su nerviosismo. Me toma de la mano y me lleva frente a la chimenea.

Una vez que la prende termina de sacar los panes del paquete y procedemos a la ceremonia del tueste.

Y así es como Peeta y yo estamos ya casados.

- Mañana a primera hora iremos a la ciudad a firmar los papeles, para hacerlo del todo legal – dice mientras me abraza.

- Para mi ya estamos casados – le digo antes de besarle - esta ceremonia es lo único que yo necesito para saber que soy tu mujer y tu mi marido, no necesito ningún papel, aunque tengamos que ir a firmarlos.

- Opino lo mismo – dice en medio de una lluvia de besos.

Subimos a la habitación y, por primera vez, estos dos cuerpos a medio cicatrizar, estas dos almas a medio sanar se convierten en uno solo.

F   I   N


Dreams come trueDonde viven las historias. Descúbrelo ahora