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El dia en la playa se pasó estupendamente, fué genial, pero ahora estoy otra vez con la realidad, bueno, mi realidad. Añoro muchísimo las sensaciones que viví, ha sido como un chute de energía positiva, que por desgracia en mis hogares en los cuales he estado, eso abunda poco.
Como no es novedad, suena el timbre en casa de la abuela, esperando a ver quién se acercaba a visitarnos, sorpresa, es mi madre. Mi cara es como un cuadro, lo que no se sabe es de qué humor se encuentra el pintor, pero colo niña que soy, todos los malos pensamientos se borran en un instante y corro hacia los brazos de mi madre.
Ella toda orgullosa, piensa que ha hecho un buen trabajo cuando la recibo así, pero las cosas van totalmente al revés.
Más sorpresa todavía llega cuando vuelve a sonar el timbre, y ahora si que voy perdida, dos visitas en un dia, cosa rara. Por el pasillo veo aparecer una personita muy pequeña, es Ivan.
No me lo puedo creer, mis deseos se cumplen. Los adultos hablan y hablan, pero la verdad esque hoy no me apetece escuchar lo que dicen, estoy en plena disputa territorial con los muñecos de Ivan.
Ha pasado el rato, las horas quizás no lo sé, pero mi madre me dice que me vaya con ella y justamente Jack, Gemma y Ivan también se marchan, cuando estamos en la calle, Jack nos lleva al parque que hay justo delante y Gemma y mi madre se apartan a un lado, si no lo estoy viendo mal, creo que mi madre llora y no deberia de preocuparme, ya que yo cada dia que he llorado nunca estava, pero si me preocupa. Siento que me llama mi madre y voy enseguida, llego tan rapido que no les ha dado tiempo a acabar de hablar.
- ...no te la vamos a quitar, es para que tanto tú como ella podais tener vidas mejores, la seguirás viendo.-
Se han callado justo cuando he llegado, pero eso que he escuchado, me ha hecho ponerme un poco triste, no sé porqué, llevo mucho tiempo corriendo de casa en casa, ¿por qué tendria que afectarme esto ahora?, estoy más que acostumbrada, pero supongo que la posible idea de que no vuelva a ver a mi madre en un tiempo me entristece.
- Elaine, hemos pensado las dos, que alomejor te podrías venir todo este verano con nosotros a la playa, si te parece, claro.- Gemma está contenta pero parece preocupada por mi respuesta.
Yo dudo bastante, de que sea solo el verano, se creen que no he escuchado nada y se que esto va para largo, la idea me hace temblar, pero mi respuesta es firme.
- Sí, estaría bien.- Al responder eso veo que mi madre rompe a llorar en silencio, se que está metida en problemas y que para ella hoy por hoy soy una carga.
No quiero ver esa escena y rápidamente me marcho corriendo al parque otra vez. A los diez minutos aproximadamente, nos marchamos, pero veo que mi madre me indica que me vaya ya con mis tios, yo creia que esta decisión se llevaria a cabo en un par de días, pero no, la decisión es drástica y se cumple ahora.
Intento aguantar mis lágrimas y lo consigo, pero mi madre nunca ha sido cariñosa y que en este momento me esté dando un abrazo, me alegra pero también me duele mucho, no es necesario llegar a este punto para que muestre algo de cariño, todos llevamos algo en nuestro interior. 
Finalmente nos decimos adiós y yo me preparo para vivir otra vez la "agradable" experiencia de volver a cambiar de casa. 
Nos subimos al coche y pensando otra vez en el camino hacia la playa, volvemos a hacer una parada, tan solo unas casas más adelante que la de mi abuela, no entiendo nada.
- ¿Tienes hambre?- Me pregunta Gemma, pero ya no sé ni lo que tengo.
- Si.-
Nos metemos en otra casa, y dentro de ella hay mucha gente, pero los primeros que me reciben son dos personas de mediana edad. La mujer se llama Rose y el hombre Emanuel, me muestran mucho afecto sin conocerme, creo, pero actúan como si me conocieran de siempre.
En la casa tambien hay una chica, que se llama Laura, un chico llamado Carlos y creo que ya no había nadie más.
Según me cuenta Gemma, Carlos y Laura son sus hermanos y por otra banda Rose y Emanuel son sus padres.
Me siento bien y extraña a la vez, no sé como actuar y decido sentarme en una silla y no decir nada, la timidez me gana la partida una vez más, pero ellos no me dejan estar así y no porque me obliguen, sino porque me tratan tan bien que no puedo estar así mucho rato, me hacen reír, me hablan bien, se preocupan de si me gusta esto o lo otro, si quiero repetir más en los platos de comida...un largo etcetera que me hace abrir los ojos en un nanosegundo.
Lo que yo he vivido hasta ahora no es el prototipo de vida normal, sino que esto que pasa ahora es la vida normal, tener toda esta gente a mi alrededor dandome todo tipo de atenciones, es algo totalmente nuevo, y realmente me siento abrumada y a ratos agobiada por el barullo de personas, hace tiempo o más bien nunca que yo recuerde estar ya no digo con mucha gente, sino con algo de compañia, mi unica acompañante en los buenos y los malos momentos he sido yo misma, para jugar solo he estado yo, para dormir solo he estado yo y para comer no digo nada, porque gracias el dia que se acordavan que existe algo más de leche con galletas.

No tengas miedo a mirar atrás. [#Wattys2016]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora