CAPÍTULO SIETE

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—Faith, tenemos que hablar.

Mi corazón latía exageradamente rápido. ¿De que querría hablar? ¿De Heather? ¿Venía a plantearme en la cara que lo dejé? ¿Sabría ya lo de Heather?

No podía decir nada. Estaba petrificada en la puerta sin hacer ni un sólo movimiento.

—¿Puedo pasar? —preguntó. Me hice hacia un lado para dejarlo pasar. Cerré la puerta, mientras pensaba que podía hacer para escapar. Sabía que era débil ante él y no podría mentirle. No más de lo que ya lo había hecho—. Tienes una linda casa.

—Gracias —logré decir en voz baja.

Toda la sala estaba llena de juguetes de Heather por todos lados. Sonreí instintivamente al recordarla.

—No entiendo nada de lo que está pasando aquí, Faith.

—¿De qué estás hablando?

Sabes bien de lo que está hablando, Faith, no te hagas idiota.

—No hagas eso. No me quieras engañar. Sabes perfectamente bien a que me refiero.

—¿De porqué me he cansado de explicarte que no te quiero cerca?

¿Escucharon eso? Fue el sonido de mi corazón rompiéndose.

Josh pareció afligido, pero no hizo comentario alguno.

El ambiente se volvió tenso.

—Entonces ella... Heather...

—No —respondí, antes que pudiera terminar la frase.

Había momentos en los que nos imaginaba a los tres. Una familia feliz, una hija hermosa, un papá cariñoso, y yo, la mamá voz de la razón.

¿Por qué no simplemente se lo decía? Tal vez así podría ahorrarme todo este sufrimiento, pero no, ¿saben porqué? Por que era una cobarde.

Temía que no la aceptara a ella. Temía que se hubiera olvidado de mí. Temía que ya no me amara así como yo lo amaba a él.

Podría jurar que sus ojos estaban llorosos.

No me gustaba hacerlo sufrir, pero ya lo había hecho tantas veces...

—No llores — no podía verlo llorar. Me acerqué a su lado y sequé la primera lágrima que caía de su ojo—. Nunca he soportado ver a alguien llorar.

No era "alguien" era sólo él.

—¿Sabes que es lo que más me duele? —Josh tenía los ojos rojos y llorosos—. Que ni siquiera hayas tenido decencia en decírmelo. ¿Al menos una pequeña parte de ti llego a amarme de verdad cómo para decírmelo?

¿Qué? ¿Sabe lo de Heather?

—Josh...yo...debes entender que yo tenía otras razones...

—¿Otras razones que revolcarte con alguien más mientras estabas conmigo? ¿No fui lo suficiente para ti que tuviste que irte con otro? — NO, NO, NO —. Contéstame, Faith. ¿Me engañabas? Por una vez en tu vida dime la verdad.

No había nada que pudiera hacer. Por el bien de mi hija.

—Sí — dije en un susurro.

—Bien, entonces no tengo nada que hacer aquí.

Y se fue.

Dejándome sola y con el corazón roto.

POV JOSH

—Josh...yo...debes entender que yo tenía otras razones...

—¿Otras razones que revolcarte con alguien más mientras estabas conmigo? ¿No fui lo suficiente para ti que tuviste que irte con otro? — las palabras salían de mi boca con rabia —. Contéstame, Faith. ¿Me engañabas? Por una vez en tu vida dime la verdad.

Dudó un momento antes de responder.

—Sí — dijo en un susurro.

—Bien, entonces no tengo nada que hacer aquí.


Salí a toda prisa mientras pensaba en donde habíamos acabado.

Amaba a Faith con mi alma. Era lo único que deseaba en la vida y estaba dispuesto a dejarlo todo con tal de dejarle en claro que la amaba.

Fueron todas sus inseguridades las que la hicieron alejarse de mí.

¿Cuanto tiempo más tendría que fingir que no me importaba lo que ella decía?

¡Me había engañado!

¡El amor de mi vida me había engañado y no le había importado en lo absoluto!

Esquivé los coches que se ponían en mi camino. Mañana tendría muchas infracciones, pero nada importaba cuando había un dolor más grande que ocupaba mis pensamientos.

Si había algo que he aprendido era aprender a fingir que las cosas no te importaban, aunque por dentro no pudieras soportarlo.

Me estacioné en un bar que encontré en el camino y con mi corazón roto entré y pedí un whisky.

Después de una botella ya no tenía uso de la razón.

—Y... aunnn assi la amo. ¿Entttiendess? — arrastré las palabras —. Y es muuuy terca parrra admitirrr que es mi hijjja. Yo lo sse, lo sssiento.

El camarero me escuchaba atentamente, aunque se que no estaba prestando atención.

Pagué por lo que bebí y como pude llamé a Connor, quien debería estar durmiendo ahora mismo.

A los cuatro tonos, atendió.

—¡Herrrrmanitooo! —grité.

—Josh, ¿estás borracho? Dime que no tengo que ir por ti. —suspiró frustrado—. ¿Dónde estás?

—¡Nno lo se! ¡Que vivaaa la vidaa!

—¡Por Dios, Josh, no estamos en Los Ángeles! ¡No puedes irte emborrachando de bar en bar!

—Shhhh... tenggo el corrrazon rrroto.

—Eso no justifica las cosas.

Pfff. Que se calle.

Un pequeño pedazo de ti  |Josh Hutcherson|  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora