CAPÍTULO CUATRO

15K 855 2
                                    

Los nervios me estaban carcomiendo. En menos de media hora Josh estaría aquí, ¿que iba a hacer si cuando lo viera me quedara petrificada?

No había una excusa lo suficientemente válida como para que Sarah entienda que no quería estar ahí.

Ella se encontraba ahora mismo en una llamada, como siempre, mientras yo me encontraba mordiendo una tapa de un bolígrafo, pensando.

¿Sabría él que trabajo aquí?

No lo creo, no le había dicho nada y dudaba que Connor le hubiera dicho, pues Connor no quería que estemos juntos.

Pero había algo que en verdad daba vueltas a mi cabeza.

¿Qué pasaba si Connor se enteraba?

La última plática que tuvimos Josh y yo no había terminado nada bien. Él estaba sospechando acerca de Heather.

Aprovecharía esta oportunidad para bombardearme con preguntas y yo terminaría diciendo la verdad.

Sarah se encargó que todo estuviera en orden en la sala de juntas, así que todo lo que me quedaba por hacer era esperar.

—¿Y cómo está Heather?— me preguntó Sarah cuando se sentó a mi lado.

—Bien— sonreí—. Hoy amaneció un poco enferma, pero nada grave. Sólo un poco de fiebre que se pasó rápidamente.

Mi celular comenzó a sonar. Me disculpé con Sarah y me moví de lugar. Era de un número desconocido.

—¿Hola?

—Soy Connor. No puede verte ahí, tienes que hacer algo para que no te vea.

—No se que hacer, Sarah está siempre atrás de mí. No puedo irme como si nada.

—Esto es lo que haremos, en unos minutos recibirás una llamada, mía, claro, y fingirás que te han hablado de la escuela de Heather porque se lastimó, ¿bien?— pregunta.

—No puedo hacerlo.

—Claro que puedes, si no en unos minutos recibirás una llamada de la escuela de Heather y no seré yo.

Me quedé en silencio. ¿Cómo era posible que existiera una persona tan cruel?

—Lo haré.

—Ahora nos entendemos.

Y colgó.

Segundos después de haber colgado, mi celular comenzó a sonar...era de la escuela de Heather.

No podía haber sido capaz de haberle hecho algo ¿o sí? Mi mundo estaba apunto de derrumbarse, necesitaba saber si estaba bien, así que contesté la llamada.

—¿Si?—pregunté algo preocupada—. ¿Está todo bien?

—Disculpe la molestia, señora, pero Heather tiene mucha fiebre. ¿Podría venir por ella?

El alivio me inundó. Al menos no había sido Connor quien había hecho esto. Salí corriendo a avisarle a Sarah que tendría que salir. Antes de mi trabajo, estaba mi hija, por supuesto.

Afortunadamente entendió, me dijo que no me preocupara y que llevara a Heather al médico.

No podía evitar pensar que Connor podía estar cerca de Heather, aunque él no había hecho nada de esto.

Cuando llegué a su escuela, Heather se encontraba dormida en una de las pequeñas camas de la enfermería. Decidí no despertarla, así que la tomé en brazos.

¡Vaya que estaba caliente!

La enfermera me explicó que tenía un brote de varicela, que normalmente da entre los 0 a 3 años, en este caso a Heather le dio justo después de cumplir cuatro. Afortunadamente es algo normal y no le dio a una edad más avanzada, ya que es más fuerte el brote, pero Heather pasará unos muy malos días con picazón en todo el cuerpo.

~~~

—Heather, cariño, deja de rascarte— dije, cuando vi a Heather rascando su primer puntito rojo, justo arriba de ombligo.

—Pica, mami.

—Yo se que pica, pero si te sigues rascando puede quedar marca. ¿Quieres un puntito en tu ombligo toda tu vida?—negó con la cabeza—. Entonces ven a que te ponga la pomada.

Muchas veces había sentido que el ser madre me había cambiado mucho. Aunque claro, mi sutileza para decir las cosas seguía estando presente. Nótese el sarcasmo.

Apliqué un poco de pomada en todas sus ronchitas, que recién se notaban, para así evitar que Heather se rascara.

De alguna manera, Connor se había enterado de que me había ido, porque no llamó. Me sentía preocupada que mi hija estuviera expuesta a ese tipo de peligro, de amenazas.

No entendía porqué tanto odio hacia mí. Nunca nos llevamos de lo mejor, pero llevábamos una buena relación.  Y ahora aquí estaba yo, con miedo a que quisiera hacerle algo a mi hija.

¿Pero que ganaba el con todo esto?

~~~

Heather estaba triste porque su fiesta se había pospuesto por su varicela. No queríamos tener a 20 niños con varicela. Le expliqué que su fiesta se haría en cuanto su brote se fuera, pero aún así Heather estaba desanimada. Desanimada y con fiebre.

Avisé a Sarah que Heather estaba bien, pero que no podía ir a su escuela hasta que estuviera bien, así que le pedí sólo unos días para cuidarla.

Dudó un poco, pero al fin lo aceptó. Me dijo que podía quedarme hasta que se curara, siempre y cuando trabajara desde mi casa porque el desfile no se organizaba en dos días.

Algún día entendería todo esto.


Un pequeño pedazo de ti  |Josh Hutcherson|  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora