Quince: Campeón

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Cuenta la historia que una vez, en una calle, en un día de lluvia nació un cachorro. Pero no un cachorro cualquiera, si no un cachorro llamado Campeón.

Vino al mundo igual que sus otros cuatro hermanos, los cuales se alimentaban de su mamá los primeros días de vida. Todos tenían una manchita en una de sus cuatro patas, una manchita de color café que manchaba su pelaje color caramelo. Una marca que los uniría de por vida.

Al tercer día de ese momento, su mamá fue atropellada por un carro, dejando a todos los perritos en la calle. Dos de ellos fueron acogidos por personas que pasaron y los llevaron consigo. Pero campeón junto a su hermano tuvieron que vagar por las frías calles sin alimento por dos días, luego consiguieron un pedazo de salchicha entre la basura y con eso pudieron medio satisfacer sus necesidades.

Como eran unos cachorritos tan lindos, un vagabundo los tomó y los colocó en un caja y los vendió cada uno por seis billete. Campeón fue comprado por un empresario que quería experimentar con él, pruebas que no podía hacer en seres humanos por los momentos.. Entonces lo metió en su coche y condució hasta sus laboratorios.

Era una excelente infraestructura, pintada completamente de blanco y llena de roedores en laberintos, tubos de ensayos, computadoras, cámaras y demás artefactos.

Llevo a campeón a su oficina y se soprendió al encontrar ahí a su hija pequeña. La chiquilla lleno de gritos eufóricos la habitación al ver al cachorro. Se lo quito a su papá de los brazos y empezó a hacerle cariños, muchos en realidad.

De inmediato su papá se lo quito y dijo que no era para ella, lo que lleno de desilusión los ojos de la pequeña. El hombre puso al perrito en una jaula y apago las luces, tomo a su hija de la mano y se propuso irse a su casa.

Cuando eran eso de ocho de la noche, Melody, la hija del empresario, se escabulló en el laboratorio con ayuda de una amiga y tomo al perrito. Tuvo cuidado al llegar a su casa para que nadie lo viera, y fue directo al jardín, en donde solo iba ella, ya que su mamá también trabajaba muy duro día y noche.

Se dedicó a cuidarlo, a darle de comer, bañarlo, y hacer todas esas cosas que haces cuando tienes un perrito. Su padre pensó que se había escapado y que había perdido un par de billetes, no le dio mas largas al tema.

Sin duda campeón era un perrito afortunado, Melody lo llevaba al parque a diario, y paseaba con él. Todos los demás niños se acercaban a ella preguntándole por tan hermosa mascota que tenia, y eso a ella le encantaba.

A medida que fue creciendo Melody también lo hizo. Y aunque ella podría jurar que sus padres no sabían nada, la verdad es que lo sabían y mucho. Tanto que hasta lo sacaban a hacer sus necesidades mientras ella iba a la escuela. Pero luego de un par de reviradas de ojo, lo aceptaron.

Se podría decir que no hubo una relación más impresionante entre perro y niña en el mundo, pero la verdad es que el mundo es tan grande como para que exista otra igual o mayor.

Sin embargo un día luego de ya tener cinco años  Melody con Campeón, iban caminando cerca de su casa. El vecino recientemente se había comprado un perro que fácilmente podría comerse un niño de lo grande que era. Entonces al estar la puerta abierta el perro salio corriendo, con ganas de morder a Melody, la chica corrió, pero campeón se quedo ahí ladrandole al perro, empezaron a tener una especie de pelea canina. Y finalmente el perro mordió en una de las patas de campeón. Dejándolo en la calle sangrando, mientras tanto el vecino recogió su perro para que no estuviera involucrado.

Melody llevo a su perro al veterinario donde lo vio morir, pero murió justo como el nombre que le había colocado, como todo un campeón. Tanto era el cariño que hasta le hizo un funeral y dijo unas palabras muy emotivas, que hizo a su papá y mamá llorar hasta mas no poder.

Es posible que si aquel día, no hubiera nacido campeón, entonces su mamá no hubiera sido atropellada por un carro, y si no fuese sido por eso, él no fuese sido vendido en la calle, y si nunca lo hubiesen vendido, nunca hubiera conocido a Melody, y si no la hubiese conocido quizás nunca ella tendría alguien que la hubiese defendido aquel día. Y puede que este no hubiese sido el funeral de un perrito, si no de una niña.

Ademas de que Melody nunca hubiese entendido, que a veces los mejores amigos no son otras personas, si no unos animales, esos que cuando los llevas a pasear corretean en circulos alrededor de ti; los que cuando te ven, corren de la emoción para darte la bienvenida. Aquellos que te hacen conocer amigos por lo bien que le caen a los demás. Y también a los que tienes que sacar a pasear para que no llenen tu casa de sus.... Ya saben

No me mal entiendan. Esta no es la historia de una chica que tuvo un perro. Esta es la historia de un perro que tuvo familia



Coleccionista de HistoriasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora