¿Es amor?

Capítulo 3

-Nat... -decía entre sollozos.

-Amiga... ¿Qué te pasó?

-Ro... Ro... -Sollozaba.

-Te traeré un poco de agua para que te calmes y podamos hablar bien -besó su sien.

Cuando Mar se tranquilizó le contó toda la historia a su amiga Natalia... de principio a fin.

-Ay amiga... Son cosas que pasan, a veces las parejas discuten y se pelean, es parte del matrimonio... Yo creo que lo que deberías hacer es prepararle a Ro una grandiosa noche de pasión -le guiñó un ojo.

-¿Tú crees...? es que, bueno... Matías me había contado que Roberto se va todas las noches a bares con sus amigos y pues no sé... tú sabes cómo son los amigos de mi Ro...

-¡Ay por Dios Margarita! No me digas que tú le crees todas esas tonterías a Matías... Él es un niñato, no sabe nada de la vida... Deja de ser tan paranoica y disfruta al lado de Roberto antes de que sea demasiado tarde y lo pierdas con tus estupideces...

-Tienes razón amiga... Siempre la tienes, por eso me gusta tanto pedirte consejos, siempre me escuchas y me entiendes... Te quiero mucho, Nat -besó su mejilla.

-Yo también te quiero, Mar.

-Y... ¿Qué son esos papeles? -habían unas hojas en el centro de mesa.

-Me los dieron en el orfanato... Es que tú sabes que yo siempre he querido encontrar a mi madre... Es mi sueño desde niña y según lo que dicen las hermanas todo lo que busco está en esa carpeta...

-Amiga no es por ser cruel contigo ni nada, pero creo que no deberías darle tanta importancia al asunto... digo, total esa señora te dejó abandonada... ni siquiera merece que la llames mamá, además nunca se sabe... Hoy en día puede ser una drogadicta o alguna mendiga... mejor no te estreses con eso.

-Pues por lo mismo... si es una persona así debería buscarla y ayudarla ¡y tú no hables! lo dices solo porque tú tienes a Roberto, pero ¿y yo? ¡Yo no tengo a nadie, Mar!

-No digas eso... Me tienes a mí para lo que sea... pero sabes haz lo que quieras, total siempre serás tú la que decide... Yo sólo te puedo aconsejar.

-¿Sabes? ¡Mejor vete! Quiero estar sola...

-Cuídate...

***

-Roberto!! Amigo... ¿Qué te trae por aquí tan temprano?

-Necesito de un buen consejo, uno de esos que tú das... -Roberto ya sostenía una copa en su mano, como era el bar de su amigo se daba ese tipo de libertades.

-Claro hermano, tú sabes que para eso somos amigos... tú dime...

-Lo que pasa es que Margarita me armó un espectáculo hoy... solo porque la muy zorra dice que yo no la trato como se merece... Ya no sé qué hacer... Margarita cada vez está más insoportable...

-Uy, pero te salió malcriadita la muchacha...

-Pero ella no era así... Y ya no sé qué hacer para que me respete y entienda que YO soy el que mando...

-Simple, amigo... Esto se resuelve así... -Y entonces Julián le contó a su amigo que debía hacer...

***

Después de que Natalia la echara de esa manera, Margarita iba para su casa, pero ella la entendía y sabía que todo lo hacía porque quería conocer a su madre, incluso Margi a veces tenía el mismo deseo, pero ella sabía que eso sólo la lastimaría.

En el camino Mar decidió pasar a su panadería favorita, tenía entendido que la iban a cerrar porque el dueño había quebrado y no sabía qué hacer con el local.

-Buenos días, Margarita -Saludó uno de los asistentes del sitio

-Buenos días -Contestó ella con una sonrisa en su rostro, le agradaba este chico

-¿Quiere lo mismo de siempre?

-Sí, por favor.

-Margi, tú eres una cliente muy especial, como el jefe quedó en banca rota nos van a despedir a todos porque el jefe nuevo quiere renovar el personal, te voy a extrañar montones, pero por eso quiero invitarte a la fiesta de despedida que nos harán a todos los empleados.

-Iván!! Muy lindo de tu parte, gracias... ¿Cuándo es?

-Esta misma noche.

-Me encantaría ir, pero no puedo... Esque esta noche ya tenía otro asunto pendiente.

-Hmm ¡qué lástima! Bueno aquí está tu orden, disfrútalo y gracias por tu compra.

-A ti por atenderme siempre de la mejor manera.

Al salir del lugar vio a lo lejos el auto de Roberto, pero no a él y no lo encontró entonces siguió su camino.

Llegó a su casa, sacó sus donas de chocolate y se sentó y se dispuso a comer.

-¡Así te quería encontrar! No sabía que ahora se le coqueteaba a los asistentes...!

-¿Qué? ¿Mi amor que te pasa?

-¡Cállate Mar! -la abofeteó

-Te equivocas si crees que voy a dejar que me estés pegando cuando se te ocurra.

-Que te calles te digo -la empujo de la silla donde se encontraba y Mar cayó al suelo -¡Es mejor que vayas empezando a respetarme! -dijo tras dar media vuelta

-Tú eres el que no me respeta, no exijas respeto si tú no lo das.

Roberto se giró para encararla -¿Qué...? ¿Tú... te atreves a retarme? Mar no se te ocurra hacer eso, soy ¡tu marido y me debes respeto! Esa no es la forma de contestarme -pero como Margarita se encontraba en el suelo y probablemente se le haría un moretón en la pierna por la caída no quiso decir más.

-Sí Roberto... ya es demasiado.

-¡NO! -le dio un puñetazo en su cara... pero como Mar no respondió entonces le dio otro... y otro... y le siguió pegando, Mar sangraba mucho y lloraba sin parar... Mar ya no soportaba más, pero no por la paliza sino el hecho de que su marido ya no era el mismo de antes. Más que la cara le dolía el alma, sentía como que clavaban una daga en su pecho, dolía tanto que no podía más...