Carta ciento treinta

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Querida Brianna:

¿Sabes? Me he dado cuenta que no tenía ni una sola camisa negra, creí tenerla, pero me equivoque, lo bueno, creo, es que ayer me regalaste una. 

Lo tenías todo planeado, ¿Verdad?

No entiendo por que hacerme voltear, llamarme la atención, mostrarme otro mundo sonreírme, preocuparme, hacerme feliz, enamorarme, para después, solo marcharte.

Déjame decirte que no tienes derecho de llegar, meterte en mi vida, desordenarla y después solo marcharte, esto no es un juego, es mi corazón rompiéndose un poco más cada minuto que pasa. Es yo sintiéndome un imbécil, recordando el resto de mi vida tu sonrisa y sabiendo que no volverá jamás.

Es yo amándote hoy, ayer y siempre y sabiendo que no sentías lo mismo.

Tuyo, siempre


Fin.


Querido AlienDonde viven las historias. Descúbrelo ahora