Sandra
Entré en el baño y me apoyé con las manos en el lavabo, levanté la cabeza y vi mi cara pálida y mis moradas ojeras, he perdido la cuenta sobre cuantas noches de insomnio llevo. Me eché agua en el cuello y las mejillas y fui de vuelta a clase. Cuando entré me di cuenta de que había alguien más en mi mesa, era un chico, mediría 1'83 aproximadamente, su pelo era oscuro, tenía los ojos grises, un septum y unos labios rojos. Se le marcaba la mandíbula e iba vestido con una camiseta blanca, una chaqueta de cuero negro, unos vaqueros pegados negros y botas, parecía un chico serio, no tuve más remedio que sentarme a su lado.
-Hola...- Dijo.
No contesté, no tenía ganas de hablar con nadie, y menos con un chico.
Cristian
Tras muchas vueltas, por fin llegué a mi clase, 4° E.S.O. C. En verdad debería de estar en 2° Bachiller, pero repetí por motivos de la vida. Me senté en un sitio libre en la última fila, parece ser que estaba acompañado, pero mi compañero/a de mesa, no estaba en ese instante. Solté la mochila y me quedé apoyado en la mesa mirando el móvil. Levanté la cabeza y la vi. No podía creer que estuviéramos en la misma clase y menos quien ella fuera la persona que estuviera sentada a mi lado. Esta era mi oportunidad.
-Hola...- le dije.
Pero no contestó, esto me iba a costar más de lo que podría imaginar. Pero no iba a rendirme tan fácilmente, eso era sólo el principio.
