Capítulo 4

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Mis tíos constantemente salían a hacer compras y ella por las tareas de su escuela muchas veces se quedaba en casa.
Ese día era un sábado; yo llegué de mi trabajo y noté que solo estábamos su abuela, ella y yo. Fui a su cuarto y le dije que necesitaba bañarme pero que en la regadera de mi cuarto no salía agua, que si podía utilizar su baño; dijo que si por lo que fui de inmediato a mi cuarto por lo necesario.
Ella estaba haciendo tarea; entré al baño no sin antes dejar accidentalmente entreabierta la puerta. Cuando estaba quitándome la ropa escuché un pequeño ruido de la puerta; era ella que estaba espiándome; hice como que no la vi y me desnudé todo; empecé a tocarme el pene como si estuviera masturbándome; ya lo tenia bien parado y ella estaba mirándome; se quedó ahí todo el tiempo que duré bañándome.
Cuando salí ella estaba tapando su cara con un libro como si estuviera leyendo. Pero ya había logrado despertar en ella mucho deseo.
Sé que lo que había visto le había gustado; cosa que comprobé como dos días después cuando accidentalmente dejó en mi habitación un libro; ella iba a la preparatoria en las mañanas muy temprano; cuando ella se iba yo aun estaba dormido; sabia que tenia que entrar a mi cuarto por su libro; por lo que fingí estar dormido y me acosté boca arriba, sin nada que me tapara y solo en ropa interior; estuve atento a escuchar cuando ella llegara a mi cuarto; cuando entró yo tenia el pene parado, y se notaba a través de mi ropa interior; ella se quedó viéndome; y antes de salir se dirigió hacia a mi, estuvo viéndome unos segundos y se atrevió a tocar un poco mi pene por encima de mi trusa; casi de inmediato salió.

Ese mismo día nos besamos por primera vez; fue cuando ella llegó de la escuela; yo estaba viendo la tv en la sala; mi pidió que si podía ayudarla con una tarea a lo que respondí que no porque estaba viendo jugar a mí equipo de fut bol:

-¿Nada te importa cuando estas viendo fut bol verdad?-me dijo
-No, nada, así es que si quieres cuando se termine el partido te ayudo, ahora no me distraigas.

Tal parece que aquellas palabras fueron un reto para ella, porque a los pocos segundos salio ya sin uniforme, con un short de licra blanco el cual transparentaba la tanga que traía puesta; con una blusa bien escotada y sin sostén; ¡Dios mío, ¡ si había querido distraerme, lo había logrado; sus pezones se marcaban, los traía bien hinchaditos.
Se acercó a mi y me dijo:- ¡por favor, ayúdame con la tarea!- desde luego que no pude negarme y la seguí a su cuarto; cuando entré me dejé caer sobre la cama y le dije que estaba cansado; ella se puso encima de mi (algo que ya hacia antes) y empezó a morderme las mejillas en forma de juego; pero mi pene ya estaba duro, y se había acomodado de tal forma que quedó exactamente en medio de su panochita; y ahí sucedió el beso; cuando estaba mordiéndome yo tome su cara y la dirigí hacia la mía, nos miramos por unos segundos de frente.y nos besamos; el beso fue largo, pasional; lleno de deseos acumulados.pero ella comenzó a llorar.me dijo que se sentía mal por eso, que le parecía que no era correcto.yo le dije que si no lo deseaba y me dijo que síque lo deseaba desde hace muchoyo le dije que también sentía lo mismo y le hablé de tal forma que desaparecieron todos los remordimientos de conciencia que podían despertarle.

Enamorado de Alguien que no DebíaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora