Capítulo 6

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La verdad esa a sido una de las noches más recordadas que tengo; la puerta de su habitación estaba sin seguro; entré y me dirigí a su cama, en silencio tratando de no hacer ruido; cuando llegué al borde de su cama ella me tocó para saber donde estaba; y me metí con ella entre las sábanas; empecé a acariciarla; a besarla de una forma tal que quizá nunca lo había hecho con otra mujer; tratábamos de no hacer ruido por que en la habitación continua estaba mi otra prima; yo empecé a acariciar sus senos; a besarla sus oídos y su cuello; me encantaba el olor de su pelo; poco a poco bajé mi mano hacia sus muslos los cuales estaban calientes; así poco a poco llegué hasta su entrepierna; la acariciaba por encima de su calzoncito; juro que sentía que el corazón se me iba a detener por la fuerza que hacia para que no se escuchara mi respiración que se había tornado muy acelerada; podía sentir en mis manos todo aquél abundante liquido que salía de su panochita; comencé a bajar hacia su vientre; su ombligo; la voltee y besé y acaricié su espalda yendo cada vez mas hacia abajo hasta llegar a sus nalgas; por dios que tenia una piel muy suave; sus nalgas eran duras y anchas; la puse otra vez boca arriba y fue cuando su panochita quedó a la altura de mi boca; podía percibir ese olor de su humedad; la besé por encima de su calzoncito y recuerdo que ella gemía; incluso tuve que taparle sus boca con mi mano ; y con mi boca fue que comencé a bajar su ropa interior, ese olor y sabor de una chiquita de 16 años era simplemente algo que no había experimentado antes; no sé cuanto tiempo estuve ahí haciéndole sexo oral; de pronto retiró mi boca de su vagina, justo cuando sentí que empezaban a temblar sus piernas; entonces ella se me fue encima; y empezó a besar el pecho y poco a poco fue bajándose hasta llegar a mi pene; lo introdujo en su boca y empezó a darme unas chupadas espectaculares, aunque con cierta torpeza en ocasiones; lamió mis testículos; acaricio mi pene que era como un fierro caliente; se sentó arriba de mi apuntando la cabeza de mi pene hacia su vagina; empezó a presionar suave y en movimientos lentos; mi pene estaba inundado en sus líquidos; teníamos cuidado de no movernos tan brusco por que la cama hacia ruidos y podía escuchar mi otra prima; aun en la calentura en que estábamos le dije que tendiéramos una cobija en el suelo y nos fuéramos ahí; para no hacer ruido; ya estando en el suelo abrí sus piernas y coloqué mi pito entre su vagina; empecé a restregárselo; le puse otra vez su calzoncito para que de alguna forma atorara mi pene y no permitir que saliera de entre sus labios vaginales; así estuvimos hasta que sentí otra vez que sus piernas templaban y otra vez me apartó; y entonces ella empezó a bajar el ritmo; se puso otra vez encima de mi y me hizo sexo oral hasta que me vine. Poco a poco los latidos de nuestros corazones se normalizaron; afuera se escuchaba la lluvia y las luces de los relámpagos entraban por la ventana de la habitación; puso su cabeza sobre mi pecho; la abrasé; la besé y nos quedamos quietos por unas horas; hasta que se quedó dormida y yo regresé a mi cuarto.

Cabe mencionar que no la penetré; ya que ella no estaba segura de querer hacerlo, y en parte yo también no estaba convencido de eso; por nuestro parentesco y por su edad; en ese sentido siempre la respeté.

Enamorado de Alguien que no DebíaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora