Mis pupilas están secas. He perdido la cuenta de los días que llevo aquí encerrada. Y de las innumerables veces que he llorado.
Dos veces al día una bandeja pasa por debajo de la pequeña rendija que hay en la puerta. Debería llevar comida, pero a eso no se le puede calificar con ese nombre. No he salido de esta maldita celda desde que me encerraron en ella. La única luz que veo es la que emerge de la pequeña ventana con barrotes oxidados. También es lo único, aparte de las bandejas, que me indica cuando es de día. Aquí el tiempo no importa. No lo necesito tampoco.
La pequeña habitación en la que estoy prisionera sólo cuenta con lo imprescindible para poder sobrevivir. Si no fuera por toda la suciedad que desprende, podría decirse que es mejor que la cueva en la que he estado viviendo todo este tiempo.
Aún no logro entender por qué me siguen reteniendo. Deberían haberme matado en cuanto llegué. ¿Cuál es el plan de mantenerme aquí con vida si luego van a matarme igualmente?
He pensado mucho al respecto. Aunque mi cuerpo está demasiado cansado y débil para poder hacer nada que no sea sólo estar sentada sobre la cama. No tengo fuerzas para pensar en ningún plan de escape o algo parecido. Estoy cansada de luchar. Estoy cansada de llorar. Y ese sentimiento no desaparece.
Desde que me levanto hasta que vuelvo a acostarme sólo danza por mi cabeza un nombre: Ezra. ¿Estará muerto? La sola idea hace que se me encoja el corazón y que me duela el pecho. Él es lo único que tengo, y me lo han arrebatado. ¿Quién sabe si lo volveré a ver? ¿Quién sabe si saldré con vida de este lugar? Mis esperanzas son nulas. Y no va a venir nadie a rescatarme. No tengo a nadie. La persona en la que creía confiar me ha fallado; nos ha fallado. Y eso es lo que más me duele. Ni siquiera tengo fuerzas para darle un puñetazo a la pared. Todo se ha esfumado, como el humo de un café bien caliente en pleno invierno.
La verdad es que no lo culpo. Me hubiera gustado saber las razones por las que lo hizo. Uno no se alía con los nermodas porque quiera. Dirán que no poseen sentimientos, pero son rastreros y sucios.
Ahora que recuerdo, a los pocos días de estar aquí vinieron dos nermodas a comunicarme algo:
—Serás reconvertida. El proceso para la reconversión empezará aquí.
¿Con reconvertida se referirían a eliminarme de nuevo los sentimientos? Si así fuera, me negaría a ello. Prefiero que me maten a volver a ser un ser sin sentimientos, a merced de esta sociedad. No quiero volver a convertirme en uno de ellos. Los odio con toda mi alma y espero que algún día puedan acabar este reinado de terror que están llevando. Pese a todo esto, no siento como si mis sentimientos estuvieran tan a la luz. Quiero sentir odio, rabia, pero hay algo más, algo oculto que no me permite hacerlo del todo. A lo mejor el estar tantos días aquí encerrada me está volviendo loca.
Lentamente me levanto de la cama. Hago una mueca cuando logro ponerme de pie, y necesito unos segundos para estabilizarme, ya que el estar tanto tiempo sentada o acostada no me está haciendo ningún bien. Cuando consigo que la habitación deje de dar vueltas, dirijo mis pasos hacia la pequeña ventana de la pared. Los rayos del sol se filtran por los barrotes y me dan directamente en la cara. Alzo una mano y siento en ella el calor que desprende. Hace días que no lo sentía, ya que las nubes no dejaban que penetrara. Es agradable sentirlo de nuevo. Me llena de energía.
Me quedo así durante un buen rato, con los ojos cerrados y la muñeca apoyada sobre la ventana. Una sonrisa de satisfacción recorre mi rostro. Me recuerda tiempos mejores...
—Noleen.
Acompañado del sonido de una voz, unos estruendos se perciben también. Suena como si algo se rompiera en mil pedazos. Pero no son esos ruidos los que provocan que me estremezca, es el sonido de esa voz, y del saber de quién proviene.
Giro mi cabeza rápidamente, exaltada por toda esta situación. Veo que la puerta de mi celda está abierta de par en par. Y ojalá eso fuera todo. Miro fijamente hacia quién está sosteniendo la puerta, pero no muevo ni el más mínimo músculo. Y toda la rabia se va acumulando en mi organismo.
— ¿Te vas a quedar ahí parada todo el día? ¡No hay tiempo! Tenemos que salir de aquí.
Su voz emerge a borbotones. Oscila entre mirarme a mí y detrás suya. Parece preocupado. Me fijo en su rostro. Está todo magullado y con sangre reseca. Siempre tengo que encontrármelo de la misma manera.
— ¿Ahora te preocupas por mí?
Mi mandíbula se tensa, o al menos lo intento. Mi debilidad llega hasta tal punto en el que no sé si estoy enfadada o me estoy riendo.
—Por favor Noleen... —dice con tono pesaroso—. Necesito sacarte de aquí, ¿lo entiendes?
—No. No entiendo que me... —me obligo a parecer dura—, nos... vendieras y que ahora quieras sacarme del lugar al que tú mismo me mandaste.
Su cuerpo se tensa por mis palabras y lo único que quiero hacer es llorar. Esta conversación sólo hace que esté peor y que me acuerde de mi hermano cada vez más. Y no sólo de él. Mi madre, mi padre, todos a los que he dejado atrás. No quiero seguir con esto. Quiero que se marche y que deje que me pudra aquí dentro hasta el día en que anuncien mi ejecución.
—Te lo explicaré... Te explicaré todo lo que quieras saber. Absolutamente todo. Te contaré toda la verdad —sus ojos me escrutan buscando los míos, y cuando lo hacen están resplandeciendo. No recordaba que fueran tan intensos. Ni tampoco las vueltas que daba mi estómago. Cada vez se ha ido acercando un poco más hacia mí, y casi ni me he dado cuenta. No recordaba lo que era volver a estar cerca de él.
—Jugaste conmigo, Justin. ¿Pretendes que vuelva a confiar en ti después de todo?
Se hace otro silencio, y el ambiente pesa sobre mis hombros.
—No. No pretendo nada. Pero sé que lo que sientes por mí no ha desaparecido... Aférrate a ello, por favor.
Tengo que apartar mis ojos de los suyos o las lágrimas comenzarán a brotar sin control alguno. ¿Y se supone que este rescate tiene que ser por mi propio bien?
Siento el cuerpo de Justin moverse y apartarse poco a poco de mi posición. Se está marchando. Es ahora o nunca.
—Estoy débil. No estoy segura de si podré seguir tu paso.
Se detiene y juraría que una sonrisa se ha formado en sus labios, pero si así es no lo demuestra cuando me mira de nuevo.
—Buscaremos la forma de salir de este infierno.
|¿Me echabais de menos? Aquí empieza la segunda parte de Lost. Tengo que deciros que esta parte no la tengo terminada, como tenía la primera. Sí que es verdad que tengo bastante escrito, pero no os hagáis ilusiones. Estoy muy emocionada de seguir esta historia. Sé que muchas me habéis pedido durante todos estos meses que subiera la segunda parte. De verdad que muchas gracias y espero seguir contando con vuestro apoyo ^^
Por cierto, momento informativo, una amiga está llevando un blog para dar a conocer mis historias. Os lo dejo por aquí: https://misfitstxles.wordpress.com/ (lo he puesto en enlace externo también). Además, podéis seguirla en twitter donde se podrán poner adelantos de capítulos, información y demás, tanto de Lost como de mis otras historias y traducciones. El twitter es: mpmisfitstxles.
Si tenéis cualquier duda, ponérmela por ask: ask.fm/misfitstxles
Ah, y para las que también lean fanfics de Harry, he subido una nueva traducción que se llama Priory :)
Nos vemos <3 |