|Buenas. En este capítulo ya se pone la cosa interesante, o si no cuando lo leáis ya me diréis. Había pensado en daros ahora una pista sobre el capítulo, pero soy mala, así que mejor lo leéis y ya luego me matáis ;) Por otra parte tengo que dar las gracias por la aceptación que está teniendo la novela asfgh. Y nada, espero que os guste el capítulo. Si os sigue gustando seguiré subiendo así de rápido <3
Canción: Lana del Rey — Dark Paradise|
—Por favor, déjame ir contigo —me suplica Ezra insistentemente.
—Sabes que no puedo...
—Sí que puedes —exclama alzando un poco la voz.
Me incorporo terminando de coger la mochila en la que pondré todas las provisiones que pueda conseguir.
—No puedo arriesgarme a perderte, ¿lo entiendes? —le digo mirándolo a los ojos. A esos profundos ojos cielo que tantas veces he observado.
—Pero si me quedo aquí, también corro el riesgo de que me encuentren. Por favor Nol... —murmura sin apartar su mirada de la mía.
Dudo durante unos minutos mientras me muerdo el labio inferior. Es una manía que tengo siempre que tengo que tomar alguna decisión importante. Hacía tiempo que no la ponía en práctica. Desde el incidente en el que todos nos convertimos en nérmodas las decisiones dejaron de formar parte de mi vida. Hasta que recuperé mis sentimientos. Hasta ahora. Y no las echaba en falta.
En el fondo, sé que él tiene razón. Me aparto algunos mechones de cabello detrás de la oreja. Y pienso. Si lo cogieran a él y yo no pudiera hacer nada, sería terrible y me derrumbaría. No quiero que eso tenga que pasar. Al menos si estoy con él podré protegerlo.
—Está bien, pero tendrás que ser muy cuidadoso, ¿entiendes? —Ezra asiente firmemente—. Si algún peligro nos sorprendiera, corre. Y no mires atrás. Nunca.
Ezra no dice ni hace nada, pero estoy segura de que ha comprendido lo que pretendo decirle. Aunque espero que no tenga que llegar ese momento.
— ¿Dónde vamos? —pregunta desviando la conversación después de un largo silencio.
—Por lo que he podido averiguar, la ciudad más cercana a la que nos encontramos es Rockford. No queda muy lejos de Chicago. Están ocurriendo algunos altercados en la ciudad, así que es más fácil infiltrarnos.
—Entonces vamos —Ezra coloca otra mochila sobre su hombro derecho.
Asiento decidida. Y salimos del escondite.
* * *
Miro a mi alrededor, contemplando todo el ambiente que me rodea. Esta no es la misma ciudad de la última vez que vine. Está cambiada, y triste. Hasta las nubes sienten eso, pues se han tornado grises a medida que avanzábamos. Reina el silencio y el fuego. Hay montones de cubos de basura prendidos en llamas, ardiendo en oro llameante.
El barrio al que voy desde la primera vez es uno de esos marginales, en los que las calles no están resplandecientes ni son gran cosa. Pero lo que contemplan mis ojos en estos momentos es peor, es como si estuviese pisando el mismísimo infierno.
—No te separes de mí. Y no quiero discusiones —le susurro a Ezra cortante. Él me mira temeroso, pero lo ignoro.
— ¿Qué habrá pasado?
—No lo sé. Pero deberíamos darnos prisa, por si acaso.
Apuro el paso a medida que avanzamos. Hago una señal a Ezra de que entremos en una casa que tiene la ventana rota. Termino de romper con cuidado los pedazos restantes para que podamos entrar sin problemas.
