Capítulo 5

522 61 6
                                    

Narra Steve

Abrir la caja, coger el telecomunicador y cerrar la caja. Abrir la caja coger el telecomunicador y cerrar la caja. Esas únicas tres instrucciones dirigían mi cabeza, impidiéndome pensar en lo que me picaba el polo o lo que me apretaban los guantes.

Tras mi breve encuentro con Tony Stark... Quiero decir, con el señor Stark, me dirigí rápidamente a casa, y con rápidamente me refiero a corriendo, cosa que no había hecho en mucho tiempo; hacerlo me hizo sentir libre, me despejó la mente y por primera vez desde hacía mucho tiempo, tenía un objetivo, tenía algo que hacer, aunque fuera un estúpido empleo. Tía Natalie no se mostró muy conforme, es más, me pidió que esperase, pero yo le dije que ya lo había hecho demasiado tiempo.

Llevaba tres semanas abriendo cajas, cogiendo telecomunicadotes y cerrando las cajas. Seis horas al día. Cuando el señor Stark habló de un empleo realmente no pensé que se referiría a esto, pensé en algo más dinámico y diferente, ya que el señor Stark se refirió a mí como "uno de los mejores trabajadores de la empresa". Vamos, ¿es que alguien puede ser mejor que otro empaquetando telecomunicadores?

Me pregunté por qué habría querido yo este trabajo, por qué un veterano de guerra que había dormido durante setenta años habría querido trabajar como empaquetador en una gran compañía. No sé, le veía mucho más el sentido a haber sido entrenador, haber vuelto al ejército o simplemente que me hubieran cogido como conejillo de indias para estudiar como un hombre puede permanecer vivo a menos de diez grados durante casi un siglo.

Cada vez que le preguntaba a tía Natalie ella siempre me decía que estaba desesperado, que quería hacer algo, ponerme manos a la obra en lo que fuera, más o menos como entonces, mas a mí seguía sin cuadrarme. Seguía sintiendo que había algo descolocado en mi vida, que había algo que no estaba bien, que me había saltado un paso, o tal vez dos.

—¡Steve! —Me llamó un hombre de barba negra que compartía turno conmigo— El señor Stark dice que tu turno se ha acabado por hoy. Nos vemos mañana.

Yo tomé un trapo y comencé a secarme el sudor de las manos.

—Gracias, Paul —dije mientras dejaba el trapo y cogía mi mochila. En ella llevaba una botella de agua, algo de comida y la ropa de calle, ropa que no me solía poner, ya que venía y volvía siempre con el uniforme.

No me sorprendió la llamada del señor Stark, me solía llamar algún día cada semana a su despacho para preguntarme cómo lo había llevado, si se me hacía ameno, etcétera. Como siempre, yo pensaba responderle que sí, aunque no fuese verdad. No se me hacía nada ameno. Por lo que pensaba antes de pasarme treinta y seis horas semanales de pie frente a una cinta transportadora empaquetando telecomunicadotes, el accidente no me había afectado más que en la pérdida de memoria, mas pasar tanto tiempo de pie me agotaba, me mareaba y no podía sentarme. Y tampoco quería.

Industrias Stark era el edificio más enorme que había visitado en mi vida. Decenas de personas recorrían sus pasillos absortos en sus importantes trabajos, con sus brillantes corbatas o altos tacones, yo, sin embargo, con mi polo débilmente empapado por algo de sudor, me dirigí al despacho de uno que probablemente sería uno de los hombres más poderosos del mundo.

Narra Natasha

La vista se me perdía entre los rascacielos de Nueva York, viajando de ventana en ventana, de vida en vida. Desde el despacho de Tony Stark podía contemplar el mundo tal y como era en realidad, un mundo frágil y pequeño, abarrotado por personas portadoras de las mismas cualidades. Por eso se necesitaba gente como los Vengadores ahí, como Steve, no para mejorar las cosas, sino para impedir que empeorasen.

—Pero, Stark, yo necesito hablar con él, necesito hablar con él ya —reconocí angustiada, mientras lo miraba en la pantalla de la cámara de seguridad. Seguía tan apuesto, tan guapo, pero tan perdido. Me gustaría haber podido meter mi mano en esa pantalla y acariciar su mejilla mientras le repetía que ya estaba allí, que ya me había encontrado, mas, aun sabiendo que pocas cosas eran imposibles, esa era una de las excepciones—. Mirarlo ya no es suficiente, es incluso peor, saber que está aquí pero no, no quiero eso, no puedo soportarlo, quiero poder acercarme a él.

The Cold WarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora