Día 6.

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Hoy yo llegaba tarde de nuevo.

No había podido ni maquillarme.

Me veía horrible.

Era un desastre.

Corrí hacia la estación.

Allí estaba él, como todas las mañanas,

con su bufanda granate cubriéndole el cuello.

Él me había esperado.

Llegas tarde, dijo él.

Mi corazón se paró en seco.

Nada, fue lo que respondí yo.

Ayer no pude venir, continuó hablando.

Nada, volví a responder.

Las palabras no salían de mi interior.

Sólo conseguía sonreír como una idiota.

Debió pensar que era estúpida.

Realmente fui estúpida.















Adiós. © [PAUSADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora