Día 122.

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De repente el tren apareció.

Y todas las personas que llenaban la estación comenzaron a empujarnos.

Eso evitó que sus labios llegaran a los míos.

Y nos separamos avergonzados.

Joder, no me besó.

Joder, ¿por qué?

Joder.

Adiós. © [PAUSADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora