Cuando terminaban las vacaciones de navidad Harry y Draco eran, como mínimo, amigos.
Aunque la palabra quedara chica.
Los alumnos que había ido a casa volvían a primera hora de la mañana, así que desde que se despertaron, el día anterior, hasta que los agoto el cansancio, se lo pasaron hablando como cotorras, jugando como niños o solo pasando el tiempo, tranquilos y si apuros, como una pareja de acianos.
Draco sentía la garganta seca, ¿hace cuánto no hablaba así? debía ser la conversación más larga que había tenido en meses.
Harry tenía la mente en calma, ¿hace cuánto no se sentía así? había olvidado lo relajante que era sentirse simplemente bien.
A lo largo de los días habían acompasado sus pasos y sus ritmos, sus pensamientos y sus estados de ánimo, con tan mala suerte que se terminaron queriendo.
Y otra despedida no estaba dentro de sus planes.
Cuando Harry empezó a sentir que los ojos se le cerraban y mantenerse sentado le costaba horrores pincho a Malfoy en las costillas, quien soltó una breve risa.
-mmmm?
- Tengo sueño.
-mmmm.
-Pero no me quiero irme a dormir.
-mmmm?
-No sé, solo no quiero.
-... yo también te voy a extrañar Harry.
Se sintió tan natural como respirar; posar sus labios sobre los de Draco se sentía correcto, y era correcto. El hormigueo de sus labios y el escalofrió que le recorrió la espalda no mentían.
Los labios de Harry eran tersos, suaves y fríos, como una manzana. Nunca nada supo tan dulce.
El leve roce duro segundos, pero fue suficiente para hacerlos enrojecer hasta las orejas.
Otra despedida no estaba dentro de sus planes.
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Cariño, no valgo la pena.
Fanfiction-Cariño, no valgo la pena. -Tu lo vales todo Draco.