Capítulo 2: Destello mágico

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La princesa se quedó observándolo, como si de un extraño se tratara. – Esto... ¿Nos conocemos? – ella no creía que fuera él, su salvador, aquel a quién no había podido olvidar. – Tú no podrías ser ese niño, definitivamente no. – Dijo al borde del llanto.

–Es una pena que no te acuerdes de mí, siempre serás la misma egoísta que sólo le interesa ella misma. Supongo que no necesitarás mi fuerza, la de tu mejor amigo. – El hombre se dio media vuelta y comenzó a caminar a la salida.

–Tryn... ¿Tryndamere? ¡¿Eres tú?! – preguntó Ashe. El bárbaro se detiene y suelta la espada –El mismo – dijo. – ¿Por qué me dejaste solo? –

–Yo no quise, me obligaron a quedarme en el castillo, quise ir tras de ti pero me tenían "encadenada" en este desértico y helado palacio. ¡Aún no entiendes! Cuando quise regresar ya era demasiado tarde. – estalló en llanto.

–Cuando dejaste de venir estaba muy triste, comencé a pensar que eras una egoísta, que me habías usado, por ser una princesa y creerte la dueña de todo. Dos meses después mi clan fue masacrado y yo soy el único sobreviviente. – explicó. – Mi enojo fue tan grande que juré venganza, en ese momento escucho un estallido a pocos metros donde me encontraba, era una espada gigante. Comencé a entrenar y aquí me tienes. – Dijo entre rabia y furia. La joven podía observar cómo las venas de Tryndamere comenzaban a inflarse como globos a medida que su ira acrecentaba. Ella soltó una lágrima fría, corrió a sus brazos y lo abrazó. –No pretendo que me quieras luego de haberte abandonado, pero escúchame ahora. Mi pueblo está siendo atacado y necesito tu apoyo ahora más que nunca. Te necesité en todo momento, Tryndamere, por favor ¡ayúdame! ¡Te lo suplico! – Exclamó ella entre sollozos que recorrían sus mejillas.

El bárbaro soltó un suspiro profundo, se agachó y la miró con sus ojos color esmeralda, acariciándole el rostro para limpiar sus lágrimas. – Quizás fui un poco duro contigo, olvidé que eres una dama. – Ashe calmó su llanto para tomar su arco y guió al robusto bárbaro al centro del palacio, donde los colores azules de los vidrios cristalinos reflejan el centro del salón. La princesa colocó su arco mágico donde la luz se unía con cada punto que los cristales destellaban. El objeto se iluminó y recibió una bendición de maná infinita, convirtiéndolo así en el arma más poderosa de Freljord.

–Mi madre, cuando yo era pequeña, me dijo que el salón sagrado dirigió a los guerreros más poderosos de la historia de Freljord para concederles una bendición para así derrotar a los enemigos que desafíen nuestras tierras, por ellos es que nuestro reino sigue en pie. – Ashe le concedió una oración al cielo, su arco dejó de iluminarse para postrarse en las manos de la princesa. – Tryndamere, estamos listos para enfrentar a Sejuani. – Ella se paró y junto al bestial Tryndamere se dirigieron al centro de batalla.

Su hermana estaba preparada para derrotar a Ashe para finalmente obtener por la fuerza el territorio helado. –¡¡Vas a pagar duro, querida hermana!! – Gritó Sejuani apoyando su pierna en el animal salvaje que montaba – ¡No tienes idea de lo que he sufrido! ¡Ahora el reino de Freljord me pertenece, y lo pagarás con tu muerte! –

Desde la cima de la colina, Ashe apuntó con su arco a la cabeza de su hermana –Vamos a ver si puedes evadir mis flechas – exclamó. –¡¡Ataquen!!–

Entre todo el ejército freljordiano estaba Tryndamere, quien era la mano derecha de la princesa, con su espada masacraba a los enemigos que se le acercaba. Con ayuda de la espalda del bárbaro, entre los súbditos logró enfrentar cara a cara a Sejuani. Las flechas de Ashe infringían gran daño, pero aún así la enemiga no se rendía. En un movimiento brusco, el arma mortal de Sejuani atravesó la cintura de la princesa, ésta escupió un gran charco de sangre. Un golpe final la arrastró varios metros, dejando su cuerpo a centímetros de Tryndamere. Él tomó sus brazos, no sentía su pulso – No princesa ¡NO! No puedes dejarme solo, no esta vez. Finalmente había conseguido a alguien para proteger. Primero mi familia... y ahora... ¡¡Vas a pagarlo con tu vida, maldita engendra!! – Gritó. Dejó a Ashe en el suelo y avanzó hacia Sejuani. De nuevo, las venas de Trynda esta vez eran más pronunciadas y más rojizas. Sus ojos color esmeralda se iluminaron en una luz incandescente. Un grito de furia retumbó a kilómetros, estremeciendo a las bestias de la zona. Su aspecto era más robusto y su espada se iluminó. El ataque bestial del bárbaro destruyó metros del suelo y lastimó gravemente a Sejuani. En el momento que él alzó su espada para dar el golpe final, los súbditos de ella se la llevaron a una gran velocidad.

El hombre más lleno de ira intentó perseguirlos, pero ya no había nadie en el campo de batalla, sólo estaba él y el cuerpo de ella.

–Te he fallado Ashe, lo siento. – Por primera vez, un hombre bestial y poderoso derrama lágrimas por una mujer. //Por tu orgullo se pierde una vida//

El arco de la princesa comienza a destellar y a levitar, él levanta el cuerpo de la princesa. El arco lo guió hasta el salón sagrado del palacio. Dejó el cuerpo en el centro, esperando que algo sucediera. El cuerpo de Ashe empieza a brillar y sus heridas se curan. Aún inconsciente, el bárbaro la traslada a su habitación, donde la cuida durante una semana. La princesa despierta algo confundida, pero aún podía recordar a su mano derecha. –Try... ¿Trynda? – dijo ella algo confundida – ¿Qué pasó? –

Continuará...

Almas congeladas (Ashe x Tryndamere)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora