Pasaron 174 años desde la gran erupción, es el año 1989, y las cosas van cambiando. Los humanos siguen cazando a los vampiros, pero de una forma más discreta, el miedo masivo es algo poco controlable así que por el bien de todos es mejor que el mundo se vaya olvidando de la existencia de esas criaturas.
Olvidar no es algo que le resulte difícil a esta especie, debo aclarar, avances en la tecnología (televisión, vídeos juegos, la aparición de las computadoras, etc.), las matemáticas (esto hace que cualquiera se olvide hasta de que idioma habla, por dar un ejemplo), pero sobre todo comenzó una era para los humanos en la que el entretenimiento tuvo principal protagonismo, pronto la idea de criaturas nocturnas quedo como una mera leyenda, un cuento de terror para evitar que salieras de noche o en el peor de los casos como un tema recurrente en las películas, pero no más.
Las familias reales siguen divididas, pero en una extraña paz o por lo menos sin confrontaciones directas, todavía. La cantidad de vampiros, tanto upir como draugr, disminuyo considerablemente. Algunas familias de sangre pura de otras partes del mundo comenzaron a tomar partido por uno u otro bando. Ahora también se veía una lucha por el poder, las 5 familias que fueron expulsadas del consejo buscaban volver a la cima del status, pero ya no como parte del consejo, sino que querían el trono directamente, consideraban que alguien con la mentalidad de Razvan no era digno de dirigirlos.
Por otro lado, algunos vampiros luego de la erupción habían enfermado, unos pocos se recuperaron rápidamente, otros tardaron más tiempo y estaban los que como Gaelle no mejoraban. Pero estos se dieron cuenta que podían usar ciertos poderes poco comunes como la telequinesis, la ilusión (haciendo que vean cosas que no están ahí), telepatía entre vampiros y el control de algunos elementos como transformarse en neblina o controlarla, así como la lluvia y el viento o encender fuego con la mente. Ésta última es una de las cualidades más inusuales hasta ahora vista, se lo estaba asociando a vampiros muy fuertes ya que el fuego puede destruir a otros vampiros.
Miazoeth ya tenía la apariencia de una joven de 20 años, desde hace un tiempo ella, Gaelle y Antón estaban viviendo en una pequeña ciudad de Suiza occidental llamada Friburgo, bajo la protección de la familia Litvenko. Debido a que la condición de Gaelle había empeorado tuvieron que ir al centro de genética que poseía aquella familia. Los Litvenko eran dueños de una gran compañía de investigación genética llamada Belphegor, la cual recibía donaciones de sangre, ellos manejaban el mayor banco de sangre humana de todo el mundo...esto ciertamente les era muy útil.
Frenrihr Litvenko se había casado, pero aún no tenía hijos y eso alarmaba a la familia que necesitaba un sucesor ya que pronto Razvan le cedería el trono a él. El rey de los vampiros tuvo 4 hijos, el segundo y el último murieron antes de dar un heredero. El segundo murió en la confrontación de 1816 y el último hace 80 años pues no pudo recuperarse de su enfermedad, hecho que provoco la creación del centro de investigación. La tercer hija se llamaba Sophia Litvenko era una implacable upir que se enamoró de un Estruc y se escapó con él, la familia tuvo que desterrarla y quitarla de la lista como heredera ya que esa unión no era aceptable, siendo éste un integrante de las 5 familias conflictivas. Pero si Frenrihr no tiene herederos probablemente los hijos de Sophia podrían disputar el trono, cosa que nadie quería...bueno eso depende de quien lo vea.
Los Litvenko eran dueños de casi todo Suiza, dirigían sus negocios desde las sombras sin levantar muchas sospechas, estaban bastante cómodos de esa manera, lo único que mantenían a la vista de todos como propio era el centro Belphegor. Friburgo les pertenecía completamente y la actividad de la ciudad estaba sujeta a los horarios vampíricos, cobraba vida más que nada por la noche, aunque también era habitada por humanos que estaban conscientes de la existencia de estos. La mayor parte de los edificios conservaban un aspecto medieval y estaba parcialmente cercada por murallas. La ciudad era atravesada por un río, el Saane, que le daba una agradable vista ya que el paisaje se completaba con mucho verde y pocas montañas.