Con esa última idea se quedó Miazoeth en la cabeza, todo upir podría convertir a Velkar y hacerlo miembro de su familia. Corrían con la ventaja de que nadie más que ellos conocían la condición del futuro heredero al trono y el lugar donde se refugiaban estaba en cierto conflicto con los upir. Pero es un nuevo problema para todos, especialmente para el pequeño. Antes de irse le dio a Frenrihr un mensaje de Isabella, una de las cosas que quería decirle era que en cuanto pueda comenzar a trabajar en un laboratorio haría todo lo posible por entender que estaba pasando con su hijo y eso lo tranquilizo, confiaba en las capacidades de ella para poder resolverlo.
Pasaron 5 años en donde las cosas se mantuvieron tranquilas, el rey cambio la táctica de búsqueda ya no podía dejar que quedara en manos de unos pocos el encontrar a su nieto. Así que dio aviso a todos de que estaba buscando a las hermanas Seppey, sin dar muchos motivos, de esa forma ampliaba la esperanza de encontrarlos. Aunque las sospechas sobre su hijo nunca se fueron, realmente vio que quedo demasiado tranquilo con todo esto, a pesar de que intentaba aparentar otra cosa.
Gaelle estaba menos preocupada ya que Frenrihr hablo con ella y le comento que Miazoeth protegía algo que era muy importante para él y que estaba más que agradecido que la familia Draculea le sirviera de esa manera, pero le era de suma importancia que esto se mantuviera en secreto. De todas formas, consideraba que él no tenía derecho de separarla de su hija de esa manera, pero entendía que no podía negárselo al futuro rey. Ella mantenía una que otra conversación con Miazoeth y por lo menos eso la dejaba a gusto.
Aunque la esposa de él, Kathia Muroni, y algunos de sus allegados a quienes puso a investigar en diferentes áreas comenzaron a sospechar que casi al mismo tiempo de la desaparición de las hermanas, Miazoeth también lo hiciera, ella era una acompañante infaltable de Gaelle y eso comenzó a parecerles extraño. No tardó mucho en enterarse de la amistad que las unía así que, en una reunión, en el palacio, le pregunto discretamente a ésta sobre el paradero de su "hija", sin mucho que decir Gaelle le dijo que su padre la mando a llamar. Cosa que Kathia no creyó del todo, así que mandó a alguien a confirmar eso. Pero le era muy difícil hacerlo ya que pocos podían llegar al núcleo de la familia Draculea.
Aunque no todos estaban en paz y tranquilos, Miazoeth y Kahela tenían una pequeña tortura que las perseguía. Velkan crecía sano y con la energía de un pequeño imparable de 5 años. Cinco años en los cuales Isabella no pudo encontrar la forma en que la condición de su niño cambie. Las chicas no era que no lo quisieran, pero era algo "activo" en el momento equivocado del día. Tenían muchos problemas cuando se levantaba, pues el día le llamaba mucho la atención, más Miazoeth ya que el pequeño encontraba divertido molestarla especialmente a ella. Se había tomado la costumbre de correr hacia su cama y saltarle encima para despertarla, el pequeño no podía entender como ellas dormían tanto, o se metía y echaba sus perfumes o jugaba con alguna de sus cosas. No podían ponerle seguro a la puerta puesto que estaban vigilando, de pasar algo tendrían que poder salir rápidamente.
Era común en la casa, casi a cualquier hora del día, tener a Mia gritando y corriendo detrás del pequeño para que le devuelva algo, o al revés. Kahela se divertía con eso pues Mia no podía reprenderlo, para ella nunca dejo de ser el nieto del rey y como tal lo respetaba, salvo que la ponía de unos nervios que la superaba. Había veces que no se distinguía quien era el infante, muchas veces Mia se ponía a la altura de Velkan y le molestaba de la misma forma, lo sacaba muchas veces solo para ver cómo se enojaba. Lo reprendía algunas veces, sin pasarse, tuvo que salvarlo más veces por sus travesuras que porque llegara a tener alguna amenaza real. Aunque no entendía esa precaución natural que tenía para con él, lo quería al niño, en varias oportunidades se encontraba odiando esa sensación que no le permitía quedarse a su lado.