Las palabras de Miazoeth le cayeron como un balde de agua helada a Isabella, quien se paralizo con el niño en brazos, su hermana intentaba que reaccionara, fue como si el sonido del mundo se esfumara. Había quedado viéndolo mientras lo sostenía. Luego de unos minutos pudo volver en sí.
—¿Qué es-tás di-ciendo?—Isabella volvía a mirarla como si fuera Miazoeth quien estaba disponiendo la condición de su hijo. Pero ella sabía, había algo en el pequeño que no estaba bien, era una probabilidad cuando se propuso quedar embarazada, aunque jamás imagino esto.
Mia dudaba en volver a repetir lo que acababa de decir, la miraba a canela, pero ella entendía menos que las otras dos, así que finalmente decide restarle importancia al asunto. En todo caso luego verían que hacer...si fuese verdad lo que suponía.
—No te preocupes Isa seguro estoy mal. Este lugar está lleno de ellos...y vienen heridos. Me confundí—no la mira cuando dice esto—, estoy agotada por el viaje.
—Entonces sostenlo...—se lo vuelve a acercar.
Miazoeth retrocede automáticamente, el olor provenía del bebé no había confusión en ello. La mezcla que siente la podía identificar como dulce, pero a la vez con algo más y estaba esa molestia, ese rechazo que sentía en presencia de los humanos, y a la vez una cosa que la confundía. No sabe que decir, pero lo identifica en él.
Isabella no espera respuesta, se sienta mejor en la cama y recuesta suavemente al niño sobre su regazo quitándole de a poco la frazada celeste. Lo ve con detenimiento mientras dormía tranquilamente, tenía un delicado y fino cabello negro, sus mejillas eran rosadas y su corazón latía con fuerza, podía oírlo claramente, fue cuando sintió la sed de sangre que iba creciendo dentro suyo. Su hijo se la había despertó, al instante abrió los ojos como plato no podía creerlo, pero Miazoeth tenía razón.
—"¿qué ha pasado?"— Isabella se lo decía para sí misma —"¿Qué he hecho?"—lo vuelve a cubrir y lo acerca nuevamente a su pecho para abrazarlo.—No te has confundido...y lo sabes—lo admite en voz alta.—Mi niño es humano.
—¿De qué estás hablando Isa?—quería saber Kahela—¿Cómo puede ser humano? Tú eres draugr y el padre es upir. Aunque tú fuiste humana esa condición la has perdido...
—Como la posibilidad de tener un niño—Isabella termina la frase de su hermana.—Lo sé, cuando fui convertida ya tenía planes para tener uno. Luego de que me mordieran tuve que buscar la forma de conseguirlo. Me llevo tiempo, pero gracias a mi investigación lo logre, no fue fácil. Lo que me ayudo a terminar de entenderlo fue la sangre de Gaelle, en su muestra encontré la clave para las mutaciones genéticas que buscaba, pero con eso no era suficiente debía lograr tener las herramientas para engendrarlo, completar las secuencias genéticas que me hacían falta y sólo lo podía hacer con ayuda de matrices humanas. Por lo que estas secuencias fueron terminadas con la adición de segmentos genéticos provenientes de humanos no convertidos. Pero, ¡¡Jamás pensé que al hacerlo perdería la condición vampírica por completo!!—lleva una mano a su frente—...debo—la mira a Kahela y le pasa al niño. Éste le había despertado su sed de sangre y ya no podía aguantarlo más—, debo alimentarme. Cuídalo por mí un minuto.
—¿Estás segura que es buen momento?—Miazoeth estaba intranquila, allí no tenían lo que les quedaba de su reserva de sangre y robarla del hospital no era seguro ya que según la doctora debían quedarse hasta mañana por la noche.
—Sí, créeme que es necesario—de a poco se va levantando de la cama. Con lo débil que estaba no podía fiarse de no hacerle daño a Velkan.
—Ok, voy contigo—Miazoeth se acercaba para que se apoyara en ella.—Ahora volvemos Ka.