Capítulo 7: Asalto a la bodega.

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Una de las peores cosas que pude haber hecho en mi vida fue confiarme demasiado de la paz existente, dentro de tarde o temprano sucedería otro acto delinquil aquí y lamentablemente mi negocio tuvo que pagar pérdidas en bienes materiales.

Efectivamente, durante la noche han venido a asaltar la bodega y no hice nada para evitarlo, fue una gran impotencia para mi como emprendedor, sin embargo, las máquinas que costaron millones estaban intactas, seguro porque son demasiado idiotas los ladrones y creen que unos sacos cuestan más que unas máquinas. ¿Ya ven? Agradezco que los delincuentes de acá sean unos incultos y descerebrados a la hora de actuar, porque los puedo pillar de manera fácil.

De hecho, los bien tontos se dieron el tiempo de rayar con pintura en spray la bodega el nombre de la banda: "Wachiturros".

Les dije a mis trabajadores que aguardaran un poco que iría a comprar más harina, y que los más jóvenes, es decir, mis preferidos se preparen porque planeaba formar un escuadrón para perseguir a esa banda de imbéciles.

Al regresar, con una cuchilla abrí un saco en frente de mis trabajadores preferidos, los había convocado para darles un muy importante comunicado. Después de abrir el saco, rocé un dedo con el bien material y dibujé dos franjas horizontales en mis dos mejillas, como las que hacen los guerrilleros.

- Señores, ya se han enterado de la atrocidad que ha sucedido a nuestro local por la noche y ustedes saben muy bien que el Tío Eddie no tolera la delincuencia, ya lo hemos ensayado antes pero lo repetiré: Atacantes yo y Hetfield; Defensores Gossard y Ament; Ayuda Complementaria McCready, Ulrich y Hammett. Esta misma noche atacaremos sin piedad a esa banda, por ello, hoy no los supervisaré porque estaré al tanto de los Wachiturros para planear mejor la venganza -sonreí complacido-. Ahora, sigan trabajando como de costumbre, que voy de inmediato a investigar el asunto y ah... Los quiero a todos esta noche con este mismo maquillaje de guerra, tenemos que hacernos respetar.

- ¿Con harina? -James frunció el ceño.

- ¡Pues claro, hombre! Soy millonario pero no pienso en gastar dinero en el maquillaje de verdad, mejor usemos lo que tenemos de nuestra humilde empresa panadera que de eso vivimos ahora, ¿no? Tienen los domingos para descansar como puedan y hacer fiestas tremendas además, con una paga que cualquier obrero ordinario desearía pero no por eso somos caprichosos, sino más bien, demostramos nuestros buenos valores con la gente... excepto los bandidos, a esos los matamos si queremos si intentan meterse con nosotros.

Se lo tomaron muy bien.

- Así que... ¡A trabajar! Yo voy a investigar el caso, confiaré en que no harán otra huelga estúpida y trabajarán porque por algo les pago tanto, ¿no? -asintieron- ¡Eso es todo! ¡De ahí nos vemos, señores!

Y con eso, me retiré de la panadería todavía con harina en la cara, sabía que me veía como un idiota pero no me importaba. Me subí a mi camioneta para ir por los barrios bajos de Aberdeen en busca de información de los Wachiturros.

De la nada, comencé a oír gritos, como si mi hijo pequeño no reconocido me llamara:

- ¡Tío Eddie! ¡Tío Eddie! -decía la voz con tanto sazón y sufrimiento al mismo tiempo.

- ¡Ay, weunah! ¡Escroles mío! -grité frenando la camioneta de golpe.

El pobre chaval estaba tendido sobre la acera, todo moreteado y sangrando.

- Joder, hijo mío, mi arma' -ya me puse chulo, eh-. ¡KE CONIO TE HA PASAO!

- L-los wachi...los wachiturros... -murmuró y mi mirada comenzó a arder.

- ¡¿Ellos te hicieron eso?! -exclamé y asintió, con una cara de culo tremenda, que más que dar risa, daba un dolor de ano tremendo ver- ¿Qué sabes acerca de ellos?

- ¡Son de mi clase, verga! -tosió varias veces- ¡No pude entrar al cole hoy porque me secuestraron en la entrada y comenzaron a golpearme! Me quitaron todo...

- ¿Supiste que ellos anoche asaltaron la panadería? -negó- Pues, tranquilo, que tu padre y yo iremos esta noche para encararlos, si sabes más de ellos puedes irme contando todo en el camino a tu casa, ¿sí? Te llevaré con tu madre para que cuide más de ti porque no creo que sea necesario llevarte al hospital, ¿o sí? -tomé su mano y lo ayudé a ponerse de pie- ¿Puedes caminar? -asintió- Entonces vamos a tu casa, me dices la dirección y te voy a dejar -volvió a asentir y ambos subimos a mi camioneta.

El chaval me fue contando con sumo detalle incluso dónde vivían y que pensaban robar de nuevo MI panadería, porque eran los rivales de los Burlaos y como ellos no pudieron hacer mucho, los Wachiturros querían más para ganar más respeto entre los pandilleros. Definitivamente, nos servirá también de evidencia los golpes que el chiquillo recibió, joder, aunque está bien viejo y peludo ya pa' defenderse eso sí, porque los pandilleros de por acá no son muy fuertes que digamos, sin sus navajas no son nada, les pateas la mano y joden de inmediato si sabes golpearlos de manera correcta.

"La weá penita" pensé todavía con el dolor de ano.

- Cuando pongamos la denuncia, no te preocupes, niño cara de escroto, que vas a recuperar tus cosas -comenté para subirle el ánimo, se limitó a asentir apenado, joder, que era como ver a un niño con cáncer pidiendo piedad, joder, que lejos queda la casa del canijo este, casi llegando a Seattle.

Le conté a la pobre mujer que lo cría (porque esa era como la octava esposa de Hammett, la madre real anda todavía en Ecuador, dicen) lo que pasó y me agradeció por ser tan amable, me despedí de ellos dos todavía con el dolor de ano y descubrí que... andaba estreñido. Mierda, ¡y yo que creía que era por culpa del chaval que me daba penita!

Pasé al baño de la casa esa y ahí si me subí a la camioneta, para idear un plan maestro en contra de los Wachiturros.

Ésta va a ser una batalla épica.

Insignificance (PEARL JAM, METALLICA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora