Día 1

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Abro los ojos, y veo el techo de mi celda. Las luces blancas fluorescentes me obligan a cerrar los ojos. Me levanto con los ojos cerrados. Estiro mis brazos. Bostezo. Me acuesto en el piso, y empiezo a hacer abdominales y flexiones. Hago esto para mantener la cordura. Los doctores dijeron que debería establecer una rutina, para así mantener a mi cerebro enfocado, y no perderlo.

Luego del comienzo de mi rutina, me siento en el piso, abro los ojos, y espero pacientemente la llegada de mi desayuno. La puerta de mi celda es de cristal muy resistente. Las paredes son de concreto blanco, al igual que el techo y el piso. Mi cama es bastante cómoda. De todos modos, no estoy en una prisión. Me hallo en un conjunto de "celdas". Hay otras nueve celdas. Todas están en un semicírculo. Afuera, en el centro del conjunto, hay una estación de seguridad. Más allá, se halla una puerta, cerrada al igual que las demás gracias a un sistema eléctrico, la cual, me puede conducir a la salida.

No tengo intenciones de quedarme acá. Es agradable y todo, pero no tolero la falta de actividad. Necesito hacer algo para despejar mi cerebro. Por motivos de seguridad, no me dejan tener nada duro en la habitación. Todo es blando. No me puedo golpear o matar con nada. El desayuno me lo traen en platos y vasos plásticos, los cuales son retirados apenas termino. Cuando requiero ir al baño, me traen unos objetos extraños, como los de los hospitales, donde puedo hacer mis necesidades.

Mi desayuno finalmente llega. Es café, con huevos, y pan. Me siento un poco mal por esto, ya que a los demás les dan un pan con agua. ¿Por qué me dan esto a mi? ¿Piedad? ¿Compasión? ¿En retorno a mis servicios a la ciudad? No lo sé. El caso es que es el mejor. Lo disfruto, ignorando el pobre desayuno de los demás. Cuando lo termino, retiran el plato y el vaso de plástico, y yo dirijo mi mirada a los demás maniáticos.

Hay varios saltando en sus camas, otros se golpean contra la pared de la celda, otros fingen ser elefantes y otros simios. Y yo simplemente los miro a todos. ¿Por qué no puedo ser como ellos? Sin preocuparme por nada, sólo por ser el simio más convincente de todos. Pero no. Tenía que tener todos mis problemas. Tenían que atacarme, amenazarme. ¿Por qué a mi? Yo no he hecho nada malo, aparte de mi trabajo. Necesito averiguar quién está detrás de todo esto. Necesito averiguar quién mató a mi hermana, quién pilotaba el helicóptero. Quién es "ella".

Necesito respuestas.

Diez Dias De Frustración: RespuestasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora