Día 10

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Aquel pitido incesante me sigue recordando que estoy vivo. No me puedo mover. Las drogas son demasiado fuertes, al igual que las luces en el techo. Levanto lo más que puedo mi cabeza, sólo para ver mi piel, y descubro que está totalmente quemada. En algunos lugares está negra, en otros de color rojo, bastante oscuro.

Me duele todo. No siento algunas partes de mi cuerpo. Vuelvo a descansar mi cabeza, y fijo mi atención en el televisor. Están dando un reportaje de noticias.

"...cuando una explosión, producida desde la sala de calderas, hizo volar el edificio entero. No hubo bastantes sobrevivientes, pero milagrosamente, hubo algunos. Los sobrevivientes son Amy Stellar, Mike Dester, John Welling, Karen Saiger, y el buscado, Robert Geller.

Algunos sugieren que Geller fue el provocador de la explosión, mientras que otros, hablan en su defensa. El caso sigue abierto. Ya hay policías y detectives viniendo desde la otra comisaría para empezar una exhaustiva investigación, hasta dar con el responsable.

Los mantendremos informados. Ahora volvemos al estudio con Jamie..."

Twill está muerta. Bien. Un problema menos en mi vida. Ahora me queda otro aún más grande. Mi vida.

¿Por qué tengo que seguir? ¿No puedo simplemente... Parar de sufrir? No. Debo seguir. Debo seguir por todos los que he dejado detrás. Debo seguir por todos los que han muerto por mi. Tom, Peter, Evelyn, Carl. Por ellos.

Siento un toque cálido en mi mano. Volteo a ver, no sin antes llevarme una ráfaga de dolor. No veo a nadie, pero... Siento. Alguien agarra mi mano. Reconozco aquellas delicadas manos. Sólo una persona en el mundo tiene sus manos así. Evelyn. Me está visitando. ¿O me está llevando? No lo sé. Creo que puedo escuchar su voz.

Robert. Oh, Robert. Lo has hecho fantástico hasta el momento. Sigue. No pares. Aún tienes cosas por hacer. Ya te reunirás con nosotros. No ahora. Ya llegará tu tiempo. Te esperamos con ansias. Sólo tómate tu tiempo para venir.

Puede que sea sólo mi imaginación. Pero la escucho, y siento cuando se va. Me quedo sólo en la habitación. Puede que siempre haya estado sólo. No lo sé. Pero estoy vivo. Y tengo que arreglar lo que hizo Twill. Tengo que arreglar Nueva York.

Soy Robert Geller. Un hombre misterioso me acosó, unos bandidos mataron a mi amigo, y a ellos de paso, resolví un acertijo para salvar a alguien que ahora está muerto, la Estatua de la Libertad pudo haber sido mi fin, pero no lo fue. Escapé de ella, pero el Manicomio me tomó preso. Escapé de él, y Nueva York y sus horrores me siguieron. La que pudo haber sido mi jefa casi me mata, sólo que no le funcionó. Le salió el tiro por la culata. Ahora estoy en una camilla de hospital. Navegando la fina línea entre la vida y la muerte. La locura y la sanidad. La frustración, y la complacencia.

Para este punto ya debería estar muerto. Y de hecho, casi lo he estado, unas dos veces. Cuando juré que era el fin. Cuando juré que todo iba a acabar. Pero no. Estaba equivocado. ¿Por qué no estoy muerto? Porque esto aún no acaba. ¿Por qué aún no acaba?

Porque mi ciudad me necesita.

Diez Dias De Frustración: RespuestasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora