Capítulo especial IV: Dos minutos de silencio (2/2)

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Dos semanas pasaron desde que despertó Anabelle.

Estaba más que destrozada desde la noticia que le dio el doctor. No sabia que haría era una simple niña, que no tenía apoyo de nadie, sus familiares cercanos tomaron la decisión de no hacerse cargo por nada de ella.

Nuevamente Anabelle miraba a través de la empañada ventana, era una epoca de lluvia, trataba de recordar a detalle lo que había pasado aquella noche. Esa noche que había cambiado su vida, para mal, en un giro muy repentino. Cerraba los ojos y los volvía a abrir cada par de minutos aterrorizada por lo poco que recordaba. Aún sin embargo intentaba recordar a cada segundo todo, aún y por más de que no sea de su agrado, se odiaba y su odio aumentaba cada segundo. Corto fue ese momento de felicidad total que había tenido en su vida y esa era la razón del odio que se tenía: la única culpable de arruinar toda su vida era ella; o al menos esa era su manera de pensar.

Decidio continuar recordando después o posiblemente al día siguiente. Pero en el momento en que dejo de pensar en eso a su mente le venía la tarde que fue a visitar la tumba de sus padres. Claro que eso fue a causa de la insistencia que tenía con respecto a lo que pasó aquella noche, el doctor no le dijo mucho después de eso él mismo se encargo de que la lleven al cementerio.

Estaba frente a sus tumbas, juntas las dos como alguna vez ellos lo habían soñado. No dijo ni una sola palabra, sólo dejaba que las lágrimas caigan. En todo el camino de vuelta al orfanato, aquel día, mientras miraba el cielo del atardecer solo dijo una cosa: odio a los que me salvaron.

No había vuelto a hablar desde entonces, ni una sola palabra. Hasta que el día en que una persona que siempre estaba con ella le preguntó porque -porqué es el silencio necesario- fue la respuesta. Hasta que la adoptaron.

Diario de una asesina - segunda parte [Publicación Lenta]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora