Eres un imbécil [Final]

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Mis ojos se abrieron observando el techo de mi habitación, estaba aburrida y es que no había nada bueno que hace en esos momentos... Joder vamos, nunca había nada bueno que hacer desde hace meses y eso era realmente molesto. Después de la partida del rubio me había alejado de todo, de mis amigos, de mi vida y de las personas en general. Solo pensar en ese estúpido me dolía y me daban ganas de romper todo a mi alrededor pero me lo había dicho a mi misma, jamas dejaría que él atormentara mi existencia aunque ya lo estaba haciendo. Pase mis manos por mi cabello que había crecido bastante últimamente y lo había teñido de un color turquesa, pensé que así me olvidaría un poco de mi antiguo yo y quizás un poco de los sentimiento que tenia en mi interior pero nada de eso sucedió. Cada vez que recordaba como hace siete meses saque de mi casa al rubio me sentía como una tonta, él me había dicho que le dolía dejarme pero no lo había pensando, había sido corrompida por la ira y termine arruinando todo lo que podría haber sido una buena despedida. ¿Que puedo decir sobre eso? que son una completa imbécil y que me arrepiento completamente de no haber dejado que hablara, de no haberme despedido.

Pero ya era tarde, ya no podía hacer nada más que lamentar su partida, de romper más esa cosa que se hace llamar corazón. De no ser por mi ira todo estaría mejor, no estaría arrepintiéndome de no haber hecho lo que debía. 

La puerta de mi habitación sonó unas cuantas veces y solté un bufido audible, estaba aburrida de que todos vinieran a saber "Como estaba" ¿No entendían que no quería nada con nadie? al parecer no y es por eso que venían a joder cual oportunidad tuvieran para eso. Me levante de mi cama y camine hacia la puerta abriendo esta, mi hermano estaba allí con sus ojos pegados en los míos, con su cabello rojo algo despeinado y su mirada morada fija en la mía. Una de mis cejas se levanto ante su presencia y estuve a punto de cerrar la puerta pero cuando escuche sus palabras simplemente no pude hacer eso.

-Él regreso...- ¿De quien coño hablaba? es que no sabia que ya nada me interesaba, todo me valía y abrió un poco mis ojos al oír aquello para después hacer una mueca de confusión. 

-Mira, si solo vienes a joder mi existencia mueve tu culo de aquí y ve a follar por ahí ¿vale?- Él pareció enfadarse un poco con mis palabras y es que su expresión me lo decía absolutamente todo.

-¡¿Puedes solo escucharme ahora? él rubio volvió y aunque no te interese saberlo te lo digo porque eres mi hermana, y aunque no seas de sangre te amo como si realmente lo fueras!... Me preocupa que estés siempre aquí, ya no estas como antes, conmigo o con tus amigas ¿que paso contigo?- Lo primero me dejo en un shock pero fruncí mi ceño ante lo siguiente. Es verdad, él no era mi hermano y aun así nos queríamos como verdaderos hermanos. 

-¡No me interesa, nada de eso me interesa... Estoy bien y te lo eh dicho muchas veces, solo que no quiero nada!- Esa era la verdad, no era que me encontrara mal, ni que no saliera por culpa de la partida del rubio, era mas bien que no quería volver a ver a nadie, quería estar sola, quería pensar y poder comprenderme a misma y todos esos meses habían servido mucho para eso si era sincera.

Mi hermano me observo unos momentos y rodeo mi cuerpo con sus brazos, su abrazo era cálido y demasiado familiar, extrañaba bastante la calidez de los brazos de él y por eso es que correspondí su abrazo sin siquiera pensarlo dos veces, después de todo... Es mi hermano.

(...)

Había logrado convencer a mi hermano de que estaba perfectamente y solo quería estar sola, por suerte él había partido a una fiesta con Break y eso para mi era sinónimo de noche de películas con helado de chocolate. Apenas se fue corrí a la cocina para así preparar todo lo que tendría para comer en esa noche, estaba lista para esas golosinas y es que me moría por comer algo delicioso en esa noche. Todo parecía perfecto, había arreglado el sofá y todo lo que comería estaba sobre la mesa frente al televisor pero antes de que pudiese ir y tirarme al cómodo sofá la puerta sonó haciéndome gruñir. ¿No se podía pedir solo una noche para películas? al parecer no porque dios me odia por ser una jodida pecadora ¿no? pues que te follen dios.

Camine a paso de tortuga hacia la puerta y abrí esta. Sin embargo cuando la abrí no pude estar más arrepentida, Ash estaba allí fuera de la puerta mirándome con una sonrisa y con aquellos ojos verdes que debía admitir eran preciosos. Mi ceño se frunció y le mire de forma fija.

-¿Que mierda haces aquí?- Pregunte mientras alzaba una de mis cejas, lo se, soy una de las personas menos educadas pero era su culpa, él arruinaba mi noche de películas con su hermosa y a la vez asquerosa cara.

-Venia a invitarte a la fiesta... ¿Vienes conmigo bonita?- Dios, estaba comenzando a odiar que siempre que me veía intentara ligar conmigo. 

-No, lárgate de mi casa ahora idiota- Y con la mayor "Delicadeza" cerré la puerta en su perfecta nariz.

Camine de vuelta hacia el sofá pero antes de que abriera esta la puerta volvió a sonar. ¡Ese maldito hijo de puta de Ash! Camine como endemoniada hacia la puerta y abrí esta con fuerza para así maldecir sin siquiera mirar quien estaba allí.

-¡Joder Ash no iré a esa puta fiesta contigo así que ve a que te den por el puto culo ¿vale? me vales una mierda hijo de la zor...!- y antes de que pudiese seguir observe aquellos ojos azules, ese pelo rubio y esa sonrisa desagradablemente encantadora. Todo se me vino abajo en ese momento y sentí mis ojos arder. 

-Lamento decir que no soy Ash...- Sus palabras salieron con tono burlón y sus ojos parecían perforar los míos con esa mirada azul que me hacia estremecer. 

-También lamento decirte que esta vez no te salvas de mi- Pero antes de que pudiese decir algo sus brazos rodearon mi cintura y sus labios atacaron los míos, un beso delicioso que había querido darle hacia mese, un beso que hacia que todo en mi interior ardiera pero a la vez un beso que me recordaba cuanto había extrañado a ese odioso rubio.

Mis brazos por instinto rodearon su cuello y mis labios se movieron contra los suyos en un beso lento pero delicioso que poco a poco se fue poniendo aun mas fogoso, sus labios se movían demandantes contra los míos y antes de que me diera cuenta su lengua ya había irrumpido en mi boca buscando la mía para así poder tener aquella deliciosa guerra entre ambas.

Pero gracias a necesitar aire ambos nos separamos, mis ojos vieron los suyos y supe que nada de eso era un sueño, que sus labios eran reales y que todo en el era real. Lamentablemente todo había sido real y me había enamorado de aquel a quien odiaba. Pero a pesar de todo el era un imbécil... Mi imbécil.



Te odio [Len Kagamine y tu] [Finalizada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora