El día que sentí que te quería

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No tienes el valor de hablarle, entonces dejas pasar los días, piensas un poco y... le hablas, empiezas a preguntarle cosas, a conocerle, pasas cierto tiempo y deseas expresarle tu cariño o afecto, ella muestra interés en ti, dice que le gustas. ¡Felicidades!, no es así.

Le "gustas" entiendes?, le gustas como a las personas les gusta el jugo, como a los oficinistas les gusta el café, como a los hombres les gusta la pornografía, como a los políticos les gusta mentir y como a los incendiarios les gusta hacer de las suyas.

No eres más que un "gusto" algo que pareció agradarle como lo ya antes mencionado, algo que está dentro de las funciones básicas de todos los seres humanos y se manifiesta de diferentes formas.

Y allí estás tú, sufriendo y más metido que pene en película porno por aquel "amor" inalcanzable por el cual harías todo, mientras ella no te da ni la hora. Y mientras tú estás atento a cada detalle a ella le da igual tú presencia.

Y allí sigues tú tratando de captar sus sentidos, ya sea con canto, baile u otras capacidades que Dios da a las personas poco agraciadas. Los días siguen su curso y ella insiste en mencionar que tiene afecto hacia ti, afecto el cuál no sientes no ves, ese afecto que no llega, si actúas devolviendo la poco atención y el poco cariño, el malo eres tú.




Madrugadas DurasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora