capitulo 4 - Helena.

12 2 0
                                    

Edwin se levantó de la mesa con la respiración agitada y cuando se iba a ir, helena lo vio arrancando y agarró su brazo lanzándolo a la mesa, a edwin se le fue todo el oxígeno de los pulmones y se cayó al suelo sintiendo un horrible dolor.

Helena al verlo tirado recuperando la respiración le dijo de forma suplicante mientras se acercaba:

- lo lamento tanto, creí que eras un shiro que querías robarme y me doy cuenta que no era así.

Lo ayudó a levantarse y lo acomodó en la hamaca, él la miró asustado y le dijo con dificultad:

- ¿esas orejas y la cola son tuyas?, ¿que eres tú?, ¿y por qué me atacaste?...

Diciendo eso se desmayó. Helena se acercó a edwin y lo miró un instante para decir muy suave:

- un humano, es muy extraño que no lo puedo creer. un humano en mi hogar.

Entonces ella le tomó la mano para compararla con la suya, ambas eran idénticas sólo que ella tenía los dedos más delgados con garras en comparación de sus uñas delgadas y cuadradas, ella tenía la palma más carnosa al igual que sus yemas, no cómo las de él, tan lisas. También le tocó la boca y se la abrió, no tenía los colmillos que ella tenía y también eran tan blancos y rectangulares, también se sorprendió por sus orejas porque tenía las mismas de los heyvan del centro de Erit.

Entonces dejó descansar al humano, salió hacia afuera
Y vio al derry echado en el suelo cubierto por la piel que le regaló su padre antes de morir, se agachó y la quitó sacando el cuchillo que había en su interior para seguir partiendo el derry y llevarse la carne al interior para dejar el resto a una distancia segura.

Mientras cortaba lo comestible se recordaba una parte de su infancia. Ella era una pequeña heyvan que gateaba en su hogar mientras que su madre cocinaba y el padre la miraba haciendo señas para que se acerque, no recordaba su nombre ni el de sus padres. Estaban todos juntos por la tarde cuando golpearon la puerta y su padre salió a ver, eran unos shiro que pedían comida pero ellos no tenía pan porque se comieron lo último del día, entonces éstos de enfurecieron y cuando todos se fueron a dormir prendieron su casa con fuego, sobreviviendo ella y su madre quien murió al poco tiempo, ella nunca recordó su nombre y el de sus padres pero recuerda ese suceso claramente con los rostros de todos, tiempo después la rescató un guardián y la llevó a su templo para criarla.

los shiro son heyvan sin colas y ni orejas ya que tienen un agujero por donde escuchan, lo que los Diferencia con los humanos son los dientes puntiagudos, agilidad y resistencia. Ella cuando fue pequeña nunca entendió que era un humano, los guardianes le indicaron que no eran de erit y no los confundiera con los shiro porque sus huesos son más frágiles y lo acababa de comprobar.

Cuando terminó de sacarle lo comestible al derry, se lo llevó a un sector Del bosque que rodeaba su casa y les tiró a las bestias el derry muerto para que la dejaran en paz.

entonces volvió y prendió fuego para cocinar la carne y Miró hacia atrás observando que el humano todavía dormía, ella se acercó otra vez y notó que su antebrazo tenía mucha sangre y su boca también tenía, acercó su oreja a la boca de él y lo escuchó respirar lentamente. asustada salió de la casa al bosque a buscar corteza de un árbol que desinflama las heridas y se encontró con lagres, grandes caninos con manchas moteadas que se estaban alimentando del derry que ella lanzó hace unos minutos, ellos la miraron fijamente, le lanzaron un gruñido y siguieron comiendo, ella en silencio les agradeció y buscó la yerba blanca, ésta tenía las hojas suaves y muy gruesas que servían para cubrir las heridas mientras que las toxinas que liberaba servían para formar costras. Entonces Sacó parte de una corteza de un árbol que tenía la capacidad de calmar el dolor, fue a su casa y puso en las llamas una olla oxidado con agua y la corteza sobre ésta, se acercó a edwin y cubrió su antebrazo con la yerba blanca. Cuando el agua se calentó tomó la olla y con cuidado le vertió el contenido en la boca de edwin.

Edwin después de desmayarse por el insoportable dolor, él abrió los ojos y estaba en la cama en su departamento como siempre, miró hacia todos lados y era igual que antes de la aparición del viejo, quizás fue un extraño sueño. Fue a la cocina y vió que tenía loza sucia que lavar cuando se acercó y vió que era la fuente con la mezcla de waffles se preocupó y comenzó a darle dolor de cabeza, se fue al comedor y cuando iba llegando pisó polvo, se acercó y lo miró pensativo cuando recordó que en aquel lugar fue que el anciano lo agarró para después perder la conciencia. Se quedó paralizado y comenzó a ponerse pálido, fue a su pieza asustado metiéndose bajo las sabanas y quizo dormir para olvidarse de lo sucedido. De un momento a otro todo se volvió oscuro y le llegó un dolor, no sabía que era entonces abrió los ojos y vió a la chica con orejas naranjas poniéndole agua hirviendo en su boca.

Gritó asustando a la chica y ésta asustada tiró la olla al suelo desparramando el agua. Él furioso le grita con la lengua hinchada:

- ¡¡¡que crees que haces!!!

Ella responde también furiosa:

- sólo te ayudo humano idiota, has ensuciado mi casa cuando yo sólo te curaba.

El se iba a levantar cuando el antebrazo derecho le dolió y se retorció en la hamaca, ella lo agarró de la cintura y con fuerza lo apoyó en la hamaca diciendo mientras lo sostenía:

- mírame a los ojos y quedate quieto, tienes el brazo muy lastimado y el combya todavía no surte efecto.

Él muy adolorido la mira y su rostro le comenzó a parecer conocido, más calmado pregunta:

- ¿combya?

Ella responde :

- un árbol que tiene corteza curativa, te va a calmar y también te sanara un poco tu interior, creó que fui muy bruta.

Edwin relajó el cuerpo y la quedó mirando un instante cuando le vino la duda y preguntó:

- ¿que eres tú?

Ella se sorprendió por la pregunta y respondió con una sonrisa :

- yo soy helena y como tu eres humano yo soy una heyvan, lamento haberte lastimado, es que me dabas desconfianza.

El ya no sentía el brazo y completamente drogado seguía conversando :

- no siento el brazo helena, ah y por educación me presentare. mi nombre es edwin y tengo 23 años recién cumplido

Ella le tocó el brazo pero edwin no reaccionó y sólo la miraba, ella más relajada le respondió:

- un gusto edwin, no sientes el brazo porque te di un analgésico natural y sólo tienes que descansar.

Edwin pensó un instante y dijo :

- me confundiste con un shiro, ¿que es eso?

Ella se molestó con la pregunta pero le respondió :

- Esos son bestias con apariencias heyvanas, se creen civilizados pero... - cuando se volteó vio a edwin durmiendo - espero que te recuperes... edwin.

EritDonde viven las historias. Descúbrelo ahora