Capítulo 7 - sueños.

17 3 0
                                    

Edwin muy desanimado se sentó sobre el frío suelo y se quedó sin palabras, Helena miró a Mark para después acercarse a Edwin y susurrar:

- Yo te puedo ayudar, una forma de compensar el daño que te cause.

Él la miró y desanimado le dijo:

- No lo sé, ¿cual es la posibilidad de llegar allá sin volver a ser lastimado por ti?

Ella respondió molesta:

- muy bajo si no te atacan antes las bestias que viven allá afuera.

Edwin le respondió furioso :

- Me dijiste lo mismo para confiar en ti antes de ser atacado por la espalda, no volveré a caer en el mismo truco.

Mark se puso entre ellos dos y les dijo:

- Ya paren los dos, ya quedó acordado de que ustedes viajarán juntos y yo me encargaré de que si se separan nadie los ayude.

Entonces llamó a gritos a un guardia y llegó un pequeño niño con bastante cabello, no se le veía las orejas ni la cola y venía con una bolsa de cuero con una manilla recordando a edwin a una mochila, el pequeño miró a Edwin sorprendido y se fue sin decir nada. Edwin quedó con la duda de por qué el pequeño lo miró así y observó hacia la puerta por donde salió el niño, cuando volteó el guardián Mark ya no se encontraba allí y estaba Helena con el, ella se le acercó y le dijo:

- nos iremos mañana, será mejor que vayamos a las habitaciones de huéspedes.

Y sin esperar se fue por donde Edwin llegó, él corrió para alcanzarla y caminaron en silencio. Siguieron así hasta que ella le dijo cansada:

-No sé porque te comportas como un pequeño, eres grande y deberías comportarte como tal.

Edwin se molestó y le respondió:

- No sé de dónde salió eso, tu fuiste la que me agredió

Ella se volteó y le gritó:

- ¡¡¡Olvídate de eso, ya te curaste y todavía me lo sacas en cara, - gritó mientras los ojos se ponían llorosos - no he tenido una buena vida, los shiros me destruyeron mi hogar, me han atacado bestias salvajes y por eso no confié en ti. - decía llorando mirando hacia el suelo - lo único que me quedaba era mi pequeña cabaña... y ahora tengo una oportunidad para arreglar mi vida y es ayudando a un humano. Años deseando eso y cuando lo obtengo destruyó su brazo y por poco lo mato.

Edwin se apenó por ella y se acercó lentamente, con el dedo índice levantó su barbilla para que lo mirara a los ojos y suavemente le dijo:

- discúlpame, todo esto a sido muy confuso para mí y he estado muy asustado, ahora me voy a un viaje desconocido y ando nervioso. he sido un idiota porque ya me sané y sigo refregandote en tu rostro este error, discúlpame.

Ella esquivó sus ojos y lo abrazó diciendo:

- gracias humano Edwin, sabía que podías comprender. Gracias por la oportunidad de ayudarte.

Edwin se sonrojo y continuaron caminando en silencio hasta llegar a una puerta negra que resaltaba en el largo pasillo blanco. Helena se acercó y tocó la puerta con la palma haciendo que esta se abra casi al contacto, adentro había una plataforma y una vista hacia el exterior que era una planicie verde. Helena dijo "arriba" y comenzaron a subir tan rápido que Edwin cayó al suelo hacia el exterior, cuando pensó que iba a morir chocó contra una superficie resistente y elástica. Eso lo devolvió al interior y muy asustado miró a Helena, ésta le devolvió la mirada con una divertida sonrisa y dijo:

EritDonde viven las historias. Descúbrelo ahora