¿Mrs. Rollins?

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-Discúlpame por lo que pasó ayer. —secó su cabello con una toalla y se acercó a ella—.

-Me estoy maquillando, lo arruinarás si me mueves. —se colocó labial—. Yo olvidaré lo que pasó, pero por favor déjame en paz.

-Alison, eres mi mujer. Mira sé que podemos superar esto, se que podemos recuperar la relación que teníamos hace 2 años atrás, permíteme demostrar que sigo siendo el hombre del que te enamoraste. —llevó sus manos hasta la cintura de la rubia, abrazándola por detrás—.

Se soltó y giró quedando frente a él—. No quiero, no deseo estar con un hombre como tú. Estoy harta, harta de fingir que a tu lado soy feliz, harta de tener que soportarte todo los días de mi vida, harta de tus actitudes, harta de tu mal genio y tus maltratos.

Se quedo sin decir una palabra—. Te daré el divorcio si es lo que quieres, y no te preocupes en regresar a Europa.

Abrió la boca en forma de O—. ¿Estás hablando en serio? —preguntó mientras una sonrisa se dibujaba en su rostro—.

-Sí. —afirmó mientras se colocaba la camisa—.

-Yo.. yo no sé qué decirte, Andrew. Yo sé que encontrarás a alguien que de verdad te.. —la interrumpió—.

-No tienes por qué decir nada, ni mucho menos darme un discurso de despedida. ¿Vale? —tomó el saco y salió de la habitación—.

-¿Por qué esa mala cara? —preguntó Kenneth al ver bajar a Andrew—. ¿Pasaste una mala noche? —volvió a interrogar—.

-Para nada. Kenneth, ya que estamos hablando, quiero mencionarte algo. —se sentó en el sofá cruzando una pierna—. Es sobre Alison.

-¿Qué pasa con mi pequeña? ¿Todo va bien con ustedes? —frunció el ceño—.

-Ese es el problema, Kenneth. Alison quiere el divorcio, tú sabes si.. ¿Existe alguien más? —murmuró. Pues sabía que la rubia podría estar escuchando—.

-¿El divorcio? Pero.. ¿Por qué? No, Alison nunca me ha mencionado nada, no suele hablar conmigo. Pero sé quién puede ayudarnos.

-Buen día. —dijo la rubia mientras bajaba el último escalón—. ¿Cómo amaneciste papá? —se digirió hasta la puerta—.

-Excelente, hija. ¿Y tú qué tal? —dijo mientras observaba a Andrew—. ¿Saldrás?

-Mejor que nunca, papá. —sonrío—. Si. Iré con las chicas a desayunar.

-Deberías de ir con Andrew, y presentarlo como tu esposo.

apretó los labios—. Será después, papá. A Andrew no le interesa por ahora, ¿verdad? —volteo clavando su mirada en Andrew—.

-Tiene razón, Kenneth. Ya habrá otra ocasión. —se levantó y abrió la puerta—. Sal. —murmuró—.

-¿Qué quieres ahora? —preguntó mientras miraba el móvil esperando el mensaje de Emily—.

-Deja de hablarme así.
Salí porque necesito llamar a alguien. Conseguiré un abogado, y a alguien que traiga todas tus pertenecías que están en casa. Supongo que querrás dinero, así que no cancelaré tus tarjetas de crédito, podrás usarlas las veces que quieras.

Un auto gris aparcó frente a su casa. Emily tocó el claxon y sonrío desde la ventanilla.

—La rubia le sonrió a Emily y saludo, alzando su mano—. Más tarde hablamos sobre eso. —dijo mientras se alejaba y caminaba hacia el auto de la morena—.

Deseos de cosas imposibles..Donde viven las historias. Descúbrelo ahora